Por John Acosta
Es increíble y, al mismo tiempo, triste, constatar cómo algunos seres mediocres, ante la incapacidad mental de escalar posiciones por sus propios méritos, acuden a las más bajas triquiñuelas, muy ajustadas a sus limitados cerebros, para tratar de satisfacer sus desmedidas ansias de poder. Tal es la podredumbre de sus actos que les importa un carajo enlodar, con su bilis ponzoñosa, la reputación de instituciones, que, por su filosofía y razón de ser, se consideran altruistas por excelencia, como deberían ser los sindicatos. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Caribe (Sintrauac) vuelve a ser víctima de la misma banda que, en marzo de 2018, se robó la protesta justa de estudiantes, profesores y trabajadores en general, en contra del entonces rector Ramsés Vargas Lamadrid, para vender el fin de las protestas a cambio de altos cargos dentro de la Universidad.
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Pretendía, esa banda, la
contradictoria misión de ser administradores de la institución y, al mismo
tiempo, defensores de los trabajadores. Para ello, pasaron de altos cargos
directivos en Sintrauac a ocupar, mediante la venta de la protesta ajena,
curules en el máximo órgano de gobierno de la universidad, la hoy extinta Sala
General; además, lanzaron dos planchas en la elecciones de la junta directiva
de Sintrauc, que se celebrarían el 27 de febrero de 2019. Querían hacer moñona:
quedarse con el máximo órgano de gobierno de la Universidad y, al mismo tiempo,
con el sindicato mayoritario de la universidad.
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Alertados por semejante
despropósito, la gente seria y honesta de la universidad, que somos la mayoría
(afortunadamente), nos tocó librar otra dura lucha contra los oscuros
propósitos de esta nueva banda. Y la batallamos en los dos sentidos: ante el
Ministerio de Educación Nacional (MEN) para que sacaran a los nuevos
usurpadores de la Sala General y ante nuestros propios compañeros de trabajo,
afiliados en Sintrauac, para que no votaran por la dos planchas parásitas de
los nuevos defraudadores.
Después de soportar memes,
calumnias, falsas noticias, insultos y todo tipo de bajezas, muy propias de las
calañas a las que nos enfrentábamos, salimos triunfantes en ambos sentidos; por
un lado, el MEN sacó, por incompetentes, a quienes ya estaban enquistados en la
extinta Sala General; y, por el otro, la plancha que apoyamos (sin ser
afiliados a Sintrauac) triplicó a la más votada de las dos planchas impulsadas
por los nuevos usurpadores.
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El
duro golpe propinado en las urnas a los nuevos usurpadores
Para las elecciones de la
junta directiva de Sintrauc, que se celebraron el 27 de febrero de 2019, se
inscribieron cinco listas, con diez candidatos cada una. De ellas, dos eran
abiertamente en contra de los nuevos defraudadores, dos eran impulsadas por los
nuevos usurpadores y una podría considerarse independiente de la discusión. Al
final, votaron 379 personas de 439 potenciales votantes: una excelente
participación. La lista que logró la más alta votación fue la más clara en
oponerse a quienes querían adueñarse de la universidad: de hecho, casi triplica
a la segunda en votación, pues sacó 171 votos contra los 68 de su inmediata
seguidora, que era una de las parásitas de los ansiosos de poder. La lista
ganadora logró obtener cuatro puestos para la Junta Directiva, la lista
parásita obtuvo dos puestos y la independiente, otros dos puestos. La otra
lista opositora a los nuevos “dueños” obtuvo un puesto, lo mismo que la otra
lista parásita.
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Fue, ciertamente, un
contundente mensaje de rechazo de la mayoría de los empleados de la Universidad
Autónoma del Caribe a quienes insistían en imponerse, a lo macho, como nuevos “dueños”
de nuestra institución. Cinco delegados de la nueva junta directiva de
Sintrauac estaban en contra de ellos, tres estaban a favor y dos posaban de
independiente de la discusión.
No obstante, en un claro y
abierto desconocimiento del sentir de la mayoría de los empleados de nuestra
institución, los dos considerados independientes, en una desafortunada
decisión, se aliaron a los tres impulsados por los que ya se consideraban
nuevos “dueños” de la universidad para elegir los cargos de la nueva junta
directiva. Y lograron imponer a dos de la lista parásita en cargos principales.
La
nueva arremetida de los nuevos usurpadores
Después de que el MEN sacara, por incompetentes, a los ex dirigentes sindicales de la extinta Sala General, los tres impulsados (por los destronados del máximo órgano de gobierno) en la junta directiva de Sintrauac, ya sin sus jefes en altos cargos, mantuvieron un perfil bajo durante un tiempo corto; incluso, los dos que posan de independiente (pero que se habían unido a estos tres desacreditados para elegir los cargos de la nueva junta directiva de ese sindicato) también se les veía felices en la aparente calma chibcha que existía entre los diez miembros directivos de Sintrauac.
No obstante, ya salió a la luz
pública las renovadas malas intenciones de las tres marionetas manejadas por
los usurpadores destronados de la extinta Sala General: quieren adueñarse de
Sintrauac otra vez para, desde ahí, volver a hacer lo que hicieron en marzo de
2018; es decir, conspirar contra todo para catapultarse a cargos directivos en
la universidad; en pocas palabras, cumplir lo que han añorado siempre: adueñarse
de la universidad.
