8 sept 2025

Luz Roja para el agua en La Guajira

Un recorrdio por los 15 municipios de este ente territorial,
muestra la triste situación; la gerente de Esepgua no le
contestó al periodista
Por John Acosta

Sirle Osorio no sólo tiene que pensar en el efectivo diario para los pasajes de ida y regreso de su casa al jardín infantil donde es profesora, sino que, además, cada noche, antes de acostarse, debe verificar en la cartera que estén ahí los, por lo menos, dos mil pesos para comprar, antes de la 6:00 de la mañana, las cinco latas de agua que se necesitan en su casa para solventar en algo la eterna escasez de este vital líquido. Ella es la fundadora del barrio ‘Óscar Mejía’, ubicado en la salida del fronterizo municipio de Maicao hacia Paraguachón y Maracaibo, capital del estado Zulia en la vecina Venezuela. El Semanario La Calle la acompañó a ella y a sus vecinos en el amanecer del jueves de la semana pasada para atestiguar el drama diario que padecen en el afán mañanero de alcanzar a obtener las latas de agua con que cada uno de sus hogares debe sortear el caluroso día del ardiente departamento de La Guajira.

Durante toda la semana pasada, el Semanario La Calle hizo un recorrido en carro por los 15 municipios de la única península colombiana y las historias que encontró, alrededor de la inacabable falta del agua, son tristes y desesperantes. Durante el periplo, se habló con los habitantes y con algunos funcionarios públicos que accedieron a dar declaraciones ante la insistencia del periodista.

Ni siquiera se salvan los cinco municipios de la fábrica natural de agua: llega día por medio

La Jagua del Pilar: San Benito, el barrio nuevo que sufre por agua

Eudaldo Cuentas vive en el barrio San Benito y, frente a su casa, muestra la sombra del frondoso palo de mango. “Vea, aquí hemos hecho innumerables reuniones con funcionarios del municipio, del departamento y del acueducto y siempre terminan con la misma promesa incumplida: que pronto solucionarán el problema para que también a nosotros nos llegue el agua diariamente”, dice con amarga resignación. E invita a los periodistas a ingresar a su casa, llega hasta el lavaplatos y abre la llave: no sale ni una gota de agua.

Lo cierto es que en La Jagua del Pilar, municipio enclavado en las estribaciones de la Serranía del Perijá, enorme fábrica natural de agua, la mayoría de los habitantes no sufren por el suministro de este vital líquido; no obstante, en el nuevo barrio San Benito no tienen el mismo privilegio. Una vecina de Eudaldo salió y mostró un hilo de agua que, al salir del desagüe del patio de una casa, corría sucia de jabón calle abajo. “Mire, como llegó ayer en la noche un poquito, la gente está aprovechando hoy para lavar”, dijo.

«Me volví a mudar para El Plan, donde músico me hice”: Emiliano Zuleta Baquero en ‘El piñal’

El Plan es un corregimiento de La Jagua del Pilar que queda arriba, por donde se llega después de subir más de media hora en carro por una serpenteante placa huella empinada. Su nombre es legendario porque los primeros juglares de la música vallenata, encantados por sus hermosos paisajes, encontraban allí la inspiración para componer sus mejores canciones, como el viejo Emiliano Zuleta Baquero, padre de una de las parejas más famosas de este folclor: Poncho y Emilianito. El Semanario La Calle subió hasta allá, donde no podría haber problemas de agua, pues su ubicación en el corazón mismo de la serranía le podría garantizar el abastecimiento por siempre; sin embargo, en algunos hogares el servicio no llega diariamente.

“Desde que hubo la bonanza marimbera, aquí, prácticamente, se han secado todos los arroyos, que eran las fuentes de agua que vienen aquí alrededor de El Plan. Aquí mismo, aquí salía un un chorro de agua, aquí cerquita, ya eso ni ni siquiera en el invierno, porque mira la hora que es hoy y aquí si no han crecido los arroyos en ninguna época. ¿Por qué? Primero, que la lluvia es tan escasa. Segundo, que esto lo acabaron con la bonanza marimbera, todas las montañas alrededor de esto las tumbaron”, dice el campesino Eduardo Elías Orozco Medina, que accedió a hablar con La Calle.


