Por John Acosta
No sé sobre qué escribir, pero tengo ganas de hacerlo. Es viernes 26 de diciembre y llegamos al periódico a hacer el cierre. No es un cierre normal, por supuesto. Alexis, la diagramadora, está haciendo su trabajo frente a su computador. Álix, la reportera gráfica, le da soporte con las fotos necesarias. Las chicas de redes sociales mantienen informados a nuestros seguidores con las notas actualizadas que ellas suben cada 15 minutos: pudieron hacerlo desde sus casas; en realidad, todos podríamos trabajar hoy desde nuestros hogares, pero decidimos venir, después de Navidad, para reencontrarnos. Y, la verdad, se siente uno bien, relajado, sin el estrés cotidiano de todos los viernes normales a estas horas, cuando las fuentes, abordadas desde el lunes y después de insistencia diaria de parte nuestra, empiezan a responder justo el viernes en la mañana, como si quisieran atrasarnos en al entrega de nuestro artículos documentados; no obstante, este último día hábil de la semana es diferente porque nuestro semanario impreso, que circula los lunes, no lleva los temas fuertes que esperan ansiosos nuestros lectores; como es la última edición del año, se dedicará a los personajes que se destacaron en estos 365 días del 2025.
