Juan Manuel Charro Gutiérrez compositor vallenato |
Por John Acosta @Joacoro
Juan Manuel Charro Gutiérrez llegó ese medio día a su casa, después de una mañana de trabajo duro en Los Conejos, la tierrita de su familia (como él mismo la llama). Había peleado sol a sol y a machete limpio contra el monte obstinado. Estaba sudado, tostado por los rayos solares, con los brazos arañados por las espinas de los bruscos. Y se encontró con la sorpresa de que unos estudiantes de la Escuela Normal Superior de San Juan del Cesar lo estaban esperando para llevárselo a que les cantara la canción de moda en esos momentos, compuesta por el mismo Charro y que le había grabado su paisano Diomedes Díaz con Náfer Durán en 1976: el merengue Muebles viejos. Era tal el afán de los jóvenes estudiantes, que Charro Gutiérrez no tuvo más remedio que irse así como estaba: sucio y andrajoso. Cuando llegaron caminando a la casa de La Junta, donde estaban bajados los muchachos, se halló con que había un conjunto vallenato esperándolo: caja, guacharaca y acordeón. Solo faltaba él, el cantante. Y les cantó su merengue. Solo hasta ese día se supo en el pueblo cuál era la dama que había despreciado al compositor humillado y, con esa actitud altiva, había inspirado esa canción.
Todo esto salió a colación
hoy, más de 40 años después, a propósito de un estado que puso en su muro de
Facebook, mi amigo y colega Luis Lucho Oñate Gámez. “Aproveché para preguntar
por una inquietud que tengo hace muchos años con respecto a una parte de la
letra del citado merengue. La canción es una especie de desahogo ofensivo por
un desprecio amoroso, el compositor dice que la ofende porque ella también lo
ofendió, y la ofende con una palabra que, después de 40 años, he logrado
entender”, escribió Lucho:
Sara Acosta va a recibir el grado de bachiller pedagógico, tomada del brazo por su padre, Efraín Acosta |
Me enamoré de una muchacha/ que esa sí manda pretensión/ yo no veo que tenga en su casa/ a más de 4 muebles viejos/ y anda buscando un hombre de plata/ que nunca haya tomado ron.
Como ve que soy pobrecito/ no
me quiere contestar bien/ ahora
me llama es el negrito/ por no llamarme Juan Manuel/ y como sé que ella me ha ofendido/ ahora
la voy a ofender también.
Para qué tanta pretensión/ si
es que tu padre es pobrecito:/ solo vive tomando ron/
con tus hermanos/ y tú, en “rabiso”.
Agrega Lucho que “inicialmente, el mismo Milton David López me
sacó de la duda: ‘ese es un término o
palabra que usan mucho los junteros, paisanos de Diomedes. Rabiso es ropa
vieja, que, por lo general, utilizan los jornaleros para sus labores en el
campo’. El compositor Juan Manuel Gutiérrez contó la historia de la canción y me
corroboró lo dicho por Milton David: ’en La Junta, para ofendernos, cuando peleábamos
con alguien, le decíamos, tú que vas a hablar si tú eres un rabisú, o sea, ropa
andrajosa o remendada”.
La
protagonista del merengue
Me puse a indagar sobre la joven mujer que inspiró el merengue.
Y resultó ser una prima mía que hace muchos años (los mismos de la canción, tal
vez) no veía ni sabía de ella. La encontré en San Juan del Cesar, a donde llegó
a sepultar a su madre y tuvo que quedarse viviendo ahí para no dejar solo a su
padre, que no ha podido superar la profunda depresión que le dejó la partida
eterna de su esposa.
“Vea, primo, eso me dijeron en esa época, que me compusieron una
canción, pero una vez me encontré con el compositor, que también es mi primo, y
le dije: ‘Veee, Charro, ¿y tú dizque me compusiste un merengue?’ Y él me
respondió que no, que eso era para otra mujer.
-Prima, ¿pero él alguna vez Charro se le declaró, la enamoró, le
dijo algo de amor?- le pregunté.
-Qué va, primo: nunca. Si era verdad, entonces, era un enamorao
callao porque jamás me dijo nada- me respondió enfáticamente.