Sentada en una mecedora en la sala de su casa, la gentil matrona Isabel Fuentes Salas estaba resolviendo una sopa de 
letras en la vieja revista que tenía en sus manos. Apenas sintió la presencia de los reporteros en el umbral de la puerta de su casa que da a la calle, alzó la mirada y los saludó con una sonrisa. “El problema del agua es que nos la echan día por medio. Llena uno la vasija y ya uno sabe que, al tercer día, vuelve y no las echan. Ahorita las tenemos porque cayó una garúa y entonces no se va. Hay poquita, pero uno la tiene ahí”, contó.

Urumita: a veces, llega cada dos días

Ante la amenaza de un aguacero inminente, el señor recogía la ropa recién lavada que colgaba en la enorme terraza del frente de su casa. Los reporteros lo abordaron y, muy amablemente, justificó el porqué no podía dar declaraciones en ese momento: estaba envuelto en una toalla de la cintura para abajo, sin camisa, pues acababa de pegarse un baño y la urgencia de los trapos secándose lo hizo salir en esa facha. Llamó a su hermana y ella sí describió la situación. “Lo cierto es que el agua es escasa; incluso, en estos tiempos de invierno, pero ahora la tenemos cada dos días: mire la loza sucia en el patio y no la puedo lavar porque no ha llegado el agua”, dijo resignada. El Semanario La Calle confirmó el problema con vecinos de otros sectores del municipio de Urumita.

Villanueva: la presión ha bajado por el crecimiento del municipio

Germán Arenas, veedor ciudadano de Villanueva, estaba esperando a los reporteros en una mesa de la cafetería que queda al lado de la alcaldía municipal. “tanto en Villanueva, como en los pueblos vecinos, el agua se sube a la planta de tratamiento y llega por gravedad; por tanto, a ciertos sectores de municipios, sobre todo en los barrios nuevos que han crecido en la periferia, totalmente hacia el norte”, explicó Arenas, a La Calle.


La joven 
Tatiana Michelle Contreras Villadiego estaba lavando la terraza de su casa y, a pesar de “¿en estas fachas?” (como le dijo a La Calle), accedió a hablar con el periodista y a dejarse grabar del reportero gráfico. “Es una situación difícil que se está viviendo ahora. Los usuarios estamos sufriendo mucho de esa problemática del corte de la agua está llegando. Aquí nada más me llega el agua a las 11 de la noche. Y la quitan a las 6 de la mañana. Yo no duermo ese día por estar esperando el agua”, le dijo a este semanario.


El Molino: en el recibo ya le quitaron la denominación ‘potable’

Esa tarde llovió duro en El Molino y hubo que esperar a que escampara para poder hacer el recorrido en el municipio y hablar con la gente. El líder social Santos Arias estaba en vestimenta de reposo en su casa y así dio declaraciones y se dejó tomar fotos. “Aquí el agua nos llega un día de por medio o no nos llega, a veces. En El Molino tenemos un problema histórico con el servicio del agua. Tenemos muchas dificultades con la empresa prestadora de servicios, que es Veolia. Incluso, en el recibo quitaron la denominación de ‘potable’ por las diferencias que tenemos los habitantes del pueblo con el servicio. Ya es bastante difícil”, le dijo a La Calle.

Santos Arias llevó a los reporteros hasta el patio de su casa para mostrarles los tanques de almacenamiento que tiene en su casa: efectivamente, en el fondo se asentaba un polvo ennegrecido.

“Ni siquiera es es una situación que porque aquí le cae polvo, pues mire que tengo los tanques herméticamente cerrados: es que el agua viene sucia desde arriba. Y si no viene así, agarra sucio en las tuberías”, dijo.

