23 sept 2024

Un binomio de maldad se ensañó con los Wayúu para ponerles nombres burlescos

Por John Acosta

Zaida Maritza Hernández Pushaina llegó esa mañana a la ranchería. Era otra de sus visitas que ella hacía con pasión en su ya larga experiencia como profesional social, atendiendo siempre a su raza Wayúu. “Me recibió con mucho cariño una señora ancestral”, le contaría después al Semanario La Calle. Una vez terminado el protocolo cultural (el vaso de chicha, el pocillo de tinto, en la enramada) de la visita, Zaida Hernández procedió a realizar su estudio de caracterización social e identificación; obviamente, pidió la cédula a la legendaria señora. Y volvió a sorprenderse con el nombre, a pesar de que no era la primera vez que le sucedía cuando tenía el documento de identidad en sus manos: Aspirina Ipuana, decía llamarse la señora; entonces, la trabajadora social de la Universidad de La Guajira hizo lo de siempre.

Zaida Hernández
“Hay muchas personas que desconocen el significado de su nombre Yo le dije, ¿usted sabe
para qué sirve la aspirina? Me respondió que no.  Le dije que era un medicamento, que sirve para el dolor. Y me dijo: ‘No, es que esos son los arijunas. Yo le dije cómo era mi nombre’. Es que ella lo pronuncia y lo interpreta como lo hacemos los Wayúu”, le explica Hernández Puchaina a La Calle. Ya enterados de lo que representa el nombre que le pusieron, algunos desearían resarcirse. “Y también me dicen cómo hacemos nosotros para cambiarnos esos nombres”, cuenta Zaida Maritza.

Hasta un cachaco se sorprendió

Fabio Esteban Barrera Martínez es un paisa que llegó a La Guajira en las postrimerías de los años 70 y comienzos de los 80. Participó en el grupo de negociación de tierras en la mina, en Puerto Bolívar y en los 150 kilómetros para la construcción de la carretera y del ferrocarril que une a la mina con el puerto. Y se quedó por más de 30 años como funcionario de la International Colombia Resources Corporation (Intercor), precisamente, en relaciones con la comunidad. “Conocí nombres de indígenas bastante increíbles para nuestra cultura”, le dijo Barrera Martínez a La Calle.

Fabio Esteban Barrera
Y nombra algunos: Cabezón Epiayú, Comandante Ipuana, Campero Epiayú, Borrachito Pushaina, Yuca Epiayú, Jematashon/Sabrosito Pushaina, Revolvitor Uriana, Chiquitín Pushaina, Doctor Uriana, Cotorro Epiayú, Tigre Epinayú, Pipis Jusayú, Annoso Jusayú, Machete/Chajarruta Epiayú, Joven Pushaina. “Chajarruta significa machete y también pene, el miembro viril. En la oportunidad en que, como alijuna, pronuncié el nombre Chajarruta, que aparecía en la cédula de un indigena, inmediatamente los que estaban en el lugar se rieron”, le contó Fabio Esteban Barrera a La Calle.

El binomio de maldad

Estercilia Simanca Pushaina es una escritora, empresaria y abogada Wayúu que denunció esta situación de sus hermanos de raza mediante un magistral cuento. Manifiesta no saber firmar narra la enorme ironía del encuentro y convivencia de su cultura con la del arijuna (como llama el Wayúu al no indígena). La Calle se comunicó con ella para que hablara sobre cómo algunos registradores guajiros, se aprovechaban de los Wayúu que no sabían leer ni escribir y le registraban a sus hijos con nombres burlescos. “Y políticos. Fue un binomio de maldad”, agregó Simanca Puchaina a La Calle. “Pero en el cuento está descrito”, dijo.

Estercilia Simanca
“Los sentimos llegar en caravanas de carros. Así como cuando nosotros vamos a comprar maíz al mercado de Uribia o cuando vamos a cobrar una ofensa. La diferencia es que ellos llegaron en unos carros que parecían de cristal, todos nuevos y lujosos, a los que les llaman burbujas; y nosotros vamos en el camión viejo de mí tío, en la parte de atrás, de pie y apiñados como las vacas, moviéndonos de un lado para el otro, porque el camino está dañado y el puente que hicieron el año pasado solo sirvió por dos meses.Ahora nos toca bajarnos para que el camión pueda pasar sin peso el arroyo y así evitar que se quede atollado; pero cuando llega el invierno el camión se queda en el Paraíso, nuestra ranchería, porque el arroyo crece y se lo puede llevar”, sigue contando Estercilia Simanca Pushaina en su cuento. “Han traído, para mi abuela y mi abuelo, café –el que trae una muñequita pintada sobre una hoja–, sacos de maíz, juguetes para nosotros y ¡cuatro llantas para el camión de mí tío! Ellos parecían no escuchar las quejas de mí tío. Se le acercaban y decían que esta vez las cosas eran diferentes porque el que estaba de candidato no era el papá sino el hijo”, dice más adelante la galardonada historia.

