Por
John Acosta
Se me parte el alma al solo
pensar el horror que debieron sentir los dos hermanitos cuando vieron que su propia
madre estaba asesinando a su tercer hermanito. Más terror debió sentir el
último en morir, no solo al presenciar lo que le acababan de hacer a sus dos familiares
cercanos, sino, también, al tener la
certeza de que pronto él correría igual suerte. Me erizo tratando de imaginarme
el sentimiento de desasosiego que les invadió a cada uno de ellos en el último
instante en que la vida se les apagaba violentamente: leí un twitter de un
amigo en donde comentaba que la primera mirada con que se encontraron al nacer
fue la última que miraron al morir, la del ser que les dio la vida y que ahora
se las quitó con brusquedad ¿inusitada?