Por
John Acosta
Se respira un aire de
optimismo renovado por los pasillos de la Universidad Autónoma del Caribe
debido a la certeza de que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) parece
que, por fin, decidió tomar el toro por los cachos en relación con la
recuperación plena de la gobernabilidad de nuestra amada institución educativa:
rechazó el remedo de propuesta de reforma estatutaria que la Sala General,
máximo órgano de gobierno de esta querida alma máter, había aprobado (aunque no
en forma unánime) y había enviado al Mineducación para su refrendación; por
supuesto, los estamentos de la Autónoma del Caribe nos resistimos frente a esa
imitación de reforma y, en una carta de más de 500 firmas, enviada a finales de
febrero del presente año, le pedimos al Ministerio que “se abstenga de aprobar
esos estatutos propuestos hasta que no se incluya la proposición construida con
la participación de todos los estamentos y que, claramente, no incluiría la
cooptación”; afortunadamente, el MEN nos escuchó.
Lo cierto es que ya habíamos tratado
de que el bloque mayoritario de Sala General se abstuviera de enviar esa
reforma al Ministerio de Educación Nacional; de hecho, en una carta enviada el
25 de enero del año en curso a la Sala General por la Junta Directiva de la
Asociación de Profesores de la Universidad Autónoma del Caribe (Asoprofesuac), a
la cual estoy afiliado, se les hace “un llamado a la prudencia y, por ello, les
solicitamos, muy respetuosamente, que no se envíe al Ministerio de Educación
Nacional la propuesta de Estatutos que ustedes han aprobado, sin antes se haga
la debida socialización de los mismos al interior de nuestra comunidad
académica. Es hora de demostrar que somos capaces de hacer autocrítica y que estamos
dispuestos a clausurar lo que son focos de errores; de esa manera, estaríamos
recuperando la confianza de los padres de familia, de los estudiantes, en fin,
de la sociedad y del Ministerio de Educación”.