Los dos únicos municipios a los que les llega el agua todos los días, pero no toda es potable

Distracción: es posible que los agricultores la contaminen

Bolmar Suárez es el encargado de Servicios Públicos en la Alcaldía de Distracción. Él resalta que el suministro es eficiente. “Tenemos un servicio de agua óptimo, podríamos decir 24/7, pero, como en todas partes, de vez en cuando, por alguna razón de lluvia o sequía, entonces, digamos que tenemos el servicio de agua 23 horas al día, que es un buen servicio, buena presión en el municipio y buena calidad, ya que nosotros, por medio del Índice de Riesgo de la Calidad del Agua para Consumo Humano (Irca), estamos solicitando periódicamente, por medio de laboratorio donde ellos mandan las pruebas para tener verificación de la calidad del servicio que nos vienen prestando”, le dijo a La Calle.


No obstante, la gente en La Calle piensa otra cosa: el común denominador es que no es apta para el consumo humano. Un habitante, que pidió reserva de su nombre, dijo que él cree que los agricultores fumigan sus cultivos a orillas del río y contaminan el agua. Lo cierto es que otros miembros de la comunidad coinciden en decir que el agua no es potable, como la matrona Norman Manjarrés, quien le dijo a La Calle que “aquí el agua es abundante, yo no tengo problema con el agua, lo único que no es tratada”.

Fonseca: en el barrio ‘Villa Hermosa’ y alrededores es salobre porque es de pozo

Juan Díaz, secretario municipal de Hacienda, de Fonseca, le aseguró al Semanario La Calle que “la cobertura en el servicio es del 90% y una continuidad de 12.4 horas por día, con una calidad de agua totalmente potable. Con las inversiones que estamos desarrollando, aspiramos llegar a un 100% de cobertura y una continuidad de 24 horas”. La Calle obtuvo el certificado de calidad de agua potable de Fonseca del laboratorio Nancy Flórez García, acreditado por el Ideam. Tiene una nota: “La muestra a la que se refieren los resultados que figuran en este informe (…) ha sido proporcionada por el cliente o por un tercero de acuerdo a directrices del cliente. En consecuencia, los datos que figuran en el informe no constituyen una garantía de la representatividad de la muestra y, por tanto, se refieren única y exclusivamente a esa muestra. El laboratorio no es responsable del origen o la fuente de donde ha sido extraída la muestra”.

En su visita a Fonseca, el Semanario La Calle fue hasta el barrio Villa Hermosa y sectores vecinos, donde la comunidad se ha venido quejando del mal servicio del agua. “Yo tengo 11 años viviendo aquí y el servicio de agua es muy malo. En el sentido de que es un agua empozada, llega solo una hora y viene con mucho cloro, hedionda y le causa rasquiña a los niños. Esa agua no sirve para cocinar, no sirve para lavar porque se nos corta el detergente, o sea, es malísima, no la podemos consumir. Es de pozo”, le dijo Yohelis Barraza a La Calle.

Los tres municipios que más sufren por agua en el sur de La Guajira

San Juan del Cesar: sufren los corregimientos y cabecera municipal

Las comunidades de los corregimientos de La Peña, La Junta y Curazao, del municipio de San Juan del Cesar, siempre han sufrido por agua; sobre todo, en verano. Y, particularmente, este verano ha sido bastante difícil. “Como en todos los años, ya para este tiempo y desde enero, se inicia el tema de la sequía, que es algo que, desde hace décadas, se conoce: la calamidad que se vive cada año.  El mandatario que esté ya conoce el tema porque al ser de acá, del municipio de San Juan de César, todos los habitantes de este municipio saben la calamidad que hay con estas y otras comunidades”, le dijo a La Calle el presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de La Junta, Jhon Jairo Acosta Imbreth.

La cabecera municipal también sufre el problema de desabastecimiento de agua. “Esta situación afecta de manera desproporcionada a quienes tienen barreras físicas, sensoriales o sociales, constituyendo una violación al principio de dignidad humana y a los derechos fundamentales a la salud, la integridad, la igualdad y el mínimo vital”, le dijo a La Calle el veedor sanjuanero Luis Horgelys Brito Ariza .

