17 ago 2018

¿Razón u oportunismo?: consecuencias del conflicto colombiano



Primeros capos. Arriba: Pablo Escobar Gaviria, los hermanos Gilberto y
Miguel Rodríguez Orejuela. Abajo: Gonzalo Rodríguez Gacha y
 Carlos Lehder Rivas
Por Keller Maideth Gámez Pérez

Los colombianos son narcotraficantes y consumidores de profesión. No existe ninguna variación en la caracterización de sus habitantes, quienes nadan en el mar de la compra, venta y consumo de drogas.

Así nos han reconocido durante mucho tiempo. Este estereotipo le ha dado la vuelta al mundo, y no precisamente en ochenta días, pues nuestros buenos amigos, los otros países, nos ayudaron a construir nuestra propia cruz, pero, ¡OJO!, no a cargarla.

Nuestro país se encuentra en discordia por la fricción de los ideales, acompañado de una disputa por el poder absoluto, disfrazado de buenas obras; la avaricia se impregna en los líderes, y en los que no, les llega un boleto de avión directo a un descanso eterno y la política se asocia con el enriquecimiento ilícito; mientras los demás aprovechan esto para hacer su jugada.