6 oct 2025

El drama de Graciela, la artesana Wayúu de la primera de Riohacha

Así estaba la Primera, de Riohacha, hace dos años
Por John Acosta

Graciela Jayariyú tiene 10 años de haber llegado a vender sus tejidos Wayúu a la Avenida Primera, de Riohacha. Los periodistas de La Calle la conocieron el año pasado y hasta el Semanario La Calle publicó una crónica de ella. Resulta que la semana pasada, Graciela se volvió a comunicar con el periódico y envió un mensaje desesperado.

Así está ahora, vacía
“Yo, como una de las artesanas que hacen vida aquí, que lucho el día día para mi sustento,   tengo esa  inquietud.  Y qué pasa con el turismo  porque nuestro  representante Riohacha (el alcalde Genaro) no nos dice nada. Señores periodistas, regresen,  pregunten, miren, caminen para que vean cómo está  Riohacha.  No solo  es  acordarse un momento  porque  la ciudad tiene playa,   tienes cosas que pueden  atraer al turismo:  hay  hoteles y tiene un aeropuerto. Sólo es algo de una  mujer Wayúu  trabajadora se pregunta: qué pasa con Riohacha.  Los turistas llegaban antes  y cada uno de nosotros les vendíamos  nuestras   artesanías,  ahora  esto está solo. Nos  preguntamos entre  nosotros   dónde están nuestros ángeles.  Sólo nos respondemos ‘ya deben venir cerca’.   Esa es nuestra respuesta para animarnos los unos a los otros que estamos aquí”, escribió.

De espaldas a la historia: el caso de Uniautónoma del Caribe

Antonio Donado, docente de la Universidad
Autónoma del Caribe
Por Antonio Donado Tolosa, docente- investigador

El caso de nuestra Universidad Autónoma del Caribe contiene documentos, datos y experiencias imprescindibles para quien quiera estudiar la historia de la Educación Superior en Colombia, dándole relevancia a lo que ha ocurrido en la Región Caribe en la rama privada universitaria. Somos ejemplos de estilos de gobernanza que ponen al descubierto una y otras de las falacias de la ley 30 (1992) que ingenua y ciega cree que las universidades privadas, y en algunos casos de públicas, estas con un déficit que ronda 450 mil millones de pesos,  son administradas según el principio de reinversión de los fondos excedentarios en el fortalecimiento de la calidad académica, desde la docencia hasta la extensión, con prioridad en investigación y la cualificación docente.

Las universidades privadas no son empresas privadas donde es legal repartir las ganancias entre los socios. Las universidades privadas, por ventajas tributarias, donaciones y otros privilegios pueden llegar a tasas de rendimientos comparativamente superiores, por cada peso, a las  ganancias de las empresas privadas. Bien administradas son inversiones muy lucrativas.

Tin Daza, el profesor que puso a sonar el vallenato en las emisoras de Valledupar

Tin Daza
Por John Acosta

Ya en la terraza del frente de la casa, el operario de Emdupar que hizo la revisión del medidor de agua, le preguntó el nombre completo. “José Agustín Daza Díaz”, le respondió el profe, sentado en la silla donde atendía al periodista. Cuando lo llamaron en la mañana del Semanario La Calle para la entrevista, Daza Díaz dijo que vinieran, pero advirtió que estaba esperando al personal de la empresa pública de Valledupar. El operario llegó en mitad de la conversación y el profe interrumpió el diálogo en la terraza para atenderlo. Al abrir el medidor, el empleado público comparó con las cifras que llevaba en su libreta: “aumentó de 13 a 23 metros cúbicos el consumo de agua. Por eso, llamamos porque creíamos que era una fuga”, le dijo al profe. “Es que llegó la nuera con dos nietos y uno tiene que bañarse. Imagínense, con estos calores”, justificó el profesor José Agustín Daza. Una vez terminado el chequeo, regresaron a la terraza, que fue cuando el operario le solicitó el nombre. Cuando escuchó a su esposo responder,  Inírida Lucila Fontalvo de Daza se asomó a la ventana y le aclaró al trabajador de Emdupar. “Tin Daza”, dijo. “Ahhh, el famoso Tin Daza. Ahora sí”, dijo feliz el operario.

¿Por qué Tin y no José Agustín?
El sacerdote barranquillero José Agustín Mackenzie Useche, famoso en Valledupar y sus alrededores, fue quien bautizó al entonces bebé en Patillal, donde nació el que sería profesor el 27 de agosto de 1946. Y el religioso quiso ponerle su nombre. “Ay, padre, y cómo le voy a llamar si yo tengo ya un José en la casa”, le suplicó Petronila Díaz Maestre al siervo de Dios. “No importa, llámelo Tin”, le dijo el sacerdote a la madre del niño. Y así se quedó para siempre.