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Escogió este texto, entre los más de 400, porque le pareció no solo diferente, sino, además, autocrítico.
Por María Camila Parra Contreras, estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Autónoma del Caribe
Ruido, caos, fuego, sangre, violencia, gritos, llanto, dolor: estos y otros sentimientos son los que hemos sentido los colombianos, en algún momento de este mes.
Nos duele nuestro país, tenemos dolor de patria. Y todo lo que deseamos es que haya un cambio en nuestra nación. Para ser sinceros, queremos un cambio, y lo exigimos, pero… en realidad, ¿hacemos parte del cambio?
Creo que somos la generación que exige muchos
derechos, pero, en realidad, ¿cumplimos con nuestros deberes? Sí, es necesario
un cambio en nuestros dirigentes, pero no me refiero un cambio solo en nuestro
presidente, que, a decir verdad, muy pronto saldrá, pues elegiremos a un nuevo mandatario el próximo año. Colombia necesita, además, un cambio de congresistas (de senadores y de representantes a la Cámara), Colombia necesita
una reducción de curules, la que se cambia en las urnas. Colombia necesita un cambio de diputados y de concejales. Colombia necesita sentido de pertenencia, necesita un verdadero amor de patria.
Muchos dicen amar a Colombia, pero celebran verla en
llamas, y a esto lo llaman “resistencia”; otros dicen amar su país, y quieren
proteger a unos, pero que sufran otros, muchos piden igualdad, pero se gozan
cuando ven al empresario quebrar…
Soy una joven de 20 años de edad, soy consciente que a
muchos les son violados sus derechos, también soy consciente de que muchos son
expertos en robar los derechos de los demás. He visto la corrupción en mis
compañeros de clase, he visto cómo rayan los baños de nuestra institución, he
visto cómo engañan a sus padres para recibir más dinero, he visto cómo pagan
para ganar exámenes. Sé que Colombia necesita un cambio, pero también sé que
el cambio empieza por casa, que el cambio empieza cuando respetamos a nuestros
padres, adultos mayores y autoridades, sé que no puedo pretender cambiar el
mundo, si ni siquiera arreglo mi cuarto, sé que no puedo querer que se
encierren a los corruptos, pero yo soy quien primero hace fraude, me vuelo un
semáforo, o falsifico documentos.
Sí, quiero que mi país cambie, sueño con una Colombia
diferente, en paz y con muchas oportunidades, quiero una Colombia próspera y
bendecida, pero, si quiero, hago; si quiero, construyo y no destruyo; si exijo,
también doy; y, si sueño, lucho por ello.
Mi mayor deseo hoy y siempre para mi país, es que cada
colombiano haga honor a lo que se proclama en nuestro himno, “comprende las
palabras del que murió en la cruz”.
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Total merecimiento para escoger este escrito, ejemplo de que no todo está perdido, y que refleja lo que la gran mayoría de colombianos piensa
ResponderBorrarAsí es mentes jóvenes y con amor de patria que amen a nuestro país 🇨🇴 gracias
ResponderBorrarExcelente opinión equilibrada de una realidad.
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