Ese día, el hambriento universitario salió de clases con las tripas pegadas al espinazo, como la mayoría de estudiantes provincianos, de clase media, que llegan a la fría capital del país con la ilusión de hacerse profesional. El joven David Alejandro Barguil Assis iba pensando en el saldito que le quedaba en su cuenta de ahorros, en donde su madre, una respetada maestra de Cereté, Córdoba, le consignaba la ansiada mesada, que él estiraba lo más que podía hasta el próximo mes. Quedó de tercero en la fila frente al cajero electrónico y contaba, desesperado, cada milésima de segundo que demoraba quien estaba de turno en el pagador digital. Hasta que le tocó a él, por fin, sacar los cinco mil pesos que costaba el almuerzo con que debería matar a quien lo estaba matando: el hambre. Metió su tarjeta débito esperanzado, digitó la clave con el desespero de quien oye y siente el concierto de sus vísceras en el vientre. Y, entonces, recibió el más fuerte azote en su alma juvenil: apenas tenía 12 mil pesos, de los cuales el banco lo obligaba a dejar diez mil en la cuenta; es decir, apenas tenía dos mil disponibles. No le alcanzaba ni siquiera para una empanada con gaseosa.
“Pensé: bueno, ¿y los 10 mil?
Aquí, antes, retenían esos 10 mil pesos en las cuentas de ahorros. En Colombia,
hay 55 millones de cuentas de ahorros. Eso es, casi, medio billón de pesos que
estaban retenidos en los bancos”, le contó David Barguil, ya adulto, a la
revista Semana.
David Barguil en una de sus dos visitas al papa Francisco, en el Vaticano, en 2016 y 2017. Al fondo, la madre de Barguil, maestra de Cereté. Córdoba |
Eso ha sido “dándome en la
jeta con poderosos que en este país han abusado y nadie les decía nada”, dijo a
la misma revista. Entre esas está, también, la de borrón y cuenta nueva: “la
gente no esté reportada en las centrales de riesgo para que pueda acceder a
crédito formal. Van a ser 10 millones de colombianos los beneficiados que ya se
pusieron al día en sus obligaciones y serán borradas de las centrales de riesgo”,
explicó.
También
con el Icetex
Como la mayoría de jóvenes de
clase media de Colombia, David Barguil pudo pagar cada semestre de la
universidad, gracias a los préstamos del Icetex. En su caso, fue más difícil aún,
pues su papá no logró salir de las drogas y tuvo su madre, con su sueldo de
maestra, que batirse sola para sostener a su hijo en Bogotá. “Cuando me llegó
el primer recibo para empezar a pagar el crédito, casi me voy de para atrás: me
cobraron el triple de lo que me habían prestado, por los altos intereses”, le
dijo a la revista Semana.
Y una de esas 15 leyes, impulsadas
por él, es, justamente, la que le quitó los intereses en los créditos del
Icetex a los estratos 1, 2 y 3 del Sisbén. Barguil aclara, con toda la razón,
que quiere mucho al Icetex porque, gracias a esta entidad, pudo estudiar en la universidad.
“Este país va a cambiar el día que los hijos de los más pobres estudien donde
quieran y no donde les toque”, ha dicho. Su objetivo ahora es lograr el
beneficio de bajos intereses al resto de jóvenes; es decir, extenderlo también
a los que no están en el Sisbén.
Quiere
ser presidente de Colombia
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Barguil es profesional en
Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de
Colombia; especialista en Derecho Contractual y Relaciones Jurídico Negociales de
la misma universidad; becario del programa de Economía y Política de la
Université de Montreal en Canadá. Es Magíster en Gestión Pública de la
Universidad de los Andes.
A los 33 años, David Alejandro
Barguil Assis se convirtió, en 2014, en el director más joven que ha tenido el
Partido Conservador en su historia. Poco antes de ocupar ese cargo, había sido
jefe de campaña de Martha Lucía Ramírez, hoy vicepresidenta de Colombia. Hoy
tiene 40 años y es la esperanza de su partido para llegar al poder.
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duro aprendizaje de la droga
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Las duras experiencias que ha
vivido, le han servido para obtener logros en su carrera política, como el día
que no pudo sacar dinero para calmar su hambre; o la vez que casi caía de espaldas
cuando le llegó el recibo de su primera cuota del Icetex. Y recuerda lo de su
padre. “Por eso, he dicho que las drogas no son libertad, son esclavitud”.
Agrega que esas 250 mil hectáreas de coca que inundan al país hacen a Colombia
inviable porque son combustible para generar violencia. “Voy a erradicar la
coca con todos los mecanismos: la erradicación manual, la sustitución manual e,
incluso, la fumigación”, sentencia.
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David Barguil y Alejandro Char
son costeños. No se debe olvidar que fue un caribeño también quien, a partir de
1880, reorganizó y regeneró al país de la profunda crisis que se encontraba en
ese momento. De la mano del Partido Conservador, el mismo que hoy avala la precandidatura
de David Barguil, Rafael Núñez fue presidente de Colombia en cuatro ocasiones.
Tal vez, ya sea hora de que, en estos momentos aciagos del país (muy parecidos
a los que conjuró Núñez) vuelva a tener un costeño la oportunidad de enderezar
a Colombia.
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