Por
John Acosta
Después de que los entonces directivos de Sintrauac utilizaran la infame estrategia de la Carpa del Hambre para apoderarse de una protesta masiva, que ellos no fueron capaces de convocar, y negociar con los funcionarios de Ramsés Vargas el fin de ese paro de profesores y estudiantes, a cambio de unos puestos para el presidente y vicepresidente de esa organización sindical en la extinta Sala General (máximo órgano de gobierno de la época de nuestra querida Universidad Autónoma del Caribe), nunca pensamos los empleados y estudiantes, traicionados en ese momento, que futuros directivos de Sintrauac volvieran a mencionar si quiera el nombre de la carpa para no revictimizar a la masa vendida por altos cargos. Lo doloroso es que no solo volvieron a instalar la tristemente recordada carpa, sino que, además, se metieron con lo más sagrado que hemos honrado en la universidad por décadas (la mujer Uniautónoma), al contratar a modelos desnudas para representarla.