Sin embargo, cuando hablé con mi primo Juan Manuel Charro Gutiérrez, él me aseguró que
Sara Acosta posó, antes de una actividad cultural en su colegio |
sí le había manifestado su amor a Sara Acosta Arrieta. “Lo que pasa, primo, es que cuando esa joven se fue a estudiar el bachillerato a San Juan, regresó muy cumba de allá, todo le hedía; entonces, yo era un pobre negro para ella”. Charro insiste en que el medio día en que los estudiantes de la Normal fueron de San Juan a La Junta, Sara Acosta estaba entre ellos. “Ahí Sara se dio cuenta de que la canción era para ella”, dice Charro.
(CUMBO (A) : (A.) Arrogante. Fatuo. Presumido. Vanidoso. Lexicón
del Valle de Upar. Bogotá, 1994. Consuelo Araujonoguera).
No obstante, Sara me insistió hasta hoy que no sabía que esa
canción era para ella; incluso, cuando la convencí de que me hiciera el favor
de que enviara una foto de ella de esa época, fue muy enfática:
-No, primo, lo siento mucho, pero a mí no me van a acusar de
adjudicarme una canción que no sé si es para mí. Háblese con Charro. Si él le
confirma que esa canción es para mí, ahí sí le envío la foto para su crónica -me
dijo.
Cuando la volví a llamar y le conté la anécdota de la excursión
de su colegio que viajó a La Junta a mediados de los años 70 a escuchar la
canción, se echó a reír. “Bueno, primo, como ya le confirmaron que sí era para
mí esa canción, le voy a mandar una foto, pero recuerde que en esa época uno
casi no se tomaba fotos: quizás encuentre una en blanco y negro”, me dijo.
Lo cierto fue que Sara Acosta Arrieta se casó con un hombre que
tenía mucha plata en ese momento. “Esa mujer llegó a La Junta en una cuatro
puerta nuevecita, con oro colgando hasta en los tobillos. Y a la primera casa
que visitó fue la de mi mamá”, recuerda Charro. “No le crea a Charro, primo; de
oro, lo normal: una cadenita, quizás una pulserita. Y, de pronto, sí llegué a
la casa de él porque yo quería mucho a su mamá”.
Sobre lo cumba que se volvió al ir a estudiar a San Juan del Cesar, la cabecera municipal a
Sara Acosta Arrieta hoy, más de 40 años después de que le sacaran una canción |
la que pertenece el corregimiento de La Junta, mi prima Sara se echó a reír. Y, entre carcajadas, me dijo: “Figúrese usted, primo: en mi casa, con cuatro muebles viejos; la de él, con otros cuatro muebles en la misma condición; si nos hubiéramos casado, ¡sumáramos ocho muebles viejos! ¿Y de qué nos hubieran servido? Uno, primo, tenía que pensar en el futuro, ver hacia adelante”.
Con su matrimonio, Sara vivió en Riohacha, en Caracas: recorrió
el mundo. Me cuenta que, al principio, su esposo tenía un problema para
engendrar. “Se operó y empezó a regar hijos por todas partes. Me dije: esto no va
conmigo y me separé”, agrega Sara. No se volvió a casar y no tuvo hijos.
“Mire usted, primo, que, sin querer, en esa canción yo le estaba
pronosticando su futuro: agarrate pa no cae/ agarrate pa no cae/ de tu bella
categoría/ no te vayas a detener/ como el agua en la serranía/ que muchas veces
se ve correr/ pero alantico está detenía”, me dice Juan Manuel, desde
Valledupar, donde reside con su esposa e hijos.
Como Sara, Juan Manuel nació en La Junta. Él llegó a este mundo
el 24 de septiembre de 1949, hijo de Manuel María Gutiérrez y Rosa Bernarda Romero.
Se casó con Joselina Gutiérrez Vega, con quien tiene 12 hijos, de los 17 que
tiene en total. Sara Acosta Arrieta se graduó de normalista pedagógica en 1977, de la mano de su padre, Efraín Acosta.
Y es administradora turística y hotelera.
¿Y el vocablo
“rabiso”?
Sobre la duda que mi amigo y
colega Lucho Gámez expresa por la palabra “rabiso”, con que Charro Gutiérrez
trata de ofender a Sara Acosta, debo decir que la mejor manera interpretar ese
vocablo era hacerle honor a la buena escritura: ponerle la coma que reemplazara
el verbo; así: "y tú, en rabisu"; es decir, la coma reemplaza al
verbo conjugado, que, en este caso, sería: andai, en su conjugación provinciana.
