Al llegar a la rectoría de la Universidad del Atlántico, Danilo Rafael Hernández Rodríguez encontró lo que él llama unas “situaciones institucionales de vieja data” que ameritaban una “necesaria atención para esta administración” de acuerdo a una carta enviada a la comunidad de esta prestigiosa institución de educación superior (IES); concretamente, el edificio de Bellas Artes necesitaba una urgente intervención y los laboratorios de Ciencias Básicas, Química y Farmacia e Ingeniería Química en la sede Norte urgían una actualización y modernización de equipos.