6 jun 2022

Exigen a alcaldía de Puerto Colombia no dilatar más construcción de templo en corredor universitario

El sacerdote Diógenes Marrero, junto a la comunidad
de su iglesia, ora en el terreno donde se
edificará el templo
Por John Acosta

Los primeros monazos para demoler la parroquia de San Francisco Javier, que estaba ubicada en Villa Campestre, se dieron en la tercera semana de enero de 2021. Año y medio después, los habitantes de este sector aún están sin su templo para realizar la eucaristía. Y no es por falta de dinero, que ya está disponible, gracias a Dios: es por la negligencia de las autoridades municipales de Puerto Colombia, que no han sido capaces de garantizarle a esta numerosa comunidad el derecho a su libertad de culto. Lo peor del asunto, es que la valla con fondo amarillo y letras negras (popular en toda obra arquitectónica del país) ya está ubicada, desde hace algunas semanas, en el lote donde deber ser construida la iglesia, pero solo ha servido para alimentar falsas esperanzas en los creyentes católicos del corredor universitario, pues aún no arranca la anhelada construcción del espacio donde se congregarán, de nuevo, los fieles cristianos.

Y es que ha sido un camino tortuoso el que les ha tocado transitar a los católicos del corredor universitario, desde que a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) se le ocurrió desviar (dicen que para favorecer a una constructora) el trazo original de la Circunvalar de la Prosperidad por Puerto Colombia: el nuevo tramo pasaba justo por la mitad de la iglesia de San Francisco Javier y no hubo poder humano (superior al interés particular que obligaba a demoler la obra religiosa) capaz de hacer entrar en razón a la ANI. Año y medio después de haber sido derribado el templo, al parecer, otro interés particular se opone al levante del nuevo templo. Y debe tener mucho poder, pues las autoridades de Puerto Colombia han permanecido sumisas a él, en contra de la voluntad de la mayoría, que requiere con urgencia un lugar santo donde elevar sus plegarias a Dios.

Y así como nada pudo convencer a la ANI de que reversara ese favorecimiento particular en detrimento del bienestar general de una comunidad (y evitar tumbar la iglesia), nada ha podido, hasta ahora, convencer a la Alcaldía de Puerto Colombia de que eche para atrás ese favorecimiento al particular que no quiere la iglesia y favorezca a los fieles que necesitan volver a levantar su templo.

No es nada del otro mundo lo que se le está exigiendo a las autoridades municipales de Puerto Colombia: solo que cumplan con el sagrado deber de garantizar el derecho a culto a una comunidad que ha cumplido con todas sus obligaciones con el municipio. No es posible que haya necesidad de que la comunidad recurra a las vías de hecho para lograr que los funcionarios púbicos les haga cumplir con sus derechos constitucionales.

Y ya hubo una primera voz de alerta. La comunidad, junto con Diógenes Marrero, párroco de esta iglesia en el aire, estuvo en el lote donde se debe construir la iglesia. Con pancartas exigiendo que se les permita comenzar pronto con la construcción de su templo, oraron en el terreno donde debe ser construido templo. Aquí el video de la jornada de ese día:

Hay un dato curioso sobre el lote donde se edificará la iglesia de San Francisco Javier. Hace algún tiempo, estuvo ahí una valla donde se anunciaba la pronta construcción en ese sitio de una sede de supermercados Olímpica. La valla duró unos meses ahí, pero, al final, la Olímpica fue construida unos lotes más abajo. Lo cierto es que la comunidad católica del corredor universitario está dispuesta a santificar el sitio con la construcción de su iglesia en ese lugar.

Ojalá el anuncio reciente de la jefa política del alcalde de Puerto Colombia de adherir a un candidato presidencial ateo, no diluya más el querer de la comunidad católica del corredor universitario de construir de una vez por toda su iglesia.


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