14 mar 2024

"La cachaca" que lleva 15 años vistiendo piloneras en Valledupar

Teresa Bohórquez Orjuela
Por John Acosta

Llegó a Valledupar enamorada de un hombre conocido en la ciudad por su jocosidad y por la honestidad y nobleza de su estirpe: Cristóbal Toba Mendoza. Teresa Bohórquez Orjuela llegó recién parida a la tierra donde el padre de su hijo había hecho una vida social admirable por la grandeza profesional de sus hijos matrimoniales y por el don de gentes de esa familia. Ella conocía a los mayores porque frecuentaba el apartamento donde ellos vivían en Bogotá, mientras realizaban sus estudios universitarios; precisamente, en la capital del país conoció al reconocido ganadero vallenato, donde llegó viudo a realizarse unos estudios médicos. Y ella lo acompañó en el hospital, sin saber que el humor espontáneo con que Toba Mendoza trataba de vencer su soledad recién adquirida la flecharía para siempre.

En Valledupar, vivió en arriendo, mientras hacía curso de pintura y bordado. Recuerda que le pidió al viejo Toba una máquina de coser, pero, al principio, el hombre se negó hasta que La Cachaca (como el mismo Toba la llamaba frente a sus amigos) usó sus dotes de persuasión femenina y lo convenció: ya esa máquina tiene 42 años y aún trabaja con ella. Al fallecer el padre de su hijo, ella salió de la tranquilidad de la casa, que él le había dejado, para trabajar en talleres de confección. Con ese esfuerzo, compró su propia fileteadora y pudo montar su propio taller en su hogar.