Con la coma después del pronombre tú, esa escritura se leería: "y tú andai en rabiso".
Ahora, volviendo al vocablo “rabiso”, diré que, en más de una ocasión, he sido objeto de
Juan Manuel Charro Gutiérrez, el día del matrimonio de su hija Aleidis |
burlas entre mis amigos barranquilleros porque he usado algún vocablo muy utilizado en mi tierra y nada usado en La Arenosa; no hay satisfacción más grande para mí que restregarles en la cara el significado de, nada menos y nada más, la RAE sobre ese vocablo. Me ha pasado con "borra" (no digo el nombre de quien me burló porque su amargura de solterón le hará reclamarme por haberlo “expuesto públicamente”), "garúa" (Georgette Ahumada), "cacimba" (Anuar Saad), etc. Con "rabiso" en la canción, la impresión que tengo es que, quizás, hubo un error en el intercambio de las dos últimas vocales: en la RAE aparece es "raboso", con el significado que queremos decir los junteros con "rabiso": 1. adj. Que tiene rabos o partes deshilachadas en la extremidad.
Lo cierto es que ni siquiera
Consuelo Araujonoguera registra ese vocablo en su Lexicón del Valle de Upar.
Le envié la nota de Lucho
Gámez a un tío mío, Afranio Acosta Mendoza (tío Fano), muy inquieto él por
nuestro idioma. Y con su respuesta, me hizo acordar que mi abuela fue modista: “Leí
con atención la nota que refiere la palabra rabiso. Al respecto, te cuento que
siempre le escuché esa palabra a mi mamá cuando le llevaban ropa usada para que
la arreglara. A ella no le gustaba esa tarea, y decía: ‘a mí no me gusta que me
traigan esos rabisos para que los arregle, eso me quita tiempo’. En efecto,
rabiso es ropa vieja, rota e hilachuda, prácticamente desechable".
Así estaba vestido,
precisamente, Juan Manuel Charro Gutiérrez el medio día aquél en que los estudiantes
de la Normal de San juan del Cesar llegaron a buscarlo a su casa de La Junta
para que les cantara la canción en que él utiliza esta palabra para tratar de
ofender a la adolescente que lo ofendió a él.
Excelente escrito profesor. Muchos saludos.
ResponderBorrarGracias, mi estimado Johnner. Un enorme abrazo para usted
BorrarQue bien mi apreciado compañero de la U. y colega, sabía que un profesor e investigador como usted no se quedaba en las ramas, sino que ha ido más allá. Me alegra mucho que, de una inquietud juvenil, desde el año 76 discutía el tema con mis hermanos, hayan surgidos líneas que no solo nos llevan a hablar de la canción vallenatas, sino también del idioma, la idiosincrasia y de todo el historial cultural que encierra un clásico de nuestro folclor. Además de enriquecernos, esto nos llena de regocijo y nos reencuentra.
ResponderBorrarGracias a usted, mi estimado colega y amigo (cómplice de andanzas juveniles en la universidad), por regalarme el tema para este texto. Sin su iniciativa, no se me hubiera ocurrido
BorrarBuena crónica; Le recuerdo paisano, que cuando se sacaba un p'alo e yuca, a los desechos también le llamán " rabisos ", el protagonista de la extracción del tuberculo, siempre hace control de calidad en el situo donde realiza la tarea, los trozos de yuca muy pequeños y delgados, son separados, agrupados y lamados por su nombre allá : " rabisos ".
ResponderBorrarBuen aporte, mi amigo (lástima que no puso su nombre): esos "rabisos" de yuca, generalmente, se les echaban a los puercos
BorrarExcelente crónica bien elaborado con un desarrollo intrigante que abarca no sólo el tema musical, también hace una aclaración sobre la terminología vallenata. Felicidades.
ResponderBorrarGracias por su lectura, Jorge, y, por supuesto, me satisface su comentario elogioso
BorrarExcelente!!!! Como va el libro? Saludos.
ResponderBorrarjajajaja le cuento que el quinto libro está casi listo
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