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| Kiko Gómez |
No había nada qué hacer: por más empeño en que el exitoso e influyente ganadero de Barrancas, La Guajira, Alfonso Gómez Barros pusiera para que su hijo menor, Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez Cerchar, fuera un profesional no lo iba a lograr porque el espíritu espontáneo, sencillo, dicharachero de su hijo lo llevaba siempre hacia el campo, hacia lo rural, hacia el barrio marginal, en donde el muchacho era feliz con la gente sencilla, humilde de esos sectores. Eso, por supuesto, contrastaba con el régimen de disciplina que el viejo Alfonso le imponía a sus actividades cotidianas. Yolanda Cerchar, hija del ex alcalde de Barrancas Loreto Cerchar, apoyaba en silencio (como lo debían hacer las mujeres de la época) la decisión de su hijo; al fin y al cabo, el hijo mayor, Alfonsito, es médico.
Convivió más con sus abuelos maternos
Esa rigidez militar del viejo Alfonso riñó siempre con el espíritu de libertad del niño, primero, y joven, después, Kiko Gómez, que, de todas maneras, no chocó tanto con su tío Fernando Gómez Barros (general del Ejército), como con su padre, Alfonso; incluso, Mario Catalino Gómez Mengual, el papá de Alfonso y, por tanto, abuelo de Kiko, fue Coronel de la guerra de los mil días en La Guajira y miembro del Partido Liberal. “Kiko era un muchacho inquieto, muy carismático y apreciado por la gente de Barrancas, por la comunidad de su pueblo”, le dijo a La Calle Fabio Esteban Barrera Martínez, quien fue analista de Relaciones con comunidad, de Intercor, la entonces operadora de Cerrejón. “Kiko era un muchacho que se crió con los abuelos maternos y le gustaba andar como un pelado libre. Paraba siempre en la casa de los abuelos maternos, que eran Loreto y la vieja Rosa Celedón y ahí vivía la mamá de él, Yolanda”, le explicó a La Calle un líder del corregimiento de Oreganal, que hoy reside en Barrancas.
