 |
Durante un seminario de actualización en periodismo, patrocinado por
Cerrejón en Riohacha, nos volvimos encontrar con Ernesto MacCausland |
Por
John Acosta
¿Quién carajos soy yo para
escribir “algo” sobre Ernesto MacCausland? La respuesta es sencilla: no soy
nadie para eso. No conozco ni a su esposa, ni a sus hijas, ni soy amigo de sus
grandes amigos, que tampoco sé quiénes son, aunque sé que los tiene, y bastante.
Han pasado muchos meses desde la última vez que lo vi en vida. Me enteré de su
muerte esta mañana, cuando encendí mi celular y leí el ping de una amiga mía
con la fatídica noticia. Por supuesto, yo lo conocía personalmente. Y, obvio, él
también a mí, pero, la verdad, hasta ahí: no puedo presumir ahora de posar como
uno de sus grandes amigos.