Por John Acosta
Ya en la noche de ese mismo
día, el mismo profesor de habla altisonante se destapó y fue más directo en sus
mensajes: “Ahora si (SIC) tu director se quedó solo sin su rectora”. “Ya no
tiene el respaldo de nadie”. “El dirwctoe (SIC) debe ser el profesor (y
escribió aquí el nombre de su amigo, el profesor europeo que Ramsés Vargas
contrató de tiempo completo). Tiene el mundo en la cabeza y además (SIC) tiene
maestría. El dirwctoe (SIC) debe ser el profesor (volvió a mencionar aquí a su
amigo del viejo continente). Eso sí es director. Bueno de que??? (SIC) Y
estamos luchando por eso. Y la gestión va en serio”.
De los profesores de tiempo
completo que Ramsés Vargas sacó de la universidad, he logrado vincular a dos
por horas cátedras. Ambos se han acercado a mí para “recomendarme” que renuncie
al cargo. La primera, muy amiga del docente de verbo encendido, me dijo que
pensara en mi salud, que se podría deteriorar por tantos ataques que he
recibido. El segundo fue más directo: aprovechó que yo le hablé del más
reciente artículo que había escrito sobre la cooptación, que titulé El remado exitoso del proceso de recuperación de Uniautónoma del Caribe, y me dijo: “A
propósito, te digo que me pidieron que, como amigo que soy tuyo, te recomendara
que renunciaras al cargo, que ellos no buscaban sacarte de la universidad, que
lo que querían era tu cargo, que tú podías seguir siendo profesor de tiempo
completo”. Le dije que les dijera que soy como el cardón de mi tierra guajira: “ni
el más fuerte verano, ni la ferocidad diaria de los rayos solares, ni el constante
ventarrón que lo cubre todo con la arena caliente del desierto, nada de eso
logra secar al orgulloso cardón guajiro. Diles que me quedo aquí hasta que me
echen”.
Ambos docentes, tanto el de
palabra fuerte como el europeo, estaban esperando la oportunidad para dar lo
que ellos consideran el golpe certero para sacarme del cargo: les llegó con un joven
docente que atrajeron para su causa.
El
caso del joven docente
Conocí al joven profesor porque
me lo presentó un docente amigo en la universidad. Era necesario cubrir una
vacante en el Departamento de Humanidades y ese docente joven tenía el perfil.
Hice la solicitud a Talento Humano, a mediados de 2018, para que lo nombraran profesor
de tiempo completo (PTC) y me fue negada esa petición por una anotación formal
de la sicóloga; entonces, se contrató por horas cátedras. Como le fue bien en
el semestre 2018-02, se decidió contratarlo como PTC por un período de pruebas;
no obstante, en el semestre 2019-01 hubo quejas de estudiantes en contra del
docente, que fueron tramitadas de acuerdo con los procedimientos del sistema de
gestión de la calidad.
Debido a que en las quejas se
vieron involucrados estudiantes de distintos programas académicos, se determinó
darle otra oportunidad al profesor por otro semestre más. En lo que va corrido
de este 2019-02, se han presentado varias quejas de estudiantes en contra del
profesor. Todas las quejas, desde las primeras a estas últimas, tienen relación
con la anotación formal que hizo la sicóloga, después de la entrevista. El
docente de verbo virulento aprovechó la situación y “reclutó” al joven profesor
para su causa en mi contra.
El
que ellos consideran certero golpe para sacarme del cargo
Tan en serio va la gestión
para sacarme del cargo, que los tres docentes (el de lenguaje encendido, el
europeo y el joven) enviaron una carta a Talento Humano en la que solicitan se
abra un proceso disciplinario en mi contra.
El europeo aduce persecución
en su contra de mi parte: a finales del semestre pasado, en plenos parciales,
le autoricé 17 días hábiles de permiso remunerado para ir a España a tramitar
su jubilación (que ya se la dieron); además, cuando me ausenté de la ciudad por
tres días hábiles (el 20, 21 y 25 de junio de 2019), lo encargué, oficialmente,
a él de la Dirección del Departamento de Humanidades); a nadie al que se le
está persiguiendo se le concede un permiso remunerado tan largo ni se le deja encargado
del puesto de uno. También dice que lo excluyo de la posibilidad de ser docente
de los grupos virtuales: cuando firmó esa carta en mi contra, tiene a su cargo
los dos únicos grupos virtuales que salieron de la materia Constitución y
Democracia, que él facilita; por último, me acusa de presionarlo para quitarles
las inasistencias a sus estudiantes ausentes: es al revés, me ha tocado
decirle, en varias oportunidades, que, antes de registrar las inasistencias de
estudiantes, verifique bien, pues él es el profesor que más solicita, por escrito,
que se retire inasistencias.
El joven docente me acusa de
inducir a los estudiantes suyos para que se quejen: los estudiantes lo hacen
por el Sistema de Atención Virtual (SAV). Quien recibe la queja, la envía al
director del programa al que pertenecen los estudiantes afectados, el cual
convoca a una reunión con el profesor de quien se quejan y con el director del
área al que pertenece ese docente. Se levanta un acta; afortunadamente, no he
sido yo quien ha solicitado las reuniones para aclarar los casos de los
estudiantes quejosos, sino los directores de los programas a los que pertenecen
esos estudiantes.
El profesor de verbo encendido
me acusa de perseguirlo a través de mis escritos en mi blog Comarca Literaria:
lo único que he denunciado en mis textos es la actitud de algunos de los
miembros de la Sala General. Y ese profesor ni siquiera es suplente en ese
organismo. También dice que se le excluye de reuniones: es al revés: tanto la
asistente de Humanidades, como los otros PTC del departamento pueden dar fe de
la autoexclusión de estos tres docentes de los asuntos del Departamento, a pesar
de que siempre les he insistido a los otros PTC y a la misma asistente: “Por
favor, inclúyanlos”. Por ejemplo, fueron los tres únicos que no quisieron jugar
el amigo secreto en el pasado septiembre.
Me
tocó llevar el caso fuera de la universidad
Es evidente que a Talento
Humano se le sale el caso de las manos, pues ante el apoyo del líder de las mayorías
de la Sala General y ante el alto cargo en la Junta Directiva del sindicato que
ocupa el docente de lenguaje virulento, siento a Talento Humano con las manos
amarradas; por eso, decidí llevar el caso al Ministerio de Trabajo, a la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Central Unitaria de Trabajo
(CUT), que es donde está afiliado el sindicato al que pertenece el profesor de
lenguaje virulento.
Todo lo que se ha relatado en
estas cuatro entregas, con nombres propios y las respectivas pruebas, fueron
llevados a esos organismos en un documento de 94 folios.
“Y aquí estoy, ¡déjeme que le
encaje un beso grandote en la trompa! Deje que llore como un chiquitico pegadito en
su seno. Deje que me sienta un chiquilín de nuevo, mientras grito alegre: ¡me
echaron del puesto!”, termina el poema gaucho Me echaron del puesto.
Aquí puede ver (y leer, si lo desea) todos los artículos publicados en este blog sobre la crisis que padeció la Universidad Autónoma del Caribe
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