21 mar 2025

Consejo de Estado admite tutela contra sentencia que favoreció elección de Elvia Milena Sanjuán

Elvia Milena Sanjuán Dávila,
gobernadora del Cesar
Por John Acosta

El Consejo de Estado admitió el escrito radicado el 10 de marzo de 2025, mediante el cual  David Sierra Daza interpuso una acción de tutela en contra de la Sección Quinta del Consejo de Estado, con el fin de que se amparen sus derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la administración de justicia, pues Sierra Daza considera que esos derechos le fueron vulnerados por la autoridad judicial accionada, cuando con la sentencia del 27 de febrero de 2025, el Consejo de Estado decidió negar las pretensiones de la demanda de nulidad del formulario E26GOB, del 9 de noviembre de 2023, por medio del cual se declaró la elección de Elvia Milena Sanjuan Dávila como gobernadora del departamento del Cesar, para el período constitucional 2024-2027.

La solicitud de corrección de la sentencia

Los procesos de nulidad electoral fueron promovidos por los abogados Luis Fernando Padilla Pérez y Sierra Daza, hoy accionante, en contra de la elección de la señora Elvia Milena Sanjuan Dávila como gobernadora del departamento del Cesar para el periodo constitucional 2024-2027. Y después de que el Consejo decidiera negar la solicitud de nulidad de la elección, el abogado Padilla Pérez presentó memorial en el que solicitó  copia de las dos aclaraciones de voto emitidas por los magistrados Pedro Pablo Vanegas Gil y Omar Joaquín Barreto Suárez  porque eran necesarios para la interposición del recurso de «súplica» respecto de la sentencia que negó de las pretensiones de la demanda.

15 mar 2025

Los senadores que sacaron votos en La Guajira y no se volvieron a acordar de este departamento

Por John Acosta

Son muchas las personalidades que coinciden en afirmar lo innegable: La Guajira es uno de los departamentos más empobrecidos de Colombia, con unos altos índices de necesidades básicas insatisfechas. Y si se trata de voceros de esta sección del país que gestionen ante el gobierno central las urgentes soluciones a los múltiples problemas estructurales de la única península colombiana, se podría pensar que también en esto está corto este ente territorial, pues La Guajira apenas tiene cuatro congresistas: dos representantes a la Cámara (Juan Loreto Gómez Soto, con 51.660votos; y Jorge Alberto Cerchiaro Figueroa, con 30.956) y dos senadores de la República (ver siguiente párrafo). Lo lamentable es que, en esto de la baja representatividad ante el Poder Legislativo colombiano, no es por falta de votos guajiros. 

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La corrupción en La Guajira se transporta en carrotanques

Apenas el 22% de los votos guajiros al Senado fueron para sus propios paisanos


A juzgar por el análisis detallado que hizo el blog Comarca Literaria de las votaciones al Congreso del 2022, a propósito de las elecciones para estas dos corporaciones nacionales del próximo año, se encontró que los habitantes de La Guajira sí salen a votar masivamente a elegir senadores, pero no lo hacen por sus propios paisanos: de 305,801sufragios para Senado que hubo en la península colombiana (con el 98.09 % de las mesas informadas), apenas 66.920 fueron para los dos candidatos al Senado que resultaron ganadores:  Alfredo Rafael Deluque Zuleta, quien sacó en su tierra apenas 48,671 de los 79.069 votos con que obtuvo su curul; y Martha Isabel Peralta Epieyu, que estaba en la lista cerrada del Pacto Histórico y que resultó con 18,249 votos en este departamento de la costa norte colombiana.

17 feb 2025

El escultor que cumplió su obsesión

Manuel Rincón, en 1996 y ahora
Por John Acosta

Desde que empezó su labor gratificante de creador solitario en La Guajira, a Manuel José Rincón Pico lo perseguía siempre un sueño: hacer una escultura grande para regalársela a cualquier población de la península. Y no se quedó con los brazos cruzados en espera de que las condiciones se le dieran como por arte de magia. Lo que pasa es que su locura de genio no le había alcanzado todavía para convencer a la dirigencia cultural sobre sus nobles propósitos.

La obsesión del escultor

«Yo no pido ninguna contraprestación económica. Sólo que se me suministre el apoyo logístico para poder hacer las cosas. La satisfacción más grande para mí sería que, una vez concluida mi gran obra, la gente se acercara a reconocerla», le dijo al hoy periodista de La Calle en febrero de 1996. Ese día, se acomodó en su silla, miró fijamente al comunicador y lanzó su dardo certero con una sinceridad que convenció: «Sólo con eso, gano más que cualquier cantidad de plata».

8 feb 2025

“Colombia no necesita un presidente: necesita un buen presidente”: Paloma Valencia

Por John Acosta

A raíz del Foro del Partido Centro Democrático, realizado  el sábado en Valledupar con los precandidatos de esta colectividad a la Presidencia de la República, Paloma Susana Valencia Laserna, senadora y aspirante al primer cargo de elección popular del país, estuvo en el Semanario La Calle, dentro de su recorrido por los medios de la capital del Cesar, y tuvo este corto diálogo con el director de este blog.

 John Acosta: Hay casos exitosos de mujeres que han hecho radio  o han estado en medio de comunicación y pasan a la política. Por ejemplo, tenemos a María Isabel Rueda, exitosa  directora de de un noticiero de televisión, dijo "Me cansé de opinar." Y se lanzó a la cámara por Bogotá y obtuvo el triunfo. La más reciente es  Vicky Dávila: era directora de la Revista Semana y se ha lanzado a la Presidencia de la República ¿Qué la llevó a usted a pasar de un medio de comunicación como Bluradio a la política?

Paloma Valencia: Yo creo que lo mío siempre ha sido la política, lo que pasa es que la política electoral, John, es difícil en Colombia: salir elegido es muy complicado. Entonces, yo dije: "Pues haré política aquí detrás de los micrófonos, como quien dice en el callejón, pero no puedo meterme en la política porque es muy difícil ser elegido.


