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Con la gallada del barrio Lleras |
Por
John Acosta
El brandy más sabroso del
mundo se tomaba en La Punta del barrio Lleras de Buenaventura, a las cinco de
la tarde, mezclado con leche condensada, mientras el sol despuntaba,
agonizante, allá en el horizonte y la brisa
del océano Pacífico nos envolvía a todos con su pestilencia a mierda seca y retozábamos
de alegría sentados sobre los maderos
frescos en la playa sin arena, cantando a todo pulmón lo que se nos diera la
gana, sin que nadie no los impidiera, ni paracos ni guerrilleros hijos de puta,
asesinos, mal paridos, desgraciados, que llegaron un día a rifase esa
fiesta sin el permiso debido de quienes
disfrutábamos de la dicha de la Buenaventura libre.
Perdonen la sinceridad con
que hoy les escribo, pero da rabia las sucesivas noticias con que los
telenoticieros, los periódicos y la radio se ensañan contra lo que ayer fue una
fiesta, amenizada con salsa de la buena. Entiendo perfectamente que la noticia
debe darse tal y como sucedió. Sin embargo, esa que veo reflejada hoy en los
medios, no es la Buenaventura que llevo en el alma.