
El Niño Dios se tardó 16 años para cumplirle los deseos al pequeño Emiliano Antonio Zuleta Baquero. El muchacho había nacido el 11 de enero de 1911 en la entonces remota y desconocida aldea de La Jagua del Pilar, una población perdida entre la exótica vegetación de las estribaciones de la Serranía del Perijá, en una época en donde no existían las tiendas y los cerdos valían por su contenido de manteca, mas no por la carne que tenían. El pequeño tuvo que esperar más de década y media para obtener lo que sería el encanto su vida: un acordeón.