3 oct 2023

Olmedo Rodríguez y Santander Aguilar unen fuerzas para el Concejo de Candelaria y la Asamblea del Atlántico

De izquierda a derecha: Olmedo Rodríguez
y Santander Aguilar
Por John Acosta

Olmedo Rafael Rodríguez Rodríguez es un hombre levantado, literalmente, con el espinazo expuesto al sol y con sus manos agarradas de la herramienta que el momento agrícola requería para sacarle fruto a la tierra: un machete, un azadón, una pala, un hacha, un saco de lana para recoger algodón, en fin, un campesino de pura cepa. Y empezó a trabajar no en su propia parcela, como siempre lo soñó, sino en fincas ajenas porque ni riesgos de soñar con una suya, cuando ni siquiera su mamá tenía un rancho dónde vivir con sus hijos y marido. Lo concibieron en un pueblo, nació en otro y se crio en otro: era el periplo constante del rebusque de sus viejos. Debían ir donde la cosecha de la época creaba fuentes de empleos, a rasguñar una entradita económica con su papá, Alfonso, y sus hermanos, mientras la vieja Dorina del Socorro, su mamá, quedaba en la casa arrendada de turno, lavando la ropa sucia de la jornada anterior  para que se la pusieran al día siguiente, y preparando los alimentos comprados a precios regateados en el mercado del caserío para que sus hombres repusieran fuerzas suficientes con qué enfrentar una nueva y dura jornada en el campo inclemente.