8 abr 2021

Los 208 años de Barranquilla, en medio del Covid 19

 

Por Valentina Utria, estudiante de comunicación social-periodismo en Uniautónoma del Caribe

En el cumpleaños de Barranquilla, qué mejor regalo que la torta de la responsabilidad en para repartirle un pedazo a cada quien, un gran pedazo para los ciudadanos, otro para las autoridades y el más grande para los médicos, que llevan el peso con más de 52.000 profesionales de la salud contagiados de covid-19 en lo que va corrido de la pandemia en el país. 

El pasado 7 de abril, se conmemoró el cumpleaños número 208 de la gran arenosa, que hace más de 10 años ha tenido un desarrollo para toda Colombia, pero hoy no es un día para celebrar sino para despertar. Las cifras son claras, los clamores de los médicos siguen sin ser escuchados, cuando piden que decreten alerta roja en Barranquilla, pues las UCI están que colapsan y las muertes, ni se diga. 

5 abr 2021

Parranda Santa murió y Semana Santa renació, gracias al Covid 19

 

Tomada de eltiempo.com
Por John Acosta         

Si uno tiraba una piedra, le caía a Jesucristo; y, entonces, venía el remordimiento de la inocencia infantil. Si uno se orinaba dentro del río, mientras se hundía deliciosamente en las aguas del río Santo Tomás, orinaba a Jesucristo; y, en ese momento, debía uno salir corriendo, titiritando del frío, a orinar al lado de las piedras inmensas por entre las cuales se deslizaba la corriente. Y eso, tenía uno que no demorar disfrutando de la sabrosura de esas aguas porque, si no, podría uno terminar convertido en pescado. Y así, le fastidiaban los adultos a uno, de niño, la Semana Santa en La Junta, el pueblo del alma. Lo único reconfortante de esos días piadosos era la sopa de fríjol dulce, que solo se tomaba por la época en que crucificaban a Nuestro Señor. Ahhh, eso, y la llegada al pueblo del primerío porque las tías venían de Codazzi, con sus hijos, a visitar a su mamá, mi abuela. No retengo en mi memoria borrachera alguna de mis tíos o demás adultos por esa semana. Otra cosa buena, era la llegada de los seminaristas, que se bajaban en la casa de la señora Amira Cuello, comadre de mi abuela y esposa del doctor Hugues Manuel Lacouture. Ellos nos enseñaban una serie de juegos, que nos hacían las noches felices.

3 abr 2021

Tenaz lucha por una casa propia en Candelaria, Atlántico

El autor de esta crónica visita a Jairo Morales en
la clínica donde estuvo hospitalizado
Por John Acosta

Jairo Miguel Morales Rodríguez duró cerca de 20 días hospitalizado en una clínica privada, sin pagar un solo peso. Le hicieron todo tipo de exámenes médicos hasta que dieron con el motivo del intenso dolor abdominal, por el cual decidió ir de urgencia al hospital de Candelaria, Atlántico, en vez de coger, madrugado, el bus hasta Barranquilla, como lo hacía a diario, para rebuscarse el sustento en el mercado público de la capital y regresarse en la nochecita, con algo en los bolsillos. Fue una resolución acertada de su parte, pues de ahí lo llevaron en ambulancia hasta el municipio de Baranoa, a un hospital de mejor nivel. Y supo de dónde provenía la sangrante úlcera que le diagnosticaron: de la angustiante e inútil espera a la ayuda que la Unidad de Víctimas debía darle, desde 2005, cuando llegó a Candelaria de nuevo, con una mano adelante y otra atrás, huyendo de las amenazas de las Farc, allá en el Casanare. La ignorada úlcera se le había acelerado en los últimos días porque, cuando al fin creía ver cerca lo que siempre añoró (tener su propia casa), tuvo que deshacerse de ese anhelo (que ya tenía a la mano) por la amenaza de ser expulsado de la Unidad de Víctimas.