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Arriba, izquierda: Daniel Coronell; arriba, derecha: Alfredo Rangel |
Por John Acosta @Joacoro
La revista Semana siempre ha
sido oficialista. Tal vez, la única ocasión en que se le notó una cierta
independencia del gobierno de turno, fue durante el llamado Proceso 8.000, en
que se vio envuelto el entonces presidente Ernesto Samper Pizano: recuerdo que la
revista se quejaba de cómo Fernando Cristo, que en esa época era alto funcionario del Estado, pasaba
semanalmente por la sede, antes del cierre de cada edición, para ver qué se iba
a publicar y trataba de boicotear la información adversa a su jefe político, que
era, precisamente, Samper Pizano. Del resto (como los Benedetti, los Roy
Barrera, los Efraín Cepeda, en fin), la revista Semana, al son que le toque el oficialismo,
baila. Y los hipócritas que hoy se rasgan las vestiduras, en defensa de una
supuesta independencia periodística, porque Semana sacó a Daniel Coronell
(enconado antiuribista) y es posible que, en su reemplazo, meta a un declarado
uribista, ayer permanecieron callados cuando la misma revista retiró a Alfredo
Rangel (otro uribista) e introdujo a León Valencia (también antiuribista) ¿Qué
medió entre uno y otro de esta especie de enroque de columnistas? Fácil: el
cambio de visión política en el Estado.