5 nov 2019

La avaricia y alevosía quieren mi puesto en Uniautónoma (2 de 4)

La avaricia y alevosía, tras mi puesto en Uniautónoma (1 de 4)

Por John Acosta

Soy el único que aún conserva el cargo de las tres personas que más salimos a dar declaraciones a los medios masivos, en la mañana de ese inolvidable miércoles 21 de febrero de 2018 en que iniciamos las protestas masivas que terminaron con la salida de Ramsés Vargas Lamadrid de la rectoría de nuestra Universidad Autónoma del Caribe. Los otros dos voceros ya no son ni decano ni director de programa, pero el enorme costo para mantenerme de pie en mi puesto lo vivo pagando a diario, pues los duros golpes para tumbarnos empezaron a planearse esa misma mañana por quienes no tuvieron la capacidad de convocatoria para hacer lo que hicimos los directores de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas (a la que, entonces, pertenecía el Departamento de Humanidades), y apoyadas por los docentes y estudiantes de la Facultad. Nuestros compañeros nos habían encargado a mí, y a un grupo de docentes-periodistas, del relacionamiento con los medios, que, desde un principio, empezaron a darle cobertura al hecho a las masivas protestas. Precisamente, el hecho de aparecer tanto en la televisión local, como nacional, dando declaraciones sobre la situación que padecíamos en la universidad, fue generando cierta prevención en el entonces vicepresidente del sindicato hacia los tres directivos de las protestas que más salíamos en los medios de comunicación. Tanto así, que en plena protestas y en dos discursos que lanzó en la plazoleta de la Universidad, él reclamaba el hecho de que aprovecháramos la amistad con nuestros colegas periodistas para que nos dieran “pantalla” y hasta insinuó que nosotros buscábamos quedarnos con los altos cargos que irían dejando los cómplices de Ramsés Vargas: terminó siendo exactamente al revés.


El asalto a las protestas y la negociación de su fin

Ese mismo miércoles 21 de febrero, la Facultad de Ingeniería (que el 5 de febrero había acompañado al sindicato de la universidad en un plantón y cuyos profesores se declararon, desde ese día, en asamblea permanente), expidió un comunicado en donde declaraba que se unía a nuestra facultad en las protestas.

Mientras todo eso sucedía, el vicepresidente del sindicato y sus amigos más cercanos habían ideado el plan para adueñarse de las protestas masivas que habíamos iniciado en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas: iniciaron poniendo lo que llamaron la Carpa del Hambre de lado afuera de la Universidad, al lado de la entrada principal. Nosotros, los que habíamos iniciado las protestas masivas, permanecíamos adentro, en la plazoleta.

Con los días, el vicepresidente de entonces del sindicato, y sus amigos, pusieron la famosa carpa del hambre en la mitad de la entrada y los único que podían ingresar a la universidad era quienes ellos autorizaran: se adueñaron así de unas protestas masivas que ellos no fueron capaces de convocar nunca. E iniciaron negociaciones con algunos miembros de la Sala General impuesta por Ramsés Vargas para terminar las protestas que ellos no generaron. Redacté un extenso artículo denunciando estos hechos, que publiqué en mi blog en dos entregas el mismo día, sábado 10 de marzo: Sintrauac: ¿… Y Ramsés Vargas se salió con la suya? (1) y Lanegociación: ¿... Y se salió Ramsés Vargas con la suya? (2). Lo cierto es que el vicepresidente del sindicato y sus amigos resultaron con tres puestos en la Sala General, el máximo órgano de gobierno de nuestra universidad.

El vicepresidente y sus amigos, no solo nos relegaron a los líderes que originamos el cese de actividades misionales ese glorioso 21 de febrero de 2018, sino que, además, se aprovecharon de una mala situación en nuestros salarios, que habíamos padecido por dos años consecutivos, para hacernos ver ante los estudiantes como favorecidos por Ramsés Vargas con bonificaciones. El jueves 15 de marzo de 2018, escribí y publiqué en mi blog un artículo para salirle al paso a estas acusaciones infundadas: lo titulé Bajada de sueldo por bonificación: elpauperismo que legó Ramsés Vargas.

