8 dic 2022

Franklin Ortega, el líder afro que ama a Candelaria

Franklin Ortega, con niños de
Candelaria

Por John Acosta

Nicolasa María Julio había ido a esa fiesta de baraqueadores de oro sin ninguna otra pretensión que pasarla bien. Estaba convencida de que se merecía ese rato de esparcimiento, después de una extenuante jornada minera; sin embargo, esa noche, en medio de las canciones de Diomedes Díaz, pasó algo que cambiaría para siempre el rumbo de su vida. Es posible que Lemberto Ortega Barrios también haya ido a esa verbena solo a divertirse un rato; no obstante, ahí fue donde se conocieron este par de obreros y el flechazo fue total. Ambos estaban lejos de sus tierras, allá en la vereda Los Azules, del corregimiento Las Frías en el municipio de Piamonte, Antioquia. Enamorados, decidieron regresar a formar su hogar en la costa, donde nació Franklin Ortega Julio el 10 de noviembre de 1987.

El joven Franklin se hizo a pulso en Candelaria, Atlántico. Tenía la intención de ser uno de los mejores jugadores del Júnior, equipo de fútbol de Barranquilla, la principal ciudad del Caribe colombiano; en realidad, su amor por este deporte se incrementó cuando Lemberto decidió llevárselo a Bogotá, después de su separación de Nicolasa. En la capital del país, el adolescente Franklin le suplicó a su papá que lo metiera en una de las escuelas de los equipos bogotanos: entró a las menores del Santa Fe. Apenas Nicolasa se enteró de que su hijo no estaba estudiando por dedicarse al fútbol, lo llamó de regreso a la costa.

Nicolasa y Ana, madre y hermana,
fundamentales en la vida de Franklin
En Candelaria, vivió en el hogar de su hermana Ana y de esposo, Olmedo Rafael Rodríguez; por supuesto, alternó sus estudios en el colegio Nuestra Señora de Candelaria con la práctica de su deporte favorito: ingresó al equipo de Alejandro Castañeda y, ese año, quedó como goleador del campeonato. Motivado por ese triunfo, fue varias veces a la casa del Júnior en Barranquilla, pero nunca pudo ingresar a la escuadra rojiblanca; entonces, decidió dejar despertar la otra pasión que pedía a gritos le dieran una oportunidad en su ser: la política.

Liderazgo social: su bandera en Candelaria

La verdad es que el liderazgo social lo llevaba por dentro desde hacía mucho tiempo; por ejemplo, iba a los potreros vecinos a coger mango y llegaba a las casas del barrio El Carmen, donde él vivía con su hermana Ana, y repartía las frutas entre sus vecinos. También iba con sus amigos adolescentes a pescar en La Piragua, una especie de canalización que se había hecho para evitar que se inundara ese sector de Candelaria, y repartía pescado entre los moradores de su barrio.

Todo ese trabajo desinteresado con la gente del barrio El Carmen se vio recompensado cuando sus vecinos lo eligieron, con una arrolladora votación, como presidente de la Junta de Acción Comunal de esta parte de Candelaria. Allí trabajó hombro a hombro con los habitantes en la limpieza y canalización de vías, gestionaba bienestar para su comunidad en los ámbitos municipal y departamental.

Esa actividad social constante no se limitó solo a las calles de El Carmen. En los salones de clases, su liderazgo fue cada vez más evidente: estando en décimo grado, fue presidente del Consejo Estudiantil del Colegio Nuestra Señora de Candelaria. Su labor en pro de sus compañeros fue tan intensa, que, al año siguiente, cuando se lanza como candidato a Personero Estudiantil, sacó la más alta votación en la historia del colegio: 890 votos contra 200 de su contrincante.

Dentro de su gestión, logró cambiar la obsoleta sillería, adecuar los baños para convertirlos en sitios dignos, consiguió muchos más libros para la dotación de la biblioteca, pero lo que más recuerda fue la inolvidable semana cultural que realizó: un intercambio deportivo y cultural entre los colegios de su Candelaria.

Franklin Ortega, con su esposa Daniela
y su hija Gabriela
También en Candelaria encontró el amor

La conoció durante la campaña para Personero Estudiantil. Él realizaba el llamado saloneo, que no es otra cosa que ir de salón de clases en salón de clases para convencer a sus compañeros con sus propuestas. Estaban, incluso, en jornadas diferentes: ella era del 11B, en la mañana; y él, del 11D, en la tarde. Cuando Franklin Ortega entró ese día a su curso y la vio sentada en su pupitre, supo que ese era el amor de su vida.

Daniela Ranauro Escamilla pertenece a una familia pudiente y tradicional de Candelaria. Ella tuvo que haber visto y escuchado al joven estudiante negro que, con su evidente inteligencia y su habla fluida, trataba de ganar el voto de sus compañeros de colegio. Es posible que ella notó, incluso, la mirada diciente que se posaba sobre su ser más de lo normal. Franklin Ortega se hizo amigo de Yessica González, una de las mejores amigas de Daniela, y le pidió que le hiciera la segunda con ella.

