Por John Acosta
Alcides Manuel Vence Ibarra le echa gotas de aceite a las cerraduras metálicas de la puerta principal e introduce la llave y comprueba que ya el cerrojo flexibilizó bastante. “Esta vaina se oxida rápido por acá, por estos adentros, oiga”, le dice al periodista del Semanario La Calle, que subió con él hasta allá, la región de Farías (del actual municipio de El Molino), uno de los antiguos asentamientos de la tribu Cariachil, de la gran nación Chimila. Ya había hecho lo mismo con las tres puertas interiores: la de los dos aposentos y la del baño. El fresco de las estribaciones de la Serranía del Perijá, donde está el sitio, aminora un poco el calor del medio día. El comunicador, que hace poco (para el Festival de la Leyenda Vallenata) había publicado sobre el origen del famoso milagro, no pudo evitar sentirse en el territorio de donde partió el grupo de Cariachiles que participó en el histórico ataque a la antigua Valledupar, iniciado en la noche del 27 de abril de 1576 contra el hato de García Gutiérrez de Mendoza.
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Convocados por Uniaymo, el Cacique de Los Tupe, todas las parcialidades de su comunidad, que actuaron bajo el mando de Coroponiaimo o Coropomeyma y las parcialidades de los vecinos Chimila, quienes se sumaron en alianza bajo el mando de su Cacique Curuniaimo o Curunayma, fueron protagonistas del famoso milagro, que también es celebrado actualmente en El Molino.