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Arriba, de izquierda a derecha: Alejandro Gaviria, Sergio Fajardo y Jorge Robledo Abajo, de izquierda a derecha: Camila Zuluaga, Humberto De La Calle y María Paulina Baena |
Tanto el autollamado centro
ideológico de Colombia, como las izquierdas (radical y moderada) pensaron que la
mejor manera de ganar la presidencia de la República en Colombia, mediante las elecciones
democráticas, era atacando al que tenía la mayor capacidad electoral del país, no
tanto por la maquinaria, sino por la simpatía que su figuraba generaba. Y todo
el estamento de poder de Colombia (el Régimen, como lo llamó Álvaro Gómez
Hurtado: religión, política, periodismo, sindicatos, sector público y sector privado)
se enfrascó en esa lucha tenaz por desprestigiar a quien gozaba de las simpatías
del pueblo: Álvaro Uribe Vélez. Y crearon la narrativa para ubicarlo en la extrema
derecha, como también lo hicieron, en su momento, con el otro Álvaro: Gómez
Hurtado, para no dejarlo ser presidente de Colombia ¿Por qué a las izquierdas (moderada y radical) les ha funcionado y al centro no? Sencillo: el centro cometió un error tremendo en su estrategia, que descubrió muy tarde, pues cando quiso enmendarlo, ya las izquierdas les llevaba una enorme ventaja.
Gómez y Uribe: qué hay de un Álvaro a otro