Por John Acosta

En la ranchería Aulaulia, todos los sembrados están bonitos. El único problema que deben afrontar es el de los pájaros ociosos: no pueden ver que un pimentón está rojo porque vuelan a comérselo. Alexandra Navarrete, coordinadora del programa de ayuda a los indígenas de la fundación que hace préstamos a estas comunidades indígenas, espera solucionarlo con un gavilán disecado que pondrá en la mitad de la huerta. Con los ajíes no se meten: las aves le tienen pánico al picante.