En ese artículo escribí, entonces: “Ese fue el regalo con que los altos directivos de la Universidad Autónoma del Caribe nos recibieron a unos 30 directores de área: la disminución de un 25% de nuestro salario; es decir, cuando a todos los trabajadores de cualquier empresa establecida en Colombia, pública o privada, les suben un porcentaje de su sueldo a partir de enero de cada año, a estos 30 empleados de nuestra institución educativa, nos lo bajaron. Y no cualquier bajonazo: a partir de febrero de ese año (2016), recibiríamos una cuarta parte menos de lo que ganamos el año anterior. La mayor parte de los afectados éramos directores de programas y departamentos académicos”.

Nace la saña contra mí

Era indudable que todos estos artículos que yo escribía y publicaba fueron originando la ira del entonces vicepresidente del sindicato hacia mí y hacia mis ex compañeros de lucha; eso, por supuesto, se convertiría en un grave peligro para mi estabilidad laboral dentro de la universidad, pues, como ya dije arriba, ese vicepresidente sindical vendió las protestas que iniciamos en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas contra Ramsés Vargas por tres puestos (para él y dos de sus amigos) en la Sala General y, una vez allí, convenció a dos miembros más de ese órgano de gobierno, puestos en esa corporación por Ramsés Vargas, para que se unieran a él y a los otros dos escaños logrados en la negociación de las protestas; es decir, hoy son mayoría en el máximo órgano de la Sala General. Y, entonces, el ex vicepresidente sindical, hoy líder campante de la Sala General, se encaminó a convencer al profesor de verbo virulento que hice nombrar Profesor de Tiempo Completo en el departamento que dirijo: fue fácil ponerlo en mi contra en mi propio equipo de trabajo, pues el comunismo radical de ese docente no acepta una posición de centro derecha como la mía.

Ya en plena protesta, el profesor de argumentación radical empezó por fustigar a los cuatro docentes nuevos que habían ingresado en el Departamento de Humanidades. “Ustedes se tienen que ir de aquí porque ingresaron con Ramsés. Serán los primeros en salir”, les decía. A mí me parecía contradictoria su actitud, pues también él había entrado en el período de Ramsés, pero era su forma de ir tomando distancia de los asuntos del Departamento: estaba envalentonado porque contaba con el respaldo del líder que tenía las mayorías en la Sala General.

Por supuesto, esa continuidad de textos míos originó, también, una andanada de ataques contra mí por parte de quienes se sentían aludidos en mi lucha por una Universidad Autónoma del Caribe de todos y para todos: trataban de difamarme y enlodar mi reputación a través de memes y pasquines. Respondí a esos ataques con un artículo que publiqué en Comarca Literaria: Silvia y Ramsés: de señalamientos y otros demonios.

“Ayer hubo fiesta en la estancia. Y el mocito, biodo, maltrató al boyero, anduvo a palos con peones y perros. Cuando vide que el patrón, con tuita justicia, vino a pedirle al hijo se estuviese quieto, el patrón fue quien tuvo que irse dentro. Luego, ¡vino la madre! Para qué venir… Conforme la pobre viejita, vino a pedirle al hijo se estuviese quieto, se ensañó en la pobre. ¡Lo maldijo a Dios! Y cuando esa pobre madre vino a arrodillarse, la tomó de un brazo, la apretó fuerte, la tiró en el suelo, Y, después, no me acuerdo. Se me fue el sentío, me tapó una sombra. Lo alcé por los aires y lo estrellé contra el suelo. No sé si lo he dejao allí tirao, creyéndolo muerto, porque pensé que era usté esa madre y yo ese mal hijo que había educado el pueblo”, sigue contándole a su madre el campesino que entró feliz a su casa a “encajarle” un beso en la “trompa” a su vieja, en el poema gaucho que mencioné en el anterior artículo. Yo lo declamaba mucho en mi adolescencia y la situación creada ahora alrededor de mi cargo me lo recuerda mucho: se llama “Me echaron del puesto”.

Aquí, la continuación y culminación del tema planteado en el texto anterior:

La avaricia y alevosía buscan sacarme de mi cargo en Uniautónoma (3 de 4)

¿La avaricia y alevosía se quedarán con mi cargo en Uniautónoma? (4 de 4)

Aquí puede ver (y leer, si lo desea) todo los artículos publicados en este blog sobre la crisis que padeció la Universidad Autónoma del Caribe

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Muchas gracias por su amable lectura; por favor, denos su opinión sobre el texto que acaba de leer. Muy amable de su parte