Si es cierto eso de que “somos lo
que damos”, entonces, la índole de este corregimiento está tocada por la
creatividad, el entusiasmo y el arte de no ir con las manos vacías: el arte de
dar.
Texto y fotos: Linda Esperanza Aragón
Hay que ser ocurrentes para no llegar con las manos
vacías a un cumpleaños, matrimonio, o grado. Cuando hay una “recocha”, los
invitados se las ingenian para sorprender al agasajado. Asistir es bonito, pero
dar es armonioso.
Bomba, Magdalena, se dinamiza cuando se van entregando
las tarjetas de invitación de casa en casa. “¡Hoy la recocha va a está buena!”,
es la expresión que más repite. Todos emocionados están atentos a que llegue la
hora del festín para emperifollarse y perfumarse. Pero hay algo que es esencial
y que requiere de creatividad: el regalo.