19 jul 2021

Rafael Nieto Loaiza se mantiene firme para el 2022

Rafael Nieto Loaiza

Por John Acosta

Fue uno de los cinco precandidatos del uribismo para las elecciones presidenciales de 2018. Y, aunque ya tenía experiencia en la administración pública, no era muy conocido entre la juventud, pues no contaba con un cargo que lo visibilizara, como sí lo tenían tres de sus adversarios en la colectividad (María del Rosario Guerra, Paloma Valencia e Iván Duque); ni tampoco el recorrido político del más veterano de los cinco: Carlos Holmes Trujillo. Muchos le achacaban a él la demora del partido Centro Democrático en escoger a su candidato único para las elecciones cruciales de ese año: “solo los uribistas deben participar en la escogencia del candidato de nuestro partido”, insistía entonces.

16 jul 2021

El día en que la Virgen del Carmen le devolvió el carro robado a mi papá


En primer plano, la Virgen María; y, al fondo, la iglesia
 de La Junta, en La Guajira
Por John Acosta

Mi primo Omar había cumplido el compromiso diario de llevar los estudiantes al ingenio, a unos cinco kilómetros del pueblo (por la vía hacia Bucaramanga) y se disponía a rebuscarse con las carreras habituales en el casco urbano de Codazzi. “Ahí me hacía lo de la gasolina del carro”, me contó más de 40 años después. En esas andaba, transitando por la vía principal (carrera 16) y, por el hotel Acapulco, le salieron dos tipos y le pidieron que les hiciera una carrera hasta el, entonces, nuevo barrio La Antillana. Ambos se subieron adelante, pues, en esa época, la silla delantera de los carros era larga, como un sofá de sala, y cabían tres personas en ese puesto. Cuando llegaron al destino, el que se había sentado en la mitad sacó una pistola del maletín negro que cargaba y encañonó a mi primo por las costillas derechas. “Esto es un atraco: siga por la trocha a Verdecia, como si nada”, le dijeron.

2 jul 2021

El tío Migue que la muerte no me dejó conocer

Por John Acosta

Lo asesinaron dos años antes de que yo naciera. Y la imagen sobre él, que me ha acompañado desde niño, fue una que me contó la vieja Aba (Aura Elisa, su madre y mi abuela), cuando yo tenía unos ocho años: Beto (Nolberto Duarte Acosta, su nieto), con apenas tres años de edad, cogió la poncherita de plástico que mamá Aba ponía debajo del tinajero para parar las gotas de agua que pudieran salir, se fue caminando hasta donde estaba ella, destrozada por la pérdida de su hijo, y empezó a untarle los pies con su manito mojada en el perol para que mamá dejara de llorar, mientras el cadáver de tío Migue (Miguel Luis Acosta Mendoza) yacía en su ataúd. Esa escena tierna e inocente, sucedida en La Junta, el terruño del alma,  es lo único que me ha quedado grabado del tío que no alcancé a conocer. Beto me contó después otra anécdota de ese momento triste, que mamá Aba le había contado a él: al ver que las palmaditas con agua en los pies no le funcionaban, el inocente Beto buscó el plato de fique de la mochila que la vieja Aba tejía esa semana y se la llevó a ella, con la aguja y el rollo de cabuya. 58 años después de ese hecho trágico, los hermanos vivientes de tío Migue recordaron en el grupo de WhatsApp de la familia ese tormento espiritual que los ha martirizado por décadas.