María Victoria Mejía, rectora de la Universidad Autónoma del caribe, nombrada por el Ministerio de Educación Nacional |
Por
John Acosta
Al escuchar los argumentos de
la nueva rectora de la querida Universidad Autónoma del Caribe, María Victoria Mejía,
satisface mucho encontrar coincidencias entre lo que ella plantea y el
pensamiento generalizado de nuestra comunidad académica; esencialmente, en tres
aspectos puntuales: 1. No ha habido un cambio sustancial en los máximos órganos
de gobierno; 2. La propuesta de reforma de los estatutos actuales (aprobada, no
unánimemente, por la actual Sala General y enviada al Ministerio de Educación
Nacional -MEN- para su aprobación) no reflejan una diferencia profunda con los
estatutos implantados por la desastrosa administración de Ramsés Vargas; y 3. Los
Institutos de Salvamento, adoptados temporalmente por el MEN para garantizar el
buen uso de los recursos que ingresan a nuestra institución (resolución 03740
del 5 de marzo de 2018), no pueden concluir ni en el corto ni en el mediano
plazo. Me referiré a los dos primeros puntos porque los consideramos urgentes,
ya que presuponen que los principales aspectos que desencadenaron la enorme
crisis que estamos tratando de superar, aún se mantienen.
Jornada de recolección de firmas en contra de la cooptación y a favor de la reforma profunda de los estatutos |
Precisamente, preocupados por la
situación en los principales órganos de gobierno y por la necesaria reforma estatutaria,
un grupo de profesores lideramos, a comienzos del presente año, una recolección
de firmas para una carta que enviamos a la ministra de Educación, en donde le
exponíamos este inquietante asunto. Esta misiva contó con el respaldo unánime
de la Asociación de Profesores de la Universidad Autónoma del Caribe
(Asoprofesuac), de la cual hago parte. El Ministerio respondió esa carta, a
través de la Subdirección de Inspección y Vigilancia,
diciendo que: “No obstante lo anterior, le informamos que este Despacho hará el
análisis y revisión de la propuesta de reforma estatutaria presentada por la Universidad
Autónoma del Caribe, a la luz de las normas legales y estatutarias vigentes, y en
el marco de las medidas de carácter preventivo impuestas a la Universidad por el
Ministerio de Educación Nacional”.
En este blog se publicaron cuatro artículos (tres míos y el otro del docente Antonio Donado), en relación con el mismo tema de
los organismos de gobierno de nuestra universidad y de la urgente reforma de
los estatutos. Esos textos se los envié, además, al MEN. Y la Subdirección de
Inspección y Vigilancia de ese ministerio me respondió: “Respecto al caso que nos
ocupa, este Ministerio entrará a evaluar lo señalado en las medidas de carácter
preventivo que se impusieron a la Institución, frente a reforma estatutaria propuesta”.
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A mediados del presente año,
nos enteramos de que el Ministerio de Educación Nacional había emitido concepto
sobre la propuesta de la reformas de los estatutos de nuestra universidad, que
habían sido enviados para su previa aprobación. Envié, a título personal, una
carta a la Subdirección de Inspección y Vigilancia del MEN, solicitándole un informe
del resultado de ese “análisis y revisión de la propuesta de reforma
estatutaria presentada por la Universidad Autónoma del Caribe” y de la
evaluación de “lo señalado en las medidas de carácter preventivo que se
impusieron a la Institución, frente a (sic) reforma estatutaria propuesta”,
señalados en las dos respuestas que ellos me enviaron. Esa Subdirección contestó
mi solicitud: “respecto a la solicitud de ratificación de una reforma estatutaria
presentada por la Universidad Autónoma del Caribe, previo análisis de la misma,
se generaron una serie de observaciones mediante oficios 2019EE084999 y 2019EE093471,
que fueron remitidas directamente a la Institución, y una vez sean respondidas se
resolverá de fondo, en el marco de sus estatutos generales vigentes y la normatividad
legal que regula dicho trámite”.
Por tanto, nos complace que la
nueva rectora tenga la decisión de impulsar y lograr los urgentes y necesarios
cambios que se necesitan para que esta querida universidad no vuelva a caer en
una crisis de peores consecuencias como las dos sucesivas que hemos pasado (leer: Silvia Gette y Ramsés Vargas: harinas del mismo costal y Silvia y Ramsés: de señalamientos y otros demonios). Estoy
seguro de que la mayoría de los componentes de cada uno de los estamentos de Universidad
Autónoma del Caribe remamos para ese mismo lado. Y culminaremos felices esta
noble tarea en la que nos encontramos, de borrar todo vestigio de repetición de
esos terribles hechos que, por poco, nos ahogan.
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