Por
Antonio Donado Tolosa, docente- investigador en la Universidad
Autónoma del Caribe
Cuando me invitan a conversar
de filosofía con jóvenes estudiantes, Kant siempre ha venido en mi auxilio. El
encanto de Kant es que nunca olvidó que la libertad para pensar tiene el costo
de evitar las ataduras de quienes detentan cualquier forma de poder, se armó de
paciencia y comprensión para ver cómo el favoritismo encumbraba mediocridades
por encima de sus méritos y trascendencia entre sus pares. Kant nace en 1724 y
muere en 1804, ambos sucesos en Konigsber, hoy ciudad al oriente de Alemania.
Entre esas dos fechas, Kant iluminó el firmamento intelectual con trabajos que
todavía hoy son referencias significativas para las ciencias humanas.