Por
John Acosta
Siento una profunda tristeza
ante la impotencia que me produce las dilaciones sucesivas del operador de
celular Tigo en Colombia. Al parecer, no
les interesa perder tres clientes por las terribles demoras internas en
resolver asuntos menores. Tampoco les importa un bledo las amenazas de hacer
público la pandemia de ineficiencia que los carcome. No aguanto más esta
desazón que me arruga el alma de cliente fiel por más de ocho años (lo mismo
que mi señora y mi hija Aura Elisa) de una empresa que no hace el más mínimo
esfuerzo para sacudir su letargo, así sea por un momento, y resolver de una el
asunto que me agobia. Precisamente, en octubre de 2012 escribí en este mismo
blog mi decisión de retirarme de Tigo por otra injusticia que me cometían
conmigo: ¡es increíble! Debo decir que ese artículo tiene ya cerca de diez mil
lectores y es el segundo más leído en toda la historia de este medio de
comunicación. Solo, entonces, reaccionaron e hicieron justicia con mi caso.
Creo, sin embargo, que esta vez el divorcio sí es definitivo, a juzgar por las
nuevas circunstancias.
Mi señora, mi hija Aura
Elisa y yo no hemos pasado todavía del anticuado BlackBerry al ahora
vanagloriado Smartphone con sistema operativo Android. No porque nos neguemos a disfrutar de los avances
tecnológicos, sino porque en nuestro país eso es costosísimo. El fondo de
empleados de la empresa donde laboro hizo un convenio con la operadora de
celular Movistar para que los asociados al fondo pudieran adquirir los últimos
equipos avanzados que salían al mercado. Ellos me insistían para que me
cambiara de operador y, de esta manera, en mi familia consiguiéramos, ahora sí,
estrenar los más recientes teléfonos inteligentes. Me negué siempre por mi
fidelidad a Tigo. Más bien yo le insistía al fondo para que firmara un acuerdo
similar con Tigo y poder sacar con ellos los aparatos electrónicos que
queríamos. Lo logré, con tal mala suerte que Tigo me fue dilatando el proceso
hasta sepultar mi ilusión de estrenar estos dispositivos de última generación.
Sentí una alegría inmensa
cuando el fondo me informó que en una feria iba a estar, por fin, Tigo. Eso fue
en los últimos días de agosto. Asistí esperanzado, me atendió el funcionario de
este operador de celular. Le dije que necesitaba inmediatamente los equipos,
que firmáramos ya, de una. Me respondió que no tenía los planes ahí para
mostrarme, pero que me los enviaba por correo.
Pasaron dos o tres semanas
en las que yo iba todos los días a la sede del fondo a suplicar que llamaran al
funcionario de Tigo para me enviara el correo. Hasta que el 15 de septiembre
recibí el ansiado correo. “Buenas tardes señor Jhon, esta es la oferta…”,
iniciaba y, enseguida, estaba el cuadro con los datos. Confieso que me tomé mi
tiempo para estudiar la cuestión con mi familia y ocho días después, el 23 de
septiembre, le envié el plan escogido. “Como te comenté, la cuestión es urgente
porque los tres equipos los tengo dañado”, le agregué. El 25 me cotizó los
equipos y a la hora le respondí con los aparatos escogidos. “Me urge tener los
equipos. Gracias”, le insistí. El 29, el fondo respondió el correo donde
autorizaba la financiación de los equipos y del plan escogido por mí. El mismo
día le escribí al funcionario de Tigo: “el balón está de tu lado: estoy a
expensas tuyas. Necesito con urgencia esto, pues sabes que nuestros equipos
están vueltos nada (para no decir otra cosa)”, le dije.
Solo hasta el 3 de octubre,
el funcionario de Tigo respondió: “por cierre contable la solicitud está siendo
revisada por cartera para aprobación, cuando tengamos el GO procesamos cesión
de línea, cambio de plan y solicitud de equipos”. Ante una llamada mía de súplica, recibo otro
correo el mismo 3 de octubre: “Hola, cuando tengamos la aprobación de cartera
te confirmo fecha de proceso y entrega de los equipos”, insistió.
En vista de que ya era 7 de
octubre y no obtenía ninguna respuesta, ese día volví a escribirle al
funcionario de Tigo: “Te cuento que me preocupa enormemente la demora de Tigo
para hacer efectiva la cuestión de los equipos. Varias veces he manifestado la
urgencia que tengo, pues los equipos que tengo actualmente están muy
deteriorados y estoy perdiendo dinero, ya que lo que estoy pagando en el plan
no puedo disfrutarlo por el estado deplorable en que se encuentran los equipos.
Ante la demora en resolverme el asunto, no me están dejando otra opción que
cambiarme de operador. Deben saber en Tigo que el fondo también tiene convenio
con Movistar. Incluso, de Movistar me han estado llamando para ofrecerme lo que
Tigo se demora en entregarme, a pesar de que ya hay una autorización de por
medio. No es la primera vez que tengo este tipo de inconvenientes con Tigo”.
