Por
John Acosta
Con la entrega de la ex
directora del Distrito Administrativo de Seguridad (DAS) en el gobierno del ex
presidente Álvaro Uribe Vélez, María del Pilar Hurtado, los enemigos del hoy
senador por el Centro Democrático esperan que Hurtado señale directamente a su
entonces jefe inmediato de haberle ordenado que expiara las conversaciones a
los opositores del aparato gubernamental de ese período presidencial. Es la
única esperanza que les queda de saciar la gran esperanza de meter en la cárcel
a Uribe Vélez. Los otros intentos han resultados infructuosos: los demás ex
directores del DAS del gobierno de Uribe, que o han sido condenados a pagar
muchos años de cárcel o todavía siguen investigados, no han acusado a su ex
jefe de dar las órdenes para cometer los delitos de los que los acusan. Tampoco
lo hizo el ex ministro del Interior Sabas Pretel de la Vega, quien todavía
sigue en la picota pública por el escándalo de la “yidispolítica”; ni el ex
ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, que ya estuvo tras las rejas por
la algarabía del programa Agro Ingreso Seguro (AIS), y quien hoy pide asilo en
otro país porque el proceso judicial en contra suya continúa; el ex ministro
del escándalo mayor del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, el de los “falsos
positivos”, está hoy en la Presidencia de la República y ya no le exigen que
culpe a su antiguo jefe de haber dado la orden de asesinar a jóvenes humildes
por parte de algunos miembros de la fuerza pública para hacérselos pasar al
Presidente como guerrilleros dados de baja: ya no se le puede seguir
importunando con eso, pues ya no es amigo de Álvaro Uribe Vélez.
Sabas Pretel de la Vega |
Andrés Felipe Arias |
Es decir, el habérsele “volteado”
a su antiguo jefe, hizo que la sociedad y la justicia perdonaran, súbitamente,
a Juan Manuel Santos de haber presidido el Ministerio de Defensa durante los tenebrosos
“falsos positivos”. Y hasta lo premiaran dándole el triunfo en la reelección.
En contraste, el seguir siendo amigo de Álvaro Uribe ha hecho que la justicia
penda en estos tiempos, como la espada de Damocles, sobre la cabeza de Luis
Carlos Restrepo (ex Comisionado de Paz en el gobierno de Uribe, por supuesto:
si no, no tuviera en esas condiciones de ahora), Sabas Pretel de la Vega,
Andrés Felipe Arias, Andrés Peñate, María del Pilar Hurtado (estos dos últimos,
ex directores del DAS), entre otros. Sería bueno que, finalmente, accedieran a
lo que las graderías (y la actual justicia colombiana) quieren: que digan que
sí, que Álvaro Uribe les ordenó hacer lo que les acusan de hacer. Es posible
que, de esta manera, obtendrían la absolución definitiva y hasta podrían ser
elegidos presidentes de la República, como Santos.
Andrés Peñate |
María del Pilar Hurtado |
La ira colectiva contra el ex
presidente Álvaro Uribe, por parte de la mitad del país que vota, centra el
motivo de su repulsión hacia el hoy senador por el partido Centro Democrático
en esos cuatro grandes escándalos que se suscitaron en los ocho años de
Gobierno del citado político antioqueño: AIS, creado para beneficiar a
campesinos, pero que unas cinco familias ricas samarias obtuvieron una gran
tajada del programa porque parcelaron sus grandes haciendas ganaderas y agrícolas para
hacerlas pasar por humildes finquitas de campesinos sin recursos; las
“chuzadas”, con las cuales se acusa a los directores del extinto DAS de expiar
conversaciones de los opositores de Uribe; la “yidispolítica”, con la que se acusa
a un ministro de ofrecer comisiones a un grupo de congresistas para que
facilitaran la aprobación de la reelección de Uribe, y los “falsos positivos”,
nombre que se le dio a la macabra determinación de asesinar jóvenes inocentes
para hacerlos pasar por combatientes ilegales muertos en combate. Las
“chuzadas” puso tras las rejas a altos funcionarios (incluyendo directores) del
ya desaparecido DAS. Los otros tres escándalos involucraron a tres ministerios:
de Agricultura, del Interior y el de Defensa Nacional.
No se necesita ser un dechado
de virtudes intelectuales para concluir que de los cuatro escándalos, el más
grave es el de los “falsos positivos”. Tampoco se puede ocultar que, gracias a
su volteada contra Uribe, el titular de la cartera de Defensa, cuando se
sucedieron estos gravísimos hechos, goza hoy de total libertad, apoyado en la
reelección por los otroras más recalcitrantes críticos de los “falsos positivos”.
Increíble. De manera que ya la tribuna no le interesa saber si Santos recibió la
orden de Uribe para eso: ni siquiera cuestiona si es culpable o no, como sí acusa
a los otros titulares de Agricultura y del Interior por hechos menos graves.
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