Por
John Acosta
Uno podría afirmar, para
expeler toda esa ira acumulada en un año de sucesivas impotencias ante las
notorias deficiencias del servicio, que la profundidad de la crisis del
capitalismo actual se ve reflejada en el hecho de que el hombre más rico del
mundo sustente su fortuna en la empresa más ineficiente del orbe. Uno, que ha
padecido en carne propia las constantes fallas de la inservible Claro, no puede
creer que el dueño de ese monumento a la inutilidad lleve tanto tiempo
apareciendo en los medios de información económica como la persona más
acaudalada del planeta.
O los clientes de Claro
somos unos idiotas o el mexicano Carlos Slim, el flamante propietario de esta
organización (¿o desorganización?), es un vivazo de primera categoría.
Los twittes a Claro por el corte del servicio el sábado 11 de enero de 2013 |
Ese sábado, como hoy, me
tocó recurrir a mi viejo BlackBerry para darle internet a mi computador, a
través de Tigo, y poder trinarle a Claro. No hay derecho. No es posible que uno
no pueda llegar a su casa, en un día laboral, cansado, con la esperanza firme
de ponerse el pijama, acostarse a disfrutar feliz de la serie de televisión que
ve, pues el capítulo de ese día está buenísimo, no puede hacerlo, como me pasó a mí hoy, porque lo
único que sale en la pantalla es un lacónico “sin señal”. Entonces,
desesperado, se levanta, desenchufa el aparato de Claro, le saca la tarjeta, la
limpia, sopla el orificio donde va introducida, con la ilusión de que sea un
sucio impertinente que no la deja coger señal, la mete, enchufa y enciende el
televisor nuevamente, nada: el mismo bendito mensaje. Con la seguridad de no darse por
vencido, oprime “Menú” en el control, escoge “Configuración”, introduce la
contraseña, le da “Enter”, espera ilusionado: nada, el mismo corto,
contundente, grosero e insolente mensaje de dos palabras. Derrotado por ese “sin
señal” que le carcome la conciencia, se levanta de la cama a ver la serie por
internet, enciende el computador y Claro lo remata ahora con un nuevo mensaje,
esta vez de cuatro palabras “sin acceso a internet”.
Carlos Slim, el hombre más rico del mundo |
Uno esperaría en la cuarta ocasión que el técnico llevara, por lo menos, un nuevo aparato de recepción de señal: nada. La factura, obvio, llega cumplida. Uno la mira esperanzado, busca bien, como esperando una última oportunidad de sensatez en Claro, a ver si le descontaron los tres días en que le interrumpieron el servicio: nada. ¿Por qué no se retira de ese operador y busca otro? Porque le sacan a relucir la cláusula de permanencia que, supuestamente, tienen prohibida las autoridades colombianas ¿Y la Superintendencia de Servicios Públicos qué? La misma pregunta me hago yo, sin respuesta, claro.
La crisis mundial del
capitalismo no solo se ve reflejada en las hambrunas del África, o en la
miseria de Haití, o en las diferencias abismales que se ven en las flamantes
ciudades de occidente, como los cordones de indigencia de los barrios Mequejo,
Evaristo Sourdis o Las Malvinas frente a las mansiones de urbanizaciones como
Lagos de Caujaral, Villa Campestre, Villa Santos o Paseo de La Castellana, solo
para mencionar a la caribeña y acogedora Barranquilla. También se ve reflejada
en que el mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, tenga cimentada
su fortuna en la ineficiente Claro.
Cuando suceden casos, como
el de hoy, uno no deja de imaginarse al magnate Carlos Slim, acostado en su
lujosa cama, disfrutando de un buen programa de televisión, en un operador
diferente a Claro porque él no confía en el buen servicio de su propia empresa.
Si creo que el Sr.Slim esté disfrutando aunque dudo que vea mucha television.
ResponderBorrarPor su artículo veo que no ha comprendido que Claro es solo una de sus tantas empresas, las principales que tiene son TELMEX y varias casas de bolsa,cadena de restaurants Sanborn's y una lista de negocios tan extensa que sería aburrido nombrarla.
Mándele un mensaje a TELMEX y de seguro que investigará su queja.
No se es el más rico así nomás.