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John AcostaArriba: centro, Nicolás Petro, en medio de su padre,
Gustavo Petro, y de su exesposa Days Vásquez.
Abajo: Mauricio Molinares, derecha; Alejandro
Gaviria, izquierda
Hoy, final y afortunadamente, se supo. Era obvio que, a pesar de tanta evidencia sobre los turbios manejos administrativos y financieros demostrados en la Universidad Autónoma del Caribe, si no se tomaba ninguna medida seria (por ejemplo, la justificada salida inmediata del rector actual, Mauricio Javier Molinares Cañavera) era porque había detrás una poderosa mano ¿negra? que impedía el desarrollo legal (y normal) para garantizar, de una vez y por todas, la sana recuperación de esta prestigiosa casa de estudios superior. Gracias a un entrevista de una exesposa maltratada, salen muchos otros trapos sucios al aire. Y, entre ellos, las extrañas siete vidas del gato en el cargo de rector actual de la Autónoma del Caribe.
Ya habíamos publicado en este blog algunas teorías del porqué, a pesar de la elocuencia de hechos contundentes, Mauricio Molinares seguía al frente de esta maltratada alma mater. Dentro de esas teorías, incluíamos el Ministerio de Educación Nacional: “Sin embargo, el ministro de Educación actual, Alejandro Gaviria, ha permanecido pasivo ante las denuncias públicas que han habido alrededor de la administración de Mauricio Molinares ¿Hasta cuándo? Dios (en quien el ministro no cree) quiera que hasta muy pronto”, concluimos, entonces, en ese texto sobre este ítem.
Dentro de lo político, señalamos que “(…) se asegura, que, con el histórico giro en el cambio del Gobierno nacional, a él -Mauricio Molinares- le ha tocado bailar con la rubia y la morena; esto es, seguir coqueteándole a la casa política tradicional del Atlántico que lo puso en la rectoría, por un lado, y, por el otro, tratar de mantener contenta a la otra casa política, que, hábilmente, se unió al petrismo y quiere arrebatarle la influencia (y el poder, por supuesto) a la casa tradicional. Algunos aseguran que Mauricio Molinares ha sabido salir airoso en esa situación difícil de cucaracha en baile de gallinas en la que se encuentra; sobre todo, con la milimétrica forma en que hizo los recientes nombramientos en los que, de acuerdo al sentir de la gente, supo satisfacer a las dos casas en disputa”.
Sobre el papel de los medios locales, nos quejábamos de que “solo Blu Caribe, El Heraldo, Lametronoticias.com y Alternativacaribe.info sacaron la noticia de la resolución” en la que la saliente Ministra de Educación del gobierno de Iván Duque apertura investigación sobre Mauricio Molinares y sus más cercanos colaboradores. “Y la W Radio también lo hizo”, reconocíamos entonces. En ese mismo ítem, lamentamos que “solo algunos días después (y antes de la entrega de la versión 2022 de los premios Mario Ceballos Araújo), Emisora Atlántico y Cardenal Noticias sacaron, no la versión del MEN, sino la versión del rector Molinares sobre esa resolución. ‘Hace dos años no había Universidad, la hemos recuperado y la Autónoma presenta grandes avances: Mauricio Molinares’, tituló Emisora Atlántico el 21 de septiembre de 2022; Cardenal Noticias se fue por esa misma línea”, lo cual, por supuesto, era una enorme mentira de Molinares. En el artículo agregamos que “al día siguiente, los directores de noticias de estos dos medios estuvieron, en forma coincidencial, entre los periodistas exaltados en la nueva categoría del Premio Mario Ceballos Araújo, Reconocimientos Especiales, creada el año anterior; obviamente, estos dos periodistas insignes jamás venderían una noticia por un premio (