24 dic 2020

Perfil a mi compadre Fabio Esteban: del Cerrejón para el mundo


Por John Acosta

No encontré ni una sola foto suya en internet: eso habla de su humildad, pues una de las personas más conocidas y queridas en La Guajira en los últimos 30 años, no aparece en lo más visible de la quinta revolución industrial de la humanidad. Inaudito, pero cierto. Con decenas de ahijados regados a lo largo y ancho de la única península colombiana, Fabio Esteban Barrera Martínez se convirtió en el cachaco más famoso y apreciado de la exuberante tierra del Almirante Padilla. Llegó a ese amado territorio en las postrimerías de los años 70 y comienzos de los 80.

Se había retirado del seminario, donde pretendía ser sacerdote (que era lo que estudiaban los jóvenes humildes de su época, nacidos en su tierra antioqueña), para empezar a trabajar como bombero en una gasolinera de la Esso en Colombia. Nunca olvida su vida arriba de los tanques de camiones cisternas, destapando bodegas de gasolina para verificar la cantidad del líquido. Su buen comportamiento como trabajador honrado, lo hizo merecedor de la confianza de los dueños de la empresa: Intercor, una filial de la Exxon, dueña de la Esso, se había ganado la licitación para producir, al lado del estado colombiano, el carbón de Cerrejón, en La Guajira. Y para ello, la Exxon estaba sacando sus mejores hombres de la Esso Colombia para enviarlos a Intercor.

Estaban en plena etapa de exploración. Y Fabio Esteban llegó como administrador del Campamento de Tabaco, el primero que se estableció oficialmente para trabajarle a lo que, entonces, era el proyecto de Cerrejón. Antes, se había establecido uno improvisado en el patio de una casa de Barrancas: eran unas carpas tendidas a la intemperie, sin abanico y sin aire acondicionado. La interconexión eléctrica todavía no había llegado a la región. Y debían dormir sin más acompañamiento que el ruido de un motor "Lister" instalado en el mismo patio.

A mi lado, en el bautizo de su hija
A Fabio Esteban le tocó el de Tabaco, donde solo contaban con un viejo Jeep, que habían bautizado La Coscorria por su mal estado de latonería. En el campamento, contaban con Pacho, el cocinero chino que los tenía cautivados a todos por su destreza en las artes culinarias y por su jerga de oriental novato. Los contratistas de la exploración construyeron una barcaza con tablas amarradas sobre unos tambores. "El Gloria'', así llamaron a su invento las dos firmas contratistas encargadas de buscar el carbón, nunca naufragó.

Una vez ubicadas las vetas de carbón, Intercor aprovechó la habilidad ancestral de los paisas, la raza de negociantes del país, y puso a Fabio Esteban a comprar tierras para la minería. Fue una época de muchos altibajos: conoció la bondad del guajiro criollo y su templanza para defender lo suyo, pero también conoció a los vivazos que nunca faltan en ningún territorio y que se interponen en negocios a punto de culminar para tratar de obtener provecho personal.

Fabio Esteban participó en el grupo de negociación de tierras en la mina, en Puerto Bolívar y en los 150 kilómetros para la construcción de la carretera y del ferrocarril que una a la mina con el puerto; obviamente, eso lo hizo popular entre los habitantes de esas zonas de La Guajira: era el apropiado para ocupar el cargo de Analista de Relaciones con la Comunidad en el entonces Departamento de Relaciones Públicas de la todavía existente Intercor, ya en la etapa de producción y exportación de carbón. Era encargado de canalizar las ayudas voluntarias que la empresa hacía a través de serios programas sociales.

Con sus dos queridos hijos: Valeria, mi 
ahijada, y Fabio Jr

Su buena apariencia física y su popularidad entre la gente, lo volvió uno de los solteros más apetecidos entre las mujeres guajiras y entre las mismas compañeras de trabajo. Siempre ha sido, ante todo, un caballero. Jamás ha alardeado de la generosidad con que era tratado por las damas de todos los linajes de La Guajira. Yo llegué como estudiante en práctica en febrero de 1991 a esa área de Intercor. Y, desde entonces, nos hicimos buenos amigos.

Le puede interesar:
Historia del Cerrejón (8): Así fue el proceso de exportaciones anticipadas en el Cerrejón
Historia del Cerrejón (9): Así penetró Cerrejón en el mercado mundial del carbón

En mi delicioso trabajo de escritor de crónicas con los favorecidos de esos programas de ayuda, recorrí a La Guajira en el campero Mitsubishi que la empresa había puesto a disposición de Fabio Esteban para que realizara su trabajo. Salíamos temprano de la mina y regresábamos en la noche: nunca escuché de él una anécdota o una frase o una palabra que denunciara algún amor furtivo con las muchas mujeres que lo cortejaban, que, en el fondo, yo sé que él sí aceptaba las bondades de la mayoría. Hoy, confieso que fui favorecido con la generosidad sentimental de algunas de ellas que trataban de usarme como peldaño para llegar hasta mi amigo.

Se enamoró, por supuesto, de una hermosa joven guajira, que había sido candidata, en representación de La Guajira, al Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena. Casi todos nos opusimos a esa relación, pues considerábamos que ella era muy joven para la edad de él; no obstante, el noble corazón de Fabio Esteban no vio ni escuchó razones: se casó con ella y me puso a mí como uno de sus padrinos de boda.

Terminé mis prácticas y duré un año con un trabajo especial sobre las anécdotas de la historia del Cerrejón. Fabio Esteban, que aún no se había casado, tuvo la amabilidad de compartir conmigo, durante ese tiempo, su apartamento de soltero en la mina; me nombró padrino de Valeria, su hermosa hija mayor y, por supuesto, fui a su bautizo; después, me fui a donde los vericuetos de mi profesión me llevaban a disfrutar de mi soltería. Regresé a la mina a trabajar como FreeLancer en el mismo Departamento de Relaciones Públicas y visitaba a mi compadre a su casa de casado.

Siempre feliz, en medio de sus retoños
Por razones que algún día contaré en este blog, salí de la mina y me vinculé como docente en la Universidad Autónoma del Caribe, en Barraquilla. Desde ahí me enteré de la separación de Fabio Esteban de su joven esposa, después de tener su segundo hijo. También me enteré de su secuestro por parte de un grupo de ilegales armados: duró seis meses en los adentros de la Serranía del Perijá, amarrado. Se pensionó y se fue de su Guajira del alma, tierra que aprendió a querer como suya.

Una empresa carbonífera de las minas del Departamento del Cesar lo llamó para aprovechar su experiencia en la adquisición de tierras para minería: él aceptó solo para poder venirse de Medellín y estar más cerca de sus dos hijos, que estudiaban en Barranquilla. En esta ciudad, se reencontró con una ex compañera nuestra de trabajo, que también se había separado. Y decidieron hacerse compañía uno al otro.

Hoy, 24 de diciembre, está de cumpleaños mi compadre Fabio Esteban Barrera Martínez, nacido en Cañasgordas, Antioquia. Y quise rendirle un homenaje en vida con este merecido texto, con mis agradecimientos eternos por su bondad y cariño.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Muchas gracias por su amable lectura; por favor, denos su opinión sobre el texto que acaba de leer. Muy amable de su parte