Salió la oportunidad que me dio el presidente Uribe de llegar y, pues, desde ahí sí me he batido toreando todos los toros, dando todas las batallas en defensa de Colombia y de las cosas que yo creo que son importantes para este país, que, en mi opinión, tiene una ruta fácil de seguir, pero hay que seguirla. Uno no puede, digo yo, montarse en un bus que va para Bogotá y después llorar porque no llegó a La Guajira.

20 ene 2025

El hombre que multiplica La Piragua por muchas más

Jaime Enrique López Argüelles
Por John Acosta

El serrucho seguía la línea demarcada con anterioridad por las manos callosas del experimentado hombre, que cortaba la madera con el formato justo para lograr lo deseado, de acuerdo al exigente gusto del cliente. La sombra de los árboles frondosos que rodean la Ciénaga Grande de Zapatosa, en el puerto de Chimichagua, es su refugio esa mañana, mientras dos o tres amigos suyos maman gallo, desde sus asientos de cuero, recostado cada uno en los troncos de los palos inmarcesibles, que hacen la vida agradable a los sofocados pasajeros que salen o llegan a este municipio del Cesar. “Oye, muéstrame el permiso pa’cortá el árbol con que haces canoa. Muy bien sabes que estos palos de aquí son sagrados”, le dijo al hombre un anciano que llegó al sitio a disipar un poco el tedio del largo tiempo diario que le sobra en su trasegar cotidiano. “Y a ti quién carajos te dijo que esta madera la saqué de aquí. La de este lugar no sirve pa’cé canoa”, le respondió el carpintero.

El hombre del serrucho es Jaime Enrique López Argüelles, un chimichagüero que el 16 de diciembre cumplió 78 años. Hizo la primaria en el antiguo Colegio Parroquial Aurelio Robles y el bachillerato nocturno en el Colegio Santander. “De ahí, me dediqué a la sinvergüenzura. Claro que no hacíamos cosas malas”, le contó a La Calle durante la pausa que hizo para coger un segundo aire, antes de seguir serruchando. “Es que antes había más espacio para uno porque no existía el internet”, complementa. Su padre, Alfonso López Sereno, azuzado por su laboriosa mujer, Genciana Argüelles Benavides, quien no encontraba forma de atajar a su hijo, se llevaba al joven Jaime Enrique a pescar sólo en las noches tenebrosas, cuando los truenos relampagueantes iluminaban por ráfagas de segundo la inmensa oscuridad de la ciénaga, al tiempo que el estropicio de la lluvia sobre las aguas mansas del cuerpo de agua se confundía con el sonido siniestro del viento.

10 dic 2024

El diputado Ronald Castilla, ¿de aliado a opositor de Elvia Milena Sanjuán en el Cesar?

En la sesión inaugural de ese primero
de enero, el diputado Ronalt Castilla
logró una foto con la gobernadora
Elvia Milena Sanjuán
Por John Acosta

En la Vigésima Primera Sesión del tercer Periodo de Sesiones Ordinarias del año 2024, desarrollada el pasado 25 de noviembre, además del retiro del proyecto de la Tasa de Seguridad, se dio la sorpresiva declaratoria de oposición del diputado Ronalt Arturo Castilla Brochel. Esta última causó suspicacias, pues, a lo largo del período de sesiones del presente año, al corporado Castilla no se le conoció una actitud de oposición al gobierno departamental, encabezado por Elvia Milena Sanjuán; en realidad, entre los asistentes ese día a la Duma departamental corrió el rumor de que Ronald Castilla se declaró opositor para poder acceder al cargo de Segundo Vicepresidente de la Asamblea, en la Mesa Directiva del período 2025, que fue elegida en esa misma sesión, cargo que dejaba Claudia Margarita Zuleta Murgas, quien no había dejado ningún resquicio de duda de su oposición a la actual administración cesarense.

Y fue, precisamente, la misma Zuleta Murgas quien se encargó de decir públicamente, cuando le concedieron el uso de la palabra, lo que la mayoría de asistentes comentaban entre sí: que Castilla Brochel no era opositor. Y las mismas personas recordaban la primera sesión inaugural del periodo que culmina en este diciembre: si el afán de Ronald Castilla para tomarse la foto con la electa gobernadora Elvia Milena, quien llegó ese día a tomar posesión del cargo, no era suficiente, sí lo eran las palabras que pronunció ese primero de enero de 2024.

9 dic 2024

Tasa de Seguridad: qué fue lo que pasó con ella en la Asamblea del Cesar

Los diputados del Cesar posaron con la gobernadora del
departamento, Elvia Milena Sanjuán, en la primera sesión
de este año. Los acompaña el congresista Didier Lobo
 (de blanco, a la izquierda)
Por John Acosta

El Proyecto de Ordenanza número 018 de 2024, “por medio de la cual se adopta la imposición de una tasa especial destinada a financiar el Fondo Cuenta Territorial de Seguridad- Fonset para fomentar la seguridad y la convivencia ciudadana en el departamento del Cesar y se dictan otras disposiciones”, más conocido como la Tasa de Seguridad, originó un cataclismo político y social en el Cesar, pero, sobre todo, en Valledupar, que terminó con el retiro del mencionado proyecto; sin embargo, ya se había surtido un primer debate en el seno de la Comisión de Hacienda, Asuntos Económicos, Administrativos y Éticos de la Asamblea Departamental del Cesar; de hecho, los cinco diputados miembros de esta Comisión aprobaron el proyecto para que pasara al segundo debate a la plenaria de la Asamblea. Y, después, cuando ya se oficializó el retiro del mismo, causó extrañeza entre la comunidad cesarense que los cinco corporados que lo habían aprobado en el primer debate de la comisión, terminaran, luego, aprobando y justificando el retiro en plenaria de la Duma departamental.

A esos cincos diputados se les vino el mundo encima por lo que la gente consideró que, mientras no hubo presión política y social en contra del mencionado proyecto de la Tasa de Seguridad, ellos lo aprobaron, en primer debate, desarrollado en la Comisión encargada de estos asuntos; es decir, de acuerdo al sentir de la sociedad cesarense, ahí ‘no vieron nada malo’; no obstante, cuando los gremios, veedores y comunidad en general pusieron el grito en el cielo, ahí sí, estos mismos cinco corporados votaron en plenaria la aprobación del retiro del proyecto solicitado por la Gobernación del Cesar; es decir, no hubo segundo debate.

