Por Milena Ortiz Hernández
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Tomado de la revista Semana |
En
el bus se escucha la noticia: “Serán sancionados colombianos que ingresaron
alcohol en estadio de Rusia”. Ante esto, una anciana exclama: “Así somos los
colombianos, ¡qué vergüenza!”. No ha terminado de hablar la señora cuando los
pasajeros a su alrededor asienten y respaldan sus palabras.
Mientras
tanto, en el mundo digital se reproduce por doquier el video del colombiano que
—según él, en forma de chiste— insulta a una japonesa; también se ve por ahí a Daneidy
Barrera, mejor conocida como ‘Epa Colombia’, bañándose en la fuente del Museo
del Luvre, en Francia.
Así
es como, con el impulso de los medios de comunicación nacional, se ha generado
un sentimiento común de vergüenza por lo que hicieron unos cuantos colombianos,
de los miles que asistieron al mundial de fútbol en Rusia. Con esto, en el país
se ha reforzado la creencia colectiva de que los colombianos son maleducados,
incultos y siempre buscan la forma de hacer lo malo. Y digo “reforzado” porque
no es algo nuevo, es una percepción que se ha formado y consolidado en el imaginario
del pueblo desde hace un tiempo.