Por John Acosta
Izquierda: Mauricio Molinares, rector de la Universidad
Autónoma del Caribe; derecha: Antonio Prada, vicerrector
administrativo y financiero de la misma institución
El inusual correo llegó el 10 de junio a todos lo empleados de la Universidad Autónoma del Caribe. En él se informaba sobre la realización de unos “exámenes ocupacionales periódicos” de “obligatorio cumplimiento” para todos los empleados de la institución, “incluyendo docentes y catedráticos”. Se realizaron del 13 al 24 de ese mes. Como es natural suponer, en medio de pagos de nómina atrasados y del no pago de las prestaciones sociales, el oneroso contrato para estos “exámenes obligatorios” despertó las suspicacias de los trabajadores. “Con ese dinero, se hubieran puesto al día en el pago de nuestras EPS”, me decían; obviamente, ese no es el único contrato que se critica en los pasillos de la universidad.