“Toda mi familia hizo una larga fila junto con otras gentes que venían de otras rancherías, para recibir una tarjetita plástica que ellos llamaban «cédula». Eran las mismas que ellos se habían llevado una semana antes de las «elecciones». Ese día me enteré que mi tío Tanko Pushaina se llamaba Tarzán Cotes, que Shankarit se llama Máximo, que Jutpunachón se llamaba Priscila, que Yaya se llamaba Clara, que Castorila se llamaba Cosita Rica, que Kawalashiyú se llamaba Marquesa, que Anuwachón se llamaba Jhon F. Kennedy, que Ashaneish se llamaba Cabeza, que Arepuí se llamaba Cazón, que Waríchón se llamaba Lebranche, que Cauya se llamaba Monrrinson Knudsen, que Cotiz se llamaba AlkaSelkser, Jierranta se llamaba Hilda, el primo Rafael Pushaina se llamaba Raspahierro, mi primo Matto se llamaba Bolsillo, y por un momento temí que conmigo pasaba lo mismo”, se lee en el cuento.

Afrenta a los  Wayúu

Gandhi Romero
A propósito de los políticos, el Wayúu Gandhi Eder Romero Epinayú hoy es el presidente del Concejo Distrital de Riohacha. Al ser consultado por La Calle sobre esta situación, culpó al “desconocimiento institucional del Estado con relación a las particularidades propias del pueblo Wayúu, sumado al afán electoral de algunos caciques políticos, algunos desconocidos y otros renombrados de la época que hasta se valían de su poder para poder sacar varias cédulas a una misma persona; en esa época, aconteció lo que denomino una afrenta a la integridad histórica del pueblo Wayúu, una falta del Estado y sus gobiernos que solo puede ser compensada con una disculpa pública y no con solo cambiar nombres en un documento de identidad”.

El verdadero nombre Wayúu

Vicenta María Siossi Pino es una comunicadora social-periodista y reconocida escritora Wayúu. Su hermoso cuento Esa horrible costumbre de alejarme de ti también narra el choque cultural entre los arijuna y la ancestral raza guajira. La Calle se comunicó con ella para conocer su percepción sobre el cambio de nombre en las cédulas de muchos indígenas de La Guajira. “El fenómeno de cambiar los nombres a los Wayúu se daban durante las jornadas de cedulación en las rancherías, cuando los indígenas, sin saber español pronunciaban su nombre y las secretarias de la Registraduría colocaban lo que se asemejaba a aquella pronunciación, pero lo  relacionaban con términos burlescos”, le dijo al periódico.

Vicenta Siosi
Para ella, esa situación “fue un menosprecio a los nombres tradicionales porque los Wayúu tenemos nombres originales que se dan por una características físicas, herencia familiar, talentos que presenta una persona”.

Ya el fenómeno no se da

Afortunadamente, esta horrible situación parece haberse revertido. “La Registraduría emitió una circular en 2014, en la que le da facultad a las autoridades tradicionales para certificar nacimiento, donde consignan el nombre que desean los padres llevará el menor: quiere decir ello que será responsabilidad ahora del usuario. También las jornadas masivas de cedulación no son como antes: ahora son más cuidadosas:  la circular 276 de 2014 quedó inmersa en la circular única de registro e identificación en el capítulo de registros para miembros de comunidades indígenas. También los documentales, el cuento, mis charlas coadyuvan el proceso. Es lento pero el Estado ya sabe que hay miembros de los pueblos indígenas que hablamos y defendemos los derechos”, le dijo a La Calle Estercilia Simanca Pushaina.

Para Zaida Hernández, la tecnología ha contribuido mucho a que este fenómeno se diluya. “Ya muchos jóvenes usan las tecnología y, obviamente, se meten a internet y les han dicho ‘no, mamá, esto es un medicamento’. Con la revolución de las tecnologías ya han podido averiguar, la mayoría, el significado de sus nombres”, explicó Hernández.

“Debemos reconocer que esta grave falta hace ya parte de la historia de nuestro pueblo, no podemos dejarla de lado, si no aprender de las experiencias y ser resilientes en lo que debamos”, le dijo a La Calle el Presidente del Concejo Distrital de Riohacha, Gandhi Eder Romero. “Hoy en día, a pesar de las burlas a nuestros viejos por llevar ciertos nombres extraños para una persona del pueblo Wayúu, podemos decir que muchos han sabido sobresalir como palabreros o abogados Wayúu, otros como artesanos, docentes y sabedores, que son apreciados por cada miembro de sus clanes y de su comunidad, que brindan su conocimiento y amor para que el pueblo Wayúu y sus nuevas generaciones puedan seguir en la pervivencia étnica y manteniendo intacto ese linaje guerrero y de amor por su pueblo Wayúu”, agregó.

Publicada en el Semanario La Calle, el 23 de septiembre de 2024 

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