5 abr 2021

Parranda Santa murió y Semana Santa renació, gracias al Covid 19

 

Tomada de eltiempo.com
Por John Acosta         

Si uno tiraba una piedra, le caía a Jesucristo; y, entonces, venía el remordimiento de la inocencia infantil. Si uno se orinaba dentro del río, mientras se hundía deliciosamente en las aguas del río Santo Tomás, orinaba a Jesucristo; y, en ese momento, debía uno salir corriendo, titiritando del frío, a orinar al lado de las piedras inmensas por entre las cuales se deslizaba la corriente. Y eso, tenía uno que no demorar disfrutando de la sabrosura de esas aguas porque, si no, podría uno terminar convertido en pescado. Y así, le fastidiaban los adultos a uno, de niño, la Semana Santa en La Junta, el pueblo del alma. Lo único reconfortante de esos días piadosos era la sopa de fríjol dulce, que solo se tomaba por la época en que crucificaban a Nuestro Señor. Ahhh, eso, y la llegada al pueblo del primerío porque las tías venían de Codazzi, con sus hijos, a visitar a su mamá, mi abuela. No retengo en mi memoria borrachera alguna de mis tíos o demás adultos por esa semana. Otra cosa buena, era la llegada de los seminaristas, que se bajaban en la casa de la señora Amira Cuello, comadre de mi abuela y esposa del doctor Hugues Manuel Lacouture. Ellos nos enseñaban una serie de juegos, que nos hacían las noches felices.