Y para lograr ese oscuro propósito
han retomado las bajezas propias de sus mentes limitadas: quieren propinarle una
especie de golpe de estado a la actual presidente de Sintrauac, que encabezó la
lista ganadora (por amplísima mayoría) en las elecciones del 27 de febrero de
2019. En el mundo, cuando se rumora la posibilidad de un golpe de estado (por
parte de altos mandos militares) a un presidente (democráticamente elegido) de
un país, se conoce como “ruido de sable”; es decir, el descontento de un sector
de oficiales de alto rango con las políticas del presidente en ejercicio es el auténtico
“ruido de sables”.
Eso es lo que sucede
actualmente en la junta directiva de Sintrauac. Solo que aquí no hay un descontento,
sino, una ambición desmedida de poder de las tres marionetas de los usurpadores
agazapados. En el afán de satisfacer su codicia, hacen lo único en que son especialistas
para hacer: inventan una serie de noticias falsas sobre la presidenta de Sintrauac
para tratar de minar su credibilidad y honradez (que las tiene, sin duda alguna)
ante las bases del sindicato.
A mí, personalmente, ya me
salieron callos en el alma, que ahora me sirven de coraza espiritual para rebotarles
la cantidad de sandeces que me inventan cada vez que se les da la gana o como
reacción a escritos míos (como el presente), en donde les desnudo las
miserablezas de sus espíritus putrefactos: ponen a un pobre diablo a vomitar
estupideces en mi contra para que las lean los muy escasos (afortunadamente)
seguidores que tiene en sus redes sociales; por supuesto, eso no me hace mella
y no me rebajo a la porqueriza de sus insultos.
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Tampoco han encontrado apoyo
en las bases de Sintrauac para destronar a la actual presidenta de ese
sindicato. Hallan algún eco en algunos docentes, que, como ellos, han
pretendido acceder a cargos de cierto nivel y creen que una buena forma de conseguirlo
es siguiendo a estos personajillos, que, precisamente, para comprar su apoyo,
les ofrecen ascenso.
Ayudados por sus tres marionetas
en Sintrauac, los destronados de la extinta Sala General han creado su propio
sindicato, pero es tan pequeño que solo les sirve para protegerse de una
eventual sacada de la universidad. La retirada de la universidad o suspensión
de sus contratos podría darse debido al escaso desempeño en sus
responsabilidades laborales; sin embargo, ante la imposibilidad intelectual de blindarse
con un excelente desempeño laboral, acudieron a triquiñuelas como la de crear un
nuevo sindicato en el que pudieron autoerigirse como directivos, lo que les otorgó
la deseada inmunidad sindical; no obstante, ya con eso no se conforman: quieren
adueñarse de Sintrauac para usarlo de trampolín, como lo hicieron en marzo de
2018, para acceder a altos cargos directivos en la Universidad.
Ayudé a elegir a la lista que salió victoriosa en las elecciones de Sintrauac del 27 de febrero de 2019. Sin ser afiliado a este sindicato, le hice campaña, de frente, a la plancha que encabezó la hoy presidenta de Sintrauac. Lo hice por lo que he explicado arriba: los integrantes estaban en contra de los nuevos usurpadores. Festejé, de rodillas y con los brazos alzados al cielo, su contundente triunfo. Desde entonces, no he vuelto a tener contacto con ella; incluso, he estado en desacuerdo con algunas de sus decisiones como presidenta de Sintrauac; no obstante, hoy, ante el ruido de sables propiciado por las tres marionetas, es claro que, para la estabilidad y un futuro asegurado de nuestra institución educativa, es preferible la continuidad de la actual presidenta de Sintrauac en su cargo a una eventual (y desastrosa) presidencia en cabeza de alguna de las tres marionetas.
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Afortunadamente, este ruido de
sables ha hecho renacer la unión de personas honestas de nuestra querida
universidad, que nos oponemos a que se usen esos trucos bajos para llegar a
altos cargos. Esperamos que los estudiantes, el MEN, los medios de
comunicación, la misma Central Unitaria de Trabajadores (CUT, a la que está
afiliada Sintrauac), las clases empresarial y política del Atlántico reaccionen
ante esta nueva embestida de los nuevos usurpadores. Y, por el bienestar de nuestra
querida Universidad Autónoma del Caribe, evitemos, entre todos, el golpe de
estado que las tres marionetas quieren dar en Sintrauac.
El dueño de este escrito arriba, tiene más de 10 años intentando terminar una maestría, pero su poca capacidad intelectual no le da, deberías estudiar algo así como: 'LAMBONERIA y aspectos RASTREROS, en eso si eres bueno.
ResponderBorrarAquí está la reacción del pobre diablo al que me refiero en mi escrito: muy digna de él esta reacción, aunque, la verdad, está bastante moderada. Parece que, esta vez, escribió en estado de sobriedad. Ahhh, es que hoy es miércoles, estamos a mitad de semana: pobre de mi reputación este fin de de semana
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