Por John Acosta
Es increíble y, al mismo tiempo, triste, constatar cómo algunos seres mediocres, ante la incapacidad mental de escalar posiciones por sus propios méritos, acuden a las más bajas triquiñuelas, muy ajustadas a sus limitados cerebros, para tratar de satisfacer sus desmedidas ansias de poder. Tal es la podredumbre de sus actos que les importa un carajo enlodar, con su bilis ponzoñosa, la reputación de instituciones, que, por su filosofía y razón de ser, se consideran altruistas por excelencia, como deberían ser los sindicatos. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Caribe (Sintrauac) vuelve a ser víctima de la misma banda que, en marzo de 2018, se robó la protesta justa de estudiantes, profesores y trabajadores en general, en contra del entonces rector Ramsés Vargas Lamadrid, para vender el fin de las protestas a cambio de altos cargos dentro de la Universidad.