Recibí la respuesta ese
mismo día: “Buena tardes Señor John, en estos momentos estoy revisando el caso
ya que se solicitó la aprobación para migrar las líneas de su CC al NIT del
fondo y tramite de los equipos, deme hasta mañana para entregar una respuesta
del caso”. “Perfecto, esperemos hasta mañana”, respondí.
Efectivamente, al día
siguiente, es decir, el 8 de octubre, me escribió: “Buenos días, la solicitud
fue cargada nuevamente el día de hoy y debemos tener aprobación en 24 horas, le
estaré confirmando proceso, esta solicitud tiene prioridad”. Esta última parte del
mensaje me llenó de optimismo: la verdad es que me hizo sentirme importante,
que, realmente, yo valía para ellos. Respondí inmediatamente. Era tal el
entusiasmo que hasta puse fecha: “Listo, Esperaré los aparatos telefónicos
mañana”.
Sin embargo, ya finalizando
la tarde del 9 de octubre no obtenía respuesta. Decidí escribirle al
funcionario: “Buenas tardes, ya estamos casi finalizando el día laboral y aún
no he recibido los equipos. Mi hija Aura Elisa (cuyo número está a nombre de mi
señora) no está utilizando ni su voz ni sus datos, pues su viejo equipo sacó la
mano. Y estoy pagando todos esos servicios. En mi caso, lo único que me permite
este viejo BB es recibir y enviar correos, como este. De manera que, insisto
una vez más, necesito con urgencia los equipos que hace dos semanas autorizó el
fondo y que, al sol de hoy, los procesos lentos de Tigo no me han permitido
disfrutar. Me dijiste que hoy se finiquitaría
el asunto. Espero que sea así”. Me envía un correo, solicitándome mi
número telefónico. Se lo envío.
Esa noche, entré a la página
de Tigo, fui a la sección de quejas y reclamos y escribí mi situación. En la
mañana del 10 de octubre, le escribí al funcionario: “Buenos días, sigo a la espera. Anoche puse un PQR a la
página de Tigo. Este es el número asignado 4331-14-0000409484”. Esta fue
su respuesta: “Buena tardes, la solicitud fue aprobada, se procederá con la
cesión, cambio de plan y solicitud de equipo”. Obviamente, a pesar
de tanta mamadera de gallo, mi ingenuidad me hizo volver a creer: “Buenas
tardes. Gracias por la información ¿cuándo tendré la satisfacción de tener los
tres equipos en mis manos?”, le respondí por escrito, con los ojos bañados en
lágrimas por la emoción. El hombre me respondió: “Las líneas se procesaron con
éxito y tramitaremos los equipos”. Lastimosamente, la línea de mi hija Aura
Elisa, por ser menor de edad, está a nombre de mi señora, pues a mí no me
permitieron, cuando las saqué, tener tres líneas.
El 14 de octubre envié lo que faltaba: “Buenas noches, tal y como
hablamos por teléfono, te envío el Formato de Aceptación de Cesión de mi
esposa, lo mismo que la cédula de ciudadanía de ella. Por favor, como te he
comentado, espero con URGENCIA, la entrega rápida (ya no fue oportuna) de los
equipos solicitados. Ojalá no haya más dilaciones”.
Hoy 16 de octubre, en vista de que no contestaba mis llamadas, le puse
un wathsapp. Me llamó enseguida: que solamente estaba disponible el equipo mío,
que los otros dos se demoraban. Le dije que hoy, precisamente, mi hija Aura
Elisa recibía el sacramento de la Confirmación y que no había mejor momento que
este para darle su nuevo equipo. No hubo poder humano de que convenciera a Tigo
de esa necesidad de padre. Es más, salió otro lío en relación con el único
dispositivo, es decir, el mío: que el fondo debía pagarlo enseguida (y no a un
mes, como estaba pactado) si yo lo quería tener rápido. No aguanté más esa
falta de seriedad. Afortunadamente, mi hija estuvo de acuerdo en que la
dignidad está por encima de todo.
Hasta aquí llegó mi relación de más de ocho años con Tigo, Mañana iré
temprano al fondo de empleados para aceptar lo que me propusieron desde un
principio y que yo no quería aceptar por mi fidelidad con Tigo: pasarme a
Movistar para tener rápido mi traspaso del anticuado BlackBerry al más cotizado
Smartphone.
No es de extrañar este tipo de actitud de estas empresas primo.
ResponderBorrarPara su información, ustedes pueden conservar el mismo número, solo tienen que solicitar ante Movistar la Portabilidad numérica en un CAP (Centro de Atención Personaliza).
Ahh y bienvenido a la comunidad Movistar!
P.D.
No se extrañe que en un futuro no lejano se vea afectado por una situación similar con esta nueva empresa; porque como decía su abuela, la tía Aba "toiiiiitas son iguales"
Un abrazo...
Coloque su número telefónico.
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