Hatonuevo: Nos llega cada tres o cinco días

Octavio Brito

 reposaba  sin camisa su recién almorzada bajo la sombra del palo de mango que tiene sembrado al frente de la terraza de su casa del barrio 20 de Julio, de Hatonuevo. Estaba acompañado de su madre, quien lo impulsó a que hablara, cuando los reporteros llegaron a plantearles el motivo de la visita. Entró a ponerse una camiseta y salió dispuesto a dar su testimonio. “Aquí el agua nos llega con cierta regularidad: cada tres o cinco días. A veces, se demora, dos días; a veces, más; a veces, menos, pero llega”, dijo. “No es potable, no es apta para el consumo humano: eso sí es grave”, agregó.

Barrancas: conexiones fraudulentas de finqueros agravan el problema

Un líder social de Barrancas, que pidió la reserva de su nombre, le aseguró al Semanario La Calle que uno de los motivos principales para el desabastecimiento de agua en este municipio es que en el recorrido de la tubería, desde la planta de tratamiento hasta la población, muchos finqueros y personas que han construido sus casas campos se conectan de forma fraudulenta y, como no tienen contador, desperdician el agua, impidiendo que le llegue a la comunidad.

Al recorrer por los distintos sectores, los reporteros llegaron a la casa de Esneris Martínez, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Pringamosa, quien interrumpió su almuerzo para atenderlos. “Es un servicio que no sirve, hay que decirlo. Han pasado varias empresas y siempre es lo mismo. Aquí nos llega dos veces por semana y, a veces, una. Y eso, la ponen a las 6:00 de la tarde y ya a las 3:00 de la mañana ya no hay agua. uno tiene que levantarse madrugado para poder tener este precioso líquido. La situación con el agua es demasiado grave”, dijo Luz Mery.

La capital y los tres municipios más críticos del departamento

Riohacha: ha sido un problema de toda la vida

Gloria Gutiérrez vive en la entrada del barrio Villa Campo Alegre, de Riohacha, la capital del departamento de La Guajira. Le bajó el volúmen del equipo de sonido que tenía a todo timbal para poder hablar con los reporteros de La Calle. “El agua aquí es pesada: llega los domingos por las horas de la noche, pero es un chorrito mínimo, no se llena bien la alberca. Ojalá nos llegara siquiera dos veces a la semana. A veces, nos ha tocado comprar el carro tanque de agua”, le dijo. 

Marelvis Mendoza ayudaba a su esposo a pintar la reja de entrada a su casa. “Ese problema del agua ha sido de toda la vida. Si no es con turbina, no podemos obtener el servicio; incluso, se nos dañaron dos albercas de resequedad porque no había líquido que echarles”, le dijo a La Calle, mientras pasaba la brocha untada de pintura negra sobre las varillas viejas.

Maicao: a corretear carrotanques para comprarles agua

El caso de Sirle Osorio y sus vecinos lo viven en casi todos los sectores de Maicao: es una lucha constante para poder tener agua. Guido Arrieta cuenta que el agua les llega cada vez y medio por las tuberías, “pero el recibo si lo cobran mensual por los 30 días”. Se queja de que tienen que comprarla a los carros tanques casi todos los días “porque no nos abastecen; entonces, queremos que la gobernación y la alcaldía nos colabore con esto porque el agua es la prioridad de todo. Mire la cantidad de tanques vacíos que tengo y acabo de comprar cuatro latas con lo que eché casi dos mil pesos de agua”.


“Por ejemplo, la pusieron el viernes en la noche y la quitaron el sábado en la mañana; entonces, uno, por mucho que llene, el agua no alcanza, no dura para tanto tiempo que dura sin venir. Este carro tanque no entra todos los días, sino un día por medio”, dice Sirle, ya cambiada, lista para irse al jardín infantil donde trabaja.

