¿Educador corruptor?: la reelección del señor Mauricio Molinares, en Uniautónoma

Reflexiones de Antonio Donado Tolosa Docente- investigador, Maestría en educación.

(1) El título es un oxímoron o una expresión que contiene términos que no es razonable unir: es inconcebible un educador que, en lugar de formar en valores humanos y demostrarlos con su comportamiento, explícita o soterradamente incita a conductas contrarias a la verdad, el respeto a la dignidad humana y la decencia en la administración de los bienes que se le encomiendan. El reverso o la suposición de que el corruptor sea un educador, solo es concebible en una sociedad u organización en profunda decadencia.

(2) El colombiano decente se sostiene en el filo de una navaja haciendo equilibrios e inventando razones para auto motivarse y no caer en el fango de la descomposición que pareciera dominante; sin embargo, arrastrando el pesimismo, los hombres y mujeres de bien se levantan cada mañana animados por el amor de sus hijos, con la esperanza, así sea incierta, de que se puede vivir en una sociedad en la que los principios del bien ajeno y la confianza en las buenas intenciones sean el pedestal de la justicia y el bienestar colectivo.

(3) La historia universal registra ejemplos de pueblos sin más riquezas que lo que es necesario para sobrevivir, que han vivido y viven con dignidad, reforzando sus tradiciones y buenas costumbres, que envían a sus hijos a la escuela porque confían en el maestro o la maestra. A ellos los inunda la certeza de que en la escuela sus hijos serán educados y no corrompidos.

(4) Colombia ha vivido momentos similares en su historia, y hoy, entre los 50 millones que trabajamos ahora formal o informalmente, existe una mayoría anónima que, con sus esfuerzos, desvelos y sueños, pone el pecho y sus hombros para sostener el techo y los cimientos de esta inestable república que ya traspasó los 200 años de vida independiente. Todavía es posible la lucha individual y colectiva por los fundamentos esenciales de la libertad, la justicia, la verdad y honra personal.

Antonio Donado Tolosa

(5) Cuando en una organización, familia o institución pública o privada, la autoridad constituida se pone al frente de acciones que atentan contra esos principios, no cabe duda de que se gobierna mediante actitudes despóticas, autocráticas, que encubren objetivos dolosos con respeto a las personas, las cosas y los bienes del común.Todos somos conscientes, con dolor e indignación, de que esa es la crisis que pone en grave peligro la permanencia e integridad del patrimonio cultural, científico y humanístico que encarna la Universidad Autónoma del Caribe.

(6) Todavía hay esperanza; como siempre, hay razones para el desaliento, aun cuando descubrimos que el aliento se hace en nuestros corazones y en las organizaciones sindicales que conformamos para proteger nuestros derechos y deberes como la plataforma de lucha para salvar a nuestra universidad.

(7) Los que se empeñan en hacernos perder el camino correcto ya empezaron a moverse para mantenerse en el poder sin más méritos que sus antivalores, descaro y cinismo. Hay dos estrategias en curso, una para debilitar a las organizaciones sindicales, en concreto a Sintrauac y a Sintraunicaribe. La segunda tiene como objetivo promover sin decoro candidatos a las próximas elecciones de representantes al Consejo Superior, instancia donde se piensa reelegir al actual rector, señor Mauricio Molinares, a quien se le vence su actual periodo en el próximo mes de junio.

(8) Ya le encomendaron a la dirección y personal de Bienestar estudiantil que favorezcan a una estudiante de derecho en sus aspiraciones, y para ello que influyan convirtiendo en mercancía electoral los servicios de bienestar que todos los estudiantes deben recibir en igualdad de condiciones, sin otro requisito que la necesidad de la asistencia que requiera según sus derechos de estudiante.

(9) El libreto de corrupción en ejecución incluye la malvada intención de fracturar los sindicatos bajo la consigna de la Desafiliación. El poder se hace inicuo cuando se esgrime para humillar a los subordinados y entre más humilde el ofendido más aberrante la autoridad corruptora. Crear el terror con la especie de despedir a quienes no se acojan a la consigna de renunciar al sagrado derecho de la asociación sindical revela debilidad y mediocridad de sus gestores.

(10) La investidura rectoral y la de consejeros directivos de una universidad es una de las más eximias y notables en cualquier sociedad, y, en consecuencia, quienes la aspiren deben estar ubicados en una alta posición académica, ciudadana, moral e intelectual, es un atributo que se debe honrar desde su origen mediante acciones honorables para obtener el reconocimiento de los electores. 

(11) A mis compañeros sindicalizados y a sus directivos los invito a tener muy presente que el derecho de sindicalización es nuestra fortaleza frente a los atropellos y tropelías del señor Molinares y su administración. Negociar la dignidad asociativa constituye una traición a la conciencia personal, a la Universidad y a la honra de nuestros hijos, en quienes debemos reconocer a los estudiantes que han confiado su futuro en nuestras manos.

(12) A mis colegas profesores, que el dilema reviste una complejidad y responsabilidad mayores, su rol social se sostiene sobre una idoneidad en la que se entrelazan de manera indestructible la inteligencia sana, el conocimiento responsable y la conducta ejemplar.

Mauricio Molinares

(13) A usted, señor rector, le aconsejo que no convierta la crisis financiera de la universidad en una excusa para imponer la anticultura universitaria de quienes actúan y viven bajo el principio del fin que justifica los medios. Si usted cree que su gestión ha sido tan exitosa que le da el derecho moral a hacerse reelegir, evite lograrlo al costo de la intimidación moral del recurso más invaluable de la universidad, sus trabajadores, sus docentes y sus estudiantes. Porque en la reconstrucción de una universidad es más importante y decisiva su reserva moral que la financiera.

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