Con Yessica, Franklin le mandaba a Daniela los dulces que su exiguo presupuesto le permitía comprar en la tienda. Hasta el día en que decidió que ya era hora de declararle su amor y pedirle que aceptara ser su novia. Compró una tarjetica de amor, le expresó allí sus sentimientos y se la mandó con Yessica. Nunca llegó la respuesta.

Liderazgo en Uniatlántico

Franklin Ortega Julio se graduó con honores en el Colegio Nuestra Señora de Candelaria. Es más: ese año, sacó el puntaje más alto del municipio en las pruebas Icfes, que fue el tercero más alto en todo el departamento; entonces, ingresó a estudiar Derecho en la Universidad del Atlántico; precisamente, estando en Barranquilla, se enteró de que el amor de su vida, Daniela, estudiaba Psicología en una universidad privada de esa misma ciudad.

Fue a esperarla a la entrada principal de esa universidad. Cuando salió de clases, Daniela se topó con un Franklin decidido. “Ajá, tú me debes una respuesta”, le dijo él. Se hicieron novios y, producto de esa unión, nació Gabriela, que hoy tiene 12 años.

Estando en sexto semestre de Derecho, Franklin Ortega organiza el proceso de comunidades negras al interior de la Universidad del Atlántico; precisamente, así nació su candidatura al Consejo Superior, máximo órgano de gobierno de la Universidad del Atlántico: salió elegido para el período 2010-2012, con 850 votos contra los 400 del candidato de la izquierda. Gestionó convenios con otras universidades, con la empresa privada y con el mismo estado para la movilidad estudiantil, apoyó a los deportistas, ayudó a muchos jóvenes de Candelaria para que ingresaran a estudiar en la Universidad del Atlántico y que hoy son profesionales.

Ya había creado, en 2009, la Fundación Social de Comunidades Afrocolombianas Nelson Mandela, Funcanema. Se graduó en 2014 y fue asesor jurídico en su universidad durante cuatro años.

Su pasión por Candelaria

En 2016, Franklin Ortega fe elegido delegado nacional de las comunidades afro del Atlántico ante el Espacio Nacional de Consulta Previa. Y uno lo ve, defendiendo como un león herido, a los habitantes aledaños al Canal del Dique, cuyo rompimiento del terraplén sobre su margen derecha, el lunes 29 de noviembre de 2010, dejó cerca de 120 mil afectados. Candelaria no solo sufrió los rigores de las catastróficas inundaciones, con muchas de sus casas bajo el agua, sino que también fue receptora de damnificados de otros municipios.

En ese mismo 2016, Franklin Ortega se graduó como especialista de Gestión Pública en la Escuela Superior de Administración Pública, Esap. En 2018, gestionó ante el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, la contratación directa del primer CDI afro del Atlántico, en el municipio de Candelaria, donde se atienden, con enfoque étnico diferencial, a más de 100 familias de este municipio.

También ha realizado acompañamiento jurídico a muchas familias en la defensa de sus derechos fundamentales. Como figura política nacional, gestionó la construcción en placa huella de la vía Leña-Gallegos. Ha logrado, además, consolidar proyectos productivos importantes en el municipio, como la entrega de gallinas ponedoras, huertas caseras, capacitación a mujeres emprendedoras, apoyo a distintas microempresas familiares, como queseras y bolleras.

Su pasión por el fútbol sigue intacta. Conformó un equipo de pre juvenil, que financia con recursos propios. El objetivo es llevarlo a la Liga de Fútbol del departamento del Atlántico para visibilizar a los jóvenes deportistas de Candelaria, oportunidad que él nunca tuvo en su adolescencia.

Ahora está inmerso en proyectos de formación para madres embarazadas, con miras a evitar la drogadicción y el embarazo a temprana edad.

Todo eso ha puesto su nombre en el sonajero político de los aspirantes a la alcaldía de Candelaria. Lo cierto es que, de los que aparecen en el abanico de posibles candidatos, Franklin Ortega es el único que reside en el mismo municipio; incluso, hasta Nicolasa María Julio, su madre, vive feliz en la casa que su hijo Franklin Ortega, nacido del amor que conoció una noche de fiesta, le regaló en el barrio Nueva Candelaria.

5 comentarios:

  1. Dios lo bendiga por su labor en Candelaria

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  2. Dios bendiga su labor señor Franklin muchas bendiciones

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  3. Buenos días excelente labor la que realiza Franklin en este municipio con sus grandes gestione a logrado beneficiar a muchos candelarieros que hoy en día se sienten agradecidos con este gran ser humano. Palante Dr flanklin

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  4. Excelente persona, que se preocupa por su comunidad

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  5. Excelente labor ¡Bendiciones! 💚

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Muchas gracias por su amable lectura; por favor, denos su opinión sobre el texto que acaba de leer. Muy amable de su parte