Uribia está llena de pozos profundos, pero aún el problema persiste

Dubariz Barraza dice que la única manera de obtener agua en Uribia es en los carros tanques. “Siempre la compramos: es la única manera de conseguirla. Aquí no llega para nada. En este sector nunca tenemos agua con tubería”, le dijo a La Calle. Ella vive en la salida a Manaure; por su parte, Frank Alexander Castilla Cabrales, secretario de Obras de este municipio, aseguró que la administración hace el mayor de los esfuerzos posible, ya que no contamos con fuentes superficiales de agua: nosotros no tenemos río, no tenemos lagos, ni ninguna fuente donde podamos captar agua dulce. Nos toca taladrar la tierra para hacer pozos profundos. Uribia está llena de pozos de estos. Nuestro sistema de captación es a través de pozos subterráneos. Es un agua que sale muy pesada y hay que darle un tratamiento que sale costoso para poder atender a la población”.

De otro lado, Eliana Lizeth Vizcaíno Campo, personera municipal de Uribia, reconoció ante La Calle que el problema los ha afectado desde el inicio del municipio “por nuestra ubicación geográfica. Es una zona semiárida. A la oficina nos llegan muchas quejas, solicitudes por la falta de agua apta para el consumo, sobre todo, en las zonas rurales. De la mano con la alcaldía, hemos estado muy pendiente de que el acceso al agua sea un poco más óptimo”.

En Manaure también sufre la comunidad wayuu

“No hay agua: No hay molino, no hay pozo, no hay nada”, dijo Ruby Uriana, desesperada, en su español escaso, mientras sacaba su cédula de la mochila Wayúu para comprobar, sin que se lo pidieran, que sí era quien decía ser y, por tanto, su grito desesperado de auxilio sí era real. “No firma”, revelaba su falta de estudios en el documento de identificación que presentó. “Vengo a pedir ayuda”, insistió. La Calle la encontró en una silla del parque, sentada bajo la sombra protectora de un árbol que está plantado justo al frente de la Alcaldía de Manaure, en La Guajira.

“La distribución la hacemos a través de carros cisternas, de 10 mil litros cada uno; en estos momentos, tenemos, en cooperación con la UNGRD y Cruz Roja una entrega diaria de entre 25 y 27 viajes que van hasta las zona rurales dispersas”, afirmó a La Calle Adis Ruiz Robles, gerente de la Triple A de Manaure. Ruiz Robles explicó que, además, se están haciendo intervenciones en la calle 12, 13 y 14. “Se trata de instalación de tuberías y acometidas” para mejorar el servicio”, dijo.

El caso especial de Dibulla

“Nací en Dibulla, frente al mar Caribe”: Carlos Huertas, en ‘El cantor de Fonseca’

El municipio de Dibulla está cerca de la otra fábrica natural de agua potable: la Sierra Nevada de Santa Marta. José Tomás Bermúdez Narváez, secretario de Planeación e Infraestructura de Dibulla, reconoció que su municipio “es bastante privilegiado porque nos cruzan varios ríos y tenemos unos acueductos que se abastecen por gravedad, por lo somos afortunados con el agua. Dos veces al año tenemos que hacerle mantenimiento al tubo de la bocatoma: estamos pensando en cambiar la estructura de tubería por una estructura de canales para hacer una limpieza de una manera más adecuada. El agua ha tenido ciertas dificultades en llegar, pero, gracias a Dios, se ha realizado una inversión onerosa en la potabilización y abastecimiento, en donde se construyó una nueva línea de conducción y unos tanques de almacenamiento bastante grandes”.

Luis Emilio Coronado dice que el servicio era pésimo, “pero se está mejorando, aunque
no mucho. Este es un municipio netamente hídrico, el servicio no es bueno, pero se está optimizando: regularmente, se llega de forma semanal y demora, aproximadamente, 24 horas, que no debiera ser así, deberíamos tener agua siempre”.


Este reportaje fue publicado en el impreso del Seamanrio La Calle, el lunes 8 de septiembre de 2025






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