27 nov 2024

Fuentes hídricas del Cesar, de caudalosos ríos a sólo cañitos

Trabajo ganador de la VI Edición del Premio Regional de Periodismo Francisco de Paula Santander. Mejor Producto de Prensa 2024. Que otorga la Universidad Francisco de Paula Santander, Ocaña, Norte de Santander.

Por John Acosta

El que fuera caudaloso río Espíritu Santo, de San Alberto, hoy es un “cañito”. “Ya no podemos decir que tenemos río”, dice Arsenio Espitia, presidente de la Veeduría del río Espíritu Santo, de San Alberto. Este otrora importante recurso hídrico del departamento del Cesar viene siendo objeto de explotación por tres empresas “que ostentan algunas licencias , permiso y/o concesiones, las cuales fueron dadas por entidades gubernamentales de nuestro ente territorial , pero nosotros, como comunidad, vemos, con mucha preocupación, que estas licencias o permisos les falta seguimiento porque hace más de 10 años que estas empresas están realizando esta explotación  del material de arrastre y hoy, agravado por el fenómeno del Niño, estamos padeciendo las consecuencias”, dijo a La Calle el veedor ciudadano. Se refiere a las otorgadas en 2009 por el gobernador Cristian Hernando Moreno Panezo.

25 nov 2024

Operó camiones de 250 toneladas y ahora, buseta de 25 pasajeros

Por John Acosta

Es posible que cuando Yolkin Caicedo le enseñó a conducir buseta a su hermana Claudia, pensó más en verla trabajando en una de las minas de carbón del Cesar que conduciendo una buseta urbana en Valledupar; de hecho, él llevaba trabajadores en ese vehículo donde aprendió ella, desde La Jagua de Ibirico, la población de los do
s hermanos, hasta la minera Prodeco. En todo caso, Claudia Caicedo ascendió, de esas clases informales de chofer, a operar camiones de 250 toneladas en ese enorme hueco a cielo abierto de donde la empresa subsidiaria de la suiza Glencore sacaba carbón.

Esos turnos, en medio del machismo de los rudos mineros, le formaron el carácter reservado que todavía hoy esboza cuando alguien se le sienta al lado, a entablar una conversación formal, mientras ella maneja la buseta de ruta urbana en la capital del Cesar. Claudia Caicedo no pasó, de una, de la mina a Valledupar. No: antes condujo un camión de reparto,a lo largo y ancho de su departamento, distribuyendo el producto de la empresa Aceros y Metales, donde laboró cuando Prodeco decidió cerrar operaciones en Colombia.

Una joven emprendedora de armas tomar que le ‘tuerce el pescuezo’ al destino

 


Por John Acosta

Angie Carolina Ruiz soñó con tener una máquina de coser, desde que tenía cuatro años de edad y veía a su tío materno pedaleando la suya para darle forma a los pantalones que cosía. Vivía en el barrio Primero de Mayo, donde nació y creció. Hoy, cuando, finalmente, posee ese aparato eléctrico, recuerda con nostalgia al difunto sastre que, sin proponérselo, le inculcó a su sobrina el amor por la costura.

Obviamente, no fue fácil hacerse a lo que siempre añoró. Antes, tuvo que dedicarse a otro oficio que, si bien le gusta, no le apasiona tanto como el que ahora ejerce. Hizo un curso básico de Repostería en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) y ahorró, como pudo, lo que le quedaba de la venta de los postres que hacía.

12 nov 2024

La canoa de bahareque llega al puerto de sus amores con la carga ‘pa vendé’

Kelvis Morales saca los pescados de su segunda red
Por John Acosta

La mujer había esperado unos minutitos y dio la vuelta para regresarse con las manos vacías. Al darse cuenta, Kelvis José Morales Aguilar la llamó para que se devolviera. Ella volteó la mirada hacia quien le había hablado, pero no se le notaba una decisión contundente para volver; entonces, el periodista del Semanario La Calle se sintió culpable por la situación y metió su mano para ayudar a convencer a la señora. “Venga, hombe, si, al contrario, su presencia enriquece la crónica porque usted es una cliente efectiva del hombre”, le dijo. Y la mujer se regresó. “¿Cuánto es que va a llevar?”, le preguntó Kelvis José. “Una arroba”, le respondió ella.

Kelvis Morales se bajó de su canoa, que estaba amarrada en la orilla, y fue hasta la de otro colega, también aparcada. Sacó de ahí un peso, cuya base colgante era la mitad de una parrilla metálica que, en sus momentos de gloria, cubrió la hélice de un abanico de piso. Y empezó a echar en ella algunos de los bocachicos apilados en el fondo de su embarcación. Al completar las primeras 16 libras del pedido, fue hasta donde la señora y se las echó en la bolsa plástica que ella traía para ese propósito. Volvió a su canoa para pesarle el resto a su cliente.

Alcantarillado de Saloa vierte aguas negras a la Ciénaga de Zapatosa

Vista aérea de la planta de tratamiento
de aguas residuales, en Saloa
Por John Acosta

en el puerto de Saloa, los mototaxistas que estaban ahí lo abordaron enseguida y le plantearon la problemática.Igual pasó cuando, ya en una moto, circulaba por las calles del pueblo y el joven motociclista encontraba a un  líder en la acera; entonces, detenía su vehículo y presentaba al comunicador. “Cuéntale sobre el problema que tenemos ahora”, le inquiere al transeúnte casual. Y el interpelado se quejó de lo mismo. También lo hizo el presidente de una asociación de pescadores que visitó. A raíz de un video que un ciudadano de esta población envió al Semanario La Calle, donde denunciaba que el agua sucia (rebotada de los manjoles del alcantarillado) estaba llegando a la Ciénaga Grande Zapatosa, el comunicador se trasladó el fin de semana hasta allá.

Festival del Bocachico quedó solo

Wilmer Argüelles Medina

Wilmer Argüelles Medina es dirigente cívico y social de Saloa. Fue presidente veedor de la reciente pavimentación de las calles de esta población. Habló con La Calle. “Estamos afectados por la botada de las aguas negras, que hoy el alcantarillado ha dispuesto de echarla a la Ciénaga Grande Zapatosa, sin ninguna clase de tratamiento, llegando todas esas aguas negras, servidas y pestilentes a acabar con lo poquito que hay en nuestro cuerpo de agua. Nosotros, desde un principio y en varias ocasiones estuvimos en la veeduría Despertar del municipio de Chimichagua: estuvimos sentados con la Gobernadora, el Alcalde y personas de Aguas del Cesar y los contratistas. Y, a estas alturas de la vida, uno le tira el balón al otro. Y hoy las alcantarillas están colapsadas. Por ejemplo, el día del Festival del Bocachico se derramaban esos manjoles y la pestilencia retiró a la gente porque no soportaba el hedor. Eso es parte del alcantarillado que tenemos hoy en Saloa”.

8 nov 2024

‘La Piragua’ es ‘La Bendición de Dios’ y pertenece a Álvaro Morales

Álvaro Morales, en su canoa metálica
Por John Acosta

Esa mañana no estuvo buena. Hubiera podido ser peor: por ejemplo, irse con un solo pasajero, cuando a la enorme canoa metálica le caben de 20 a 25 viajeros. Ese sábado de octubre, apenas iban tres, pero el viaje se hubiera podido salvar si no hubiese pasado nada en el recorrido; sin embargo, pasó. Álvaro Morales Arciniegas había recibido la llamada de su hermano, que era el presidente de la Asociación de Transportadores Fluviales de Chimichagua (municipio del Cesar) a las 7:20 de la mañana. “Compa, póngase pilas que estos tres pasajeros quieren irse conmigo y usted sabe que yo no los puedo llevar en la chalupa del hospital”, escuchó del otro lado. Álvaro estaba en su casa y lo llamaban desde el puerto. Tenía el turno ese día y no podía arrancar tan tarde.

El presidente arrancó a las 7:30 de la mañana con las dos enfermeras, la comunicadora del centro hospitalario y las neveras de icopor cargadas de vacunas. Iban a apoyar al personal de salud del corregimiento de Saloa, donde también se llevaba a cabo la octava jornada de vacunación contra el papiloma humano, convocada por el gobierno nacional. En el puerto quedaron el Defensor del Pueblo del área, la docente que iba a pasar el fin de semana con su abuela y el periodista que iba a verificar una denuncia ciudadana en Saloa.

29 oct 2024

Herminia Barrios y Andrés Castrillo: líderes forjados a pulso limpio

Herminia Barrios y Andrés Castrillo
Por John Acosta, @Joacoro

La entrevista terminó alrededor del medio día. Y, una vez agotado el tema del súper tanque de agua para Valledupar (que fue el motivo de ese encuentro), la señora Herminia Lucía Barrios Gutiérrez pudo, al fin, desahogar su segunda mortificación. “Vea, ¿cuándo nos ayuda el Semanario La Calle con ese colegio?”, le dijo al periodista, mientras señalaba, desde la terraza de su casa, a la Institución Educativa Consuelo Araújo Noguera. El reportero vio, entre las rejas que protegen la entrada de la vivienda de su anfitriona, que un trozo del muro de encerramiento del colegio estaba tirado en el suelo. La cita, finalmente, se concertó para el lunes siguiente.

Dos líderes que se apoyan

Herminia Barrios es la presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC) de la primera etapa del barrio 450 Años. Cuando La Calle regresó a su casa a cumplir con esa segunda visita, la señora Herminia no estaba sola. Ella presentó al señor Andrés David Castrillo Julio, quien acompañaría esa tarde a hacer el recorrido alrededor del colegio. Sólo hasta que se llegó detrás de la institución educativa, fuera del último muro de bloques de cemento, se tuvo certeza de quién era, realmente, Castrillo Julio. Las casuchas de tablas, con techos de zinc viejo, soportados con piedras sobre las humildes viviendas, apenas podían sostenerse en pie sobre el suelo, mojado por las corrientes del caudaloso arroyo que creció con furia debido al aguacero de la noche anterior.

25 oct 2024

La Maga de los bolis de Valledupar empezó meneando dulces

Por John Acosta, @Joacoro

Fotos: El Duende

El reguero de bolis que rodaba por el pavimento aquella mañana no presagiaba nada bueno para el día. El icopor cedió ante la presión de los envoltorios congelados de distintos colores y sabores y la cava terminó rompiéndose, una cuadra antes de llegar a la puerta de la universidad. Magalia Esther Bracho Mejía miraba impotente ese desastre multitono dando vueltas por la calle, como rodillos que participaban en una comparsa de carnaval. Y cuando la desazón le invadió el alma por el tiempo y dinero perdidos en horas de trabajo en vano, sucedió lo que habría de regocijar su espíritu para siempre y que aún es el estímulo del que ella echa mano cada vez que su ánimo decae por cualquier circunstancia. Una chorrera de estudiantes de distintas disciplinas aparecieron de repente. “Tranquila, vaya a buscar otra vasija que nosotros nos encargamos de recoger esto”, la alentó uno de los jóvenes. “Y por las ventas no se preocupe: hoy volarán más rápido que pan caliente”, le dijo otro. Y así fue. “No quedó ni uno”, le contó Magalia Bracho al Semanario La Calle, muchos años después.

De dulces a bolis

Magalia se había decidido por este nuevo emprendimiento, por insistencia de una prima, que la convenció para que aprovechara la cercanía a su casa de la nueva universidad que había abierto su sede en Valledupar. “Empecé con un termo, que se vendía rápido entre los estudiantes”, cuenta ahora. “Ya tengo 28 años de estar vendiendo bolis”, agrega con orgullo; sin embargo, sus garras de negociante empezó siendo una infante, aunque ella lo define de otra manera: “Desde niña, me gustó trabajar”, dice.

21 oct 2024

Al tanque de Emdupar le invirtieron $23 mil millones, pero el agua no llega a las Comunas 3 y 4

Por John Acosta

Después de que el Semanario La Calle publicara, en su edición del lunes 30 de septiembre, un reportaje sobre el súpertanque que el Gobierno Nacional le donó a Valledupar, con un  aporte de más de 23 mil millones de pesos, para beneficiar exclusivamente a unas 187 mil personas residentes en las comunas 3 y 4, habitantes de esos dos sectores de la ciudad llamaron al periódico para decir que a ellos no les llega agua; entonces, La Calle se trasladó a barrios de estas dos comunas para constatar las quejas de los usuarios.

Otra gran incógnita que se manejó en ese artículo periodístico fue que no aparecían los planos, ni las actas de entrega; es decir, no se sabía quién recibió el tanque que hoy sus beneficiarios dicen que no les sirve. La Calle obtuvo los planos de la obra y las actas de entrega.

15 oct 2024

El Flaco: 40 años vendiendo comida por las calles de Valledupar

Por John Acosta

Fotos: El Duende

Dice que tiene 40 años en el oficio, pero, en realidad, son más: José de Jesús Navarro Gil sólo está metiendo lo que lleva de recorrer las calles de Valledupar; sin embargo, las condiciones de su niñez de limitaciones lo obligaron a iniciarse en ese quehacer desde muy temprana edad, allá en El Banco, Magdalena, donde la vieja Emilia Gil había llegado con su recua de hijos a buscar mejor vida. José de Jesús había nacido ocho años atrás en el corregimiento de Juana Sánchez, municipio de Hatillo de Loba, Bolívar. Allá le tocó dejar su inocencia feliz, recordada con la nostalgia de un hombre hecho a pulso, para cambiarla por la dura realidad de su nueva infancia trabajadora.

Su papá, de quien también heredó su nombre, tenía una finca en Juana Sánchez. El pequeño José de Jesús no cambiaba por nada esas gloriosas mañanas en que iba al corral con su totuma para que el viejo le echara la espuma de la leche recién ordeñada. Su máxima responsabilidad de entonces se limitaba a portear: abrir y cerrar el portón que unía el corral de los terneros con el de las vacas para dejar pasar de a uno en uno, cada vez que su viejo, al terminar de ordeñar un animal, le pedía que echara otro hijo. “Fueron bastante los pisones que me mamé tratando de no permitir que salieran todos los terneros al tiempo”, le cuenta ahora a La Calle.

4 oct 2024

El Brujo manda la parada en la calle sexta de La Nevada

Por John Acosta

Caminando, otra vez, sin rumbo por las calles de Barranquilla, el joven Luis Antonio Gómez Camargo tomó otras de las drásticas decisiones de su vida, que habría de cambiarle el curso de su destino para siempre. “Me someto a apostarle al truquismo: me metí a brujo”, le confesó al Semanario La Calle, más de 50 años después. Compró un juego de barajas bañada en ferromagnetismo y las abría como un acordeón: cuando la gente veía esas cartas alienadas y suspendidas en el aire, gritaba: “¡Ese man es un brujo!”. Ayudado con su inteligencia natural (“Y con mi parla”, le contó al periódico), empezó a leer la suerte en la mano, en el tabaco, y en la borra del café. “Me formalicé famoso en el barrio Tayrona, de Barranquilla”, le dijo al semanario. Para convencer más a sus potenciales clientes, vestía siempre de camisa negra manga larga.

“Embustero sí he sido, pero siempre me he cuidado de no cogerme lo ajeno; incluso, me convidaban a meter vicios: nunca lo acepté. Lo que me perjudica, no lo dejo pasar. Nunca he estado preso, nunca he tenido nada con la Policía. Y siempre andaba sin papeles. No tengo malos antecedentes. No le debo nada a nadie. Ando feliz”, aclara.

30 sept 2024

Un súper tanque de agua que ahogó las esperanzas de los vallenatos

Por John Acosta

En septiembre de 2021, los medios de comunicación locales y nacionales registraron la noticia que puso feliz a la comunidad de Valledupar: la ciudad estrenaba un súper tanque de agua con una capacidad de 20 mil metros cúbicos , lo que le garantizaría el suministro del líquido a 187 mil habitantes de las comunas 3, 4 y 5. Con una dimensión de 72 metros de ancho por 72 metros de largo y cinco metros de alto, es el segundo tanque de almacenamiento de agua tratada más grande de Colombia.  Tuvo una inversión de $24.875 millones de pesos, aportados por el Gobierno Nacional, mientras que el municipio participó con la donación del lote donde fue construido. Cinco años después, esta megaobra, lamentablemente, no ha cumplido su fin.

23 sept 2024

Medio siglo después, Soño revivió en Bruno

Por John Acosta 

La primera (y, quizás, única) vez que habló del perro de su infancia, lo hizo a los 40 años. Fue en Barranquilla, cuando dos estudiantes universitarias de su clase de redacción, le preguntaron si le gustaba las mascotas. “No me disgustan, la verdad”, respondió, en ese momento; entonces, ellas fueron más directas y le preguntaron si alguna vez él había tenido un perro. “Sí, claro: cuando era niño”, volvió a contestar. “¿Y cómo se llamaba?”, insistieron las dos aprendices. Y el profesor no pudo evitar remontarse a los albores de su vida, allá en La Junta, donde había sido criado por su abuela paterna. No encontró, en los recovecos de su memoria, mayores episodios al lado de ese animalito que olvidó por completo en el transcurrir de su existencia.

Un binomio de maldad se ensañó con los Wayúu para ponerles nombres burlescos

Por John Acosta

Zaida Maritza Hernández Pushaina llegó esa mañana a la ranchería. Era otra de sus visitas que ella hacía con pasión en su ya larga experiencia como profesional social, atendiendo siempre a su raza Wayúu. “Me recibió con mucho cariño una señora ancestral”, le contaría después al Semanario La Calle. Una vez terminado el protocolo cultural (el vaso de chicha, el pocillo de tinto, en la enramada) de la visita, Zaida Hernández procedió a realizar su estudio de caracterización social e identificación; obviamente, pidió la cédula a la legendaria señora. Y volvió a sorprenderse con el nombre, a pesar de que no era la primera vez que le sucedía cuando tenía el documento de identidad en sus manos: Aspirina Ipuana, decía llamarse la señora; entonces, la trabajadora social de la Universidad de La Guajira hizo lo de siempre.

Zaida Hernández
“Hay muchas personas que desconocen el significado de su nombre Yo le dije, ¿usted sabe
para qué sirve la aspirina? Me respondió que no.  Le dije que era un medicamento, que sirve para el dolor. Y me dijo: ‘No, es que esos son los arijunas. Yo le dije cómo era mi nombre’. Es que ella lo pronuncia y lo interpreta como lo hacemos los Wayúu”, le explica Hernández Puchaina a La Calle. Ya enterados de lo que representa el nombre que le pusieron, algunos desearían resarcirse. “Y también me dicen cómo hacemos nosotros para cambiarnos esos nombres”, cuenta Zaida Maritza.

16 sept 2024

El Hombre Caimán que envejece en Valledupar, como el líder de Adultos Mayores

José Francisco Benítez Lara
Por John Acosta

Ese oficio que aprendió de joven en el almacén de su papá en Plato, Magdalena, es el que le ha servido para sostener su casa y su orgullo, ya de adulto mayor, en Valledupar: técnico de electrodomésticos. Terminó su primaria en el pueblo del Hombre Caimán, donde José Francisco Benítez Lara nació el 23 de marzo de 1949, ya adolescente, que era como se terminaba antes los primeros años de estudios básicos; entonces, José Benítez empezó a curucutear las máquinas de coser Singer, que su padre distribuía en la región y ya nadie le ganaba en reparar cualquier daño que estos legendarios aparatos tuvieran. Puso el taller al lado del negocio de su progenitor y fue tan floreciente que no pensó dos veces en vivir de ese quehacer cuando se vio obligado a emigrar a la próspera capital del Cesar, en 1979, donde viviría su ancianidad feliz como líder de sus congéneres.

Su papá había comprado una finca en El Difícil, donde llegó a vivir cuando se vino de Corozal, Sucre, a buscar mejores oportunidades. Allí empezó con la Singer y le fue tan bien que lo pusieron a distribuir en esa región desde Plato, una boyante población de la zona. En esos ires y venires del negocio a la granja, su hijo José Francisco conoció a la dificilera que sería su esposa. El acoso que sufrió en la tierra de su compañera de vida por la finca heredada, lo obligó a venirse, con su señora y su pequeña hija, a Valledupar. En la tierra del folclor vallenato, José Benítez empezó a trabajar en lo que su padre dedicó su existencia: la venta a crédito puerta a puerta.

9 sept 2024

Lo que sucede en los buses de los conjuntos vallenatos

Por John Acosta

La primera versión la escuchó el hoy periodista del Semanario La Calle, cuando era un adolescente. La contó Libardo Gutiérrez: resulta que Diomedes Díaz llegó a desayunar al restaurante que la esposa de su paisano Libardo, Marina Moreno, tenía en Casacará, corregimiento de Codazzi (Cesar). Es de suponerse que el cantante de La Junta (La Guajira) vendría de regreso de alguna presentación en algún pueblo cercano y se acordó que el también juntero Libardo tenía esa venta de comida en ese lugar; entonces, el marido de Marina le espetó a Diomedes la pregunta que le carcomía el alma. “Vee, Cacique, ¿y tú de aonde sacaste esa canción?”, le dijo.

Libardo Gutiérrez le contó al adolescente que Diomedes le había dicho que la compuso en el vuelo hacia Barranquilla, a mediados de febrero de 1984; por supuesto, había una imprecisión en lo de ‘el vuelo’, pero lo sustancial era que El Cacique de La Junta había sacado esa composición en un corto trayecto. Joaco Guillén, el gran amigo del cantante juntero, entregaría, después, más detalles. Habían salido ese día en bus, de Valledupar a Barranquilla, a cumplir con seis compromisos en el Carnaval de ese año. No tenían previsto presentarse en el Festival de Orquesta y Acordeones para ganarse el codiciado  Congo de Oro porque “no tenía música nueva”, según cuenta Guillén que le dijo el Cacique, mientras disfrutaba el jugo en la frutera de Ciénaga donde siempre se detenían cada vez que pasaban por ahí.

2 sept 2024

El mecánico de motos que no pasó por Valencia, cogió la sabana y se quedó en Caracolicito

Javier Horta, en su taller

 “Paso por Valencia, cojo la sabana, Caracolicito y, luego, a Fundación”: Rafael Escalona, El Testamento

Por John Acosta

Javier Enrique Horta Ortiz tenía todo en la vida para ser un exitoso campesino de El Copey, su pueblo querido. Estudiaba en la Institución Educativa Agrícola de su municipio, cuando tuvo que salir huyendo con su familia. Había nacido en esa población en 1976 y nunca había salido de ella. En el Agropecuario, como conocen a su colegio en El Copey, aprendía lo básico para cultivar la tierra. Es posible que hubiese terminado trabajando en fincas o parcelas de otros, pero su empuje le hubiera dado para conseguir su propio pedazo de terreno para trabajarlo como Dios manda; sin embargo, a los 15 años de edad, tuvo que abandonar a sus estudios, a su pueblo del alma y la que había sido su casa hasta entonces porque la violencia guerrillera y paramilitar de entonces no escatimaba esfuerzos para arrasar con cualquiera. Y, entonces, sus sueños de compartir para siempre con sus amigos de infancia y de juventud, mientras se tomaban un tinto, compartiendo las mismas añoranzas, con el cabello cenizo por el pasar del tiempo, se esfumaron. Y lo condenaron al destierro, a un mundo desconocido, donde debía iniciar de cero con sus padres y hermanos.

Corría 1991. Y, mientras el país se refrescaba esperanzado en un nuevo y promisorio porvenir, estrenando Constitución, Javier Horta y su familia llegaron a Fundación, en el vecino departamento del Magdalena, a tratar de arañarle al destino una vida, por lo menos, llevadera. Horta Ortiz no volvió a saber de estudios, pues debía ocuparse en ayudar al sostenimiento de su casa. Y él, que lo más adelantado que había manejado hasta entonces era bicicleta prestada por sus amigos en El Copey, empezó a trabajar en el taller El Pistón, allá en el nuevo municipio a donde fue a parar con sus padres y hermanos: pasó de potencial campesino a mecánico automotriz.

30 ago 2024

Los pequeños productores del Cesar y La Guajira se están arruinando

José Ángel Hinojosa ordeña sus vacas en La Rochela

Por John Acosta

José Ángel Hinojosa Acosta se levanta todos los días a las 4 de la madrugada a ordeñar sus 26 vacas. El establo de La Rochela, su pequeña finca, resuena con las décimas que él canta a todo pulmón, mientras hala las tetas de sus animales para extraerles los 80 u 85 litros de leche diarios que produce. El cantar de los dos gallos finos y tres bastos que tiene, junto con  la respuesta lejana de otras aves de corral desde las  granjas vecinas, son el acompañamiento musical perfecto para su voz. El bramar lastimero de algún ternero desesperado porque no le ha llegado su turno de mamar la ubre desocupada, tampoco desentona en aquel ambiente fiestero que el campesino le impone a su jornada. Hasta el cacareo de las gallinas que acaban de poner los huevos del desayuno se convierte en instrumento armónico para esa orquesta de toque madrugador. Ni siquiera el ladrido de los perros a los ruidos de las motos que pasan por la trocha cercana, ensucia aquel concierto diario.

Esa alegría que antecede el amanecer en La Rochela contrasta enormemente con la tragedia que viven los productores de leche en Colombia, en general y el Cesar, en particular; en realidad, José Ángel vende 70 litros y el resto “lo deja para el gasto aquí en la casa”, le dijo al Semanario La Calle, desde la hamaca colgada en el corredor, donde reposa después de haber apartado los terneros en la tarde para el ordeño del día siguiente. “Le echo a un calabazo, regalo tres litros, hiervo un tanto para el desayuno y la cena. A veces, cuajo mis seis litros para hacer mi pedacito de queso: ayer cuajé, hoy no. Hago ese pedacito de queso para comer aquí”, agregó Hinojosa Acosta a La Calle.

26 ago 2024

Adaníes Díaz le dejó su semilla al vallenato para irse al cielo

Churo Díaz y su padre, Adaníes
Por John Acosta

Las dos fechas históricas que publican en internet los biógrafos de ambos, no coinciden con lo que afirma categóricamente el famoso cantante vallenato Jorge Iván Díaz Lafaurie, el gran ‘Churo Díaz’: mientras él afirma que era un bebé de brazos, cuando su padre, Adaníes Díaz falleció, los biógrafos del difunto dicen que la muerte de Adaníes se dio cuando estaba en la cúspide de su vida musical (era la voz melancólica del género del Valle del cacique Upar), en un lamentable accidente de tránsito, ocurrido el 9 de febrero (a propósito, Día Nacional del Periodista) de 1983, cuando la camioneta en que viajaba chocó con una pila de escombro de asfalto que estaba sobre la vía, a escasos tres kilómetros para llegar a su destino, Riohacha. Y el talentoso Churo Díaz, su hijo, nació el 29 de mayo de 1983.

De acuerdo a esas dos fechas, que nadie aún les ha refutado a sus biógrafos, Churo Díaz era un gestante cuando Adaníes Díaz, su progenitor, murió. Si se atiene a los datos históricos que aparecen en los textos, consultados constantemente en internet, Miriam Lafaurie, madre del Churo, aún estaba en embarazo cuando el padre de su hijo falleció en ese fatal accidente.

16 ago 2024

Paro cívico contra los abusos de Afinia y Air-e, convoca Frente Amplio de Servicios Públicos del Magdalena Grande

Aspecto del encuentro, en Valledupar
Con un llamado a todas las fuerzas vivas de los departamentos de Cesar, Magdalena y La Guajira a organizar y llevar a cabo un paro cívico en estos territorios, concluyó, el pasado martes 13 de agosto de 2024, en la biblioteca Rafael Carrillo Luquez, de Valledupar, el encuentro de gran relevancia que reunió a los Frentes de Usuarios de los Servicios Públicos de tres departamentos: Cesar, Magdalena y La Guajira, territorios que componen el antiguo Magdalena Grande. Además de los líderes de usuarios de estos servicios, también asistieron a la reunión Claudia Margarita Zuleta, ex candidata a la gobernación del Cesar y actual diputada; Jesús Suárez Moscote, diputado del Cesar; y Alejandro Aroca, ingeniero eléctrico y ex secretario de Energía del departamento de Sucre.

Además, se invita a los frentes departamentales del resto del Caribe a sumarse a este plan de actividades, en defensa de los derechos de los usuarios y en contra de los abusos tarifarios.

9 ago 2024

La nieta de Máximo Movil que lucha la vida con la humildad con que lo hizo su abuelo

Por John Acosta

Margarita María Movil Chinchía, hija del famoso compositor Máximo Movil, murió a los 35 años en Casacará, Cesar; entonces, su esposo, Damián Julio Valdés (pariente del famoso campeón de boxeo Rodrigo Valdés) decidió entregar a su pequeña hija huérfana de madre a su media hermana Dorina del Socorro Rodríguez Valdés. La niña tenía los nombres invertidos de su mamá fallecida: María Margarita Julio Movil. Y su tía Dorina era tan especial para Damián, que, incluso, a su primera hija con Margarita Movil le puso el nombre de su media hermana: Doris (como exigía Dorina que la llamaran porque le parecía horrible el que le pusieron sus padres) Janeth. De manera que no habría mejor hogar sustituto para la pequeña María Margarita que el de su tía ‘Doris’. Además, era muy cierto el argumento con que Damián Julio terminó convenciendo a su hermana ‘Doris’ para que le recibiera a María Margarita: tuvo ocho hijos varones, ni una sola mujer. Damián terminó yéndose para Venezuela con sus otros dos hijos, Doris Janeth y Abel Damián.

2 ago 2024

El Tigre de Las Marías lleva 52 años vendiendo raspao en Casacará

Por John Acosta

El hoy periodista del Semanario La Calle llegó a Casacará, corregimiento de Agustín Codazzi (Cesar), en 1978 y ya Juan Martín Reales Daza era una institución  en el pueblo. Empujando su carrito de madera, ‘Martín Chupa’ (como se le conocía entonces) surcaba los arenales de las calles destapadas, desafiando la intensidad de los rayos del sol tropical con su determinación intacta y su humildad altiva. Se paraba en cada esquina y, con la tapa del cepillo metálico con que raspaba el hielo, golpeaba la base del mismo para producir el sonido concéntrico con el cual sería recordado por siempre. “¡Refréscrese bien!”, repetía en coro a todo pulmón, acompañado por el repique de su instrumento de trabajo. Cuarenta y seis años después, el comunicador de La Calle se lo encontró al frente del cementerio de la población, ‘refrescando bien’ a los asistentes al sepelio de una matrona de Casacará, que había fallecido el día anterior. “Ya llevo 52 años en este oficio”, le dijo con orgullo a La Calle al tiempo que vertía el jarabe marrón de tamarindo sobre el granizado que él acababa de raspar.

Juan Martín Reales Daza llegó a Casacará a los 11 años de edad. “Su papá vino aquí a los catorce. Recuerdo que una vez le dije: ‘yo vine más joven que usted”, le dijo al periodista de La Calle, mientras le echaba leche condensada a otro raspao para otro cliente del velorio. Juan Martín venía con sus padres y sus nueve hermanos de El Paso, Cesar, de donde salieron a rebuscarse la vida. Después de un periplo de supervivencia que los había llevado a pernoctar en La Loma y en Las Palmitas (también en el Cesar), decidieron radicarse en ese corregimiento del vecino Codazzi, atraídos por la fiebre del algodón. Martín Reales le aprendió el oficio a una de sus hermanas, que vendía raspao en un punto fijo, bajo la sombra protectora de un árbol plantado a la orilla de la carretera nacional que atraviesa al pueblo; entonces, construyó su primer carrito de madera y decidió ofrecer el servicio puerta a puerta, a los 18 años de edad. Lo pintó con esmalte de aceite y le puso un letrero en la parte delantera, cuyo mensaje definía muy bien su espíritu: ‘El Luchador’, decía.

25 jul 2024

Los pescados de ‘La llorona loca’ vuelven a Tamalameque

Por John Acosta

Juan Salazar Romero accionó el botón que estaba en la columna de concreto e inmediatamente empezó a formarse en el inmenso pozo, una línea de varias formaciones de ondas concéntricas alrededor de las secciones de burbujas que brotaban en el agua. “Mire eso y pensar que la mayoría de ingenieros me decían que la planta de oxígeno no funcionaría aquí”, le dijo Juan Salazar al periodista del Semanario La Calle, quien anotaba juicioso lo que veía y lo que escuchaba. “Simplemente, le puse una turbina de mayor potencia”, explica. En el cielo se formaban nubarrones, cuyas sombras caían en otra parte, lejos de aliviar la intensidad de los rayos solares que parecían vengar con ira en ese lugar lo que las nubes negras le impedían hacer en otros sitios. Es el más grande de los tres pozos: tiene 47 mil metros cuadrados. “Le echo 140 mil bocachicos: se me crían unos 100 mil. Es bastante”, dice con orgullo. Y no le vende ni uno a grandes proveedores. “Les vendo todo a los moteros de aquí de Tamalameque: de 5 a 10 arroba a cada uno. Y ellos van y lo revenden en los municipios vecinos”, cuenta.

La canícula del mediodía reverberaba con frenesí en la atmósfera calurosa de la ciénaga de Zapatosa; no obstante, el periodista de La Calle aceptó el reto de Salazar Romero para caminar alrededor del pozo a esa hora. “Este terreno tiene un excelente nivel freático: no capta agua ni del río, ni de la ciénaga: sólo agua lluvia”, asegura el “sembrador” de pescado, mientras mostraba con orgullo el gajo de plátano en una de las matas. Lo mismo hizo con las guayabas, los mangos, las maracuyás, en fin, todos los árboles sembrados en la orilla de la laguna artificial. Hasta auyama, yuca, ñame.  “Voy a sembrar 4.800, todos frutales”, dice.

10 jul 2024

‘Chide’ Vence, el gobernador Cariachil que lucha por su tribu

Por John Acosta

Alcides Manuel Vence Ibarra le echa gotas de aceite a las cerraduras metálicas de la puerta principal e introduce la llave y comprueba que ya el cerrojo flexibilizó bastante. “Esta vaina se oxida rápido por acá, por estos adentros, oiga”, le dice al periodista del Semanario La Calle, que subió con él hasta allá, la región de Farías (del actual municipio de El Molino), uno de los antiguos asentamientos de la tribu Cariachil, de la gran nación Chimila. Ya había hecho lo mismo con las tres puertas interiores: la de los dos aposentos y la del baño. El fresco de las estribaciones de la Serranía del Perijá, donde está el sitio, aminora un poco el calor del medio día. El comunicador, que hace poco (para el Festival de la Leyenda Vallenata) había publicado sobre el origen del famoso milagro, no pudo evitar sentirse en el territorio de donde partió el grupo de Cariachiles que participó en el histórico ataque a la antigua Valledupar, iniciado en la noche del 27 de abril de 1576 contra el hato de García Gutiérrez de Mendoza.

Convocados por Uniaymo, el Cacique de Los Tupe, todas las parcialidades de su comunidad, que actuaron bajo el mando de Coroponiaimo o Coropomeyma y las parcialidades de los vecinos Chimila, quienes se sumaron en alianza bajo el mando de su Cacique Curuniaimo o Curunayma, fueron protagonistas del famoso milagro, que también es celebrado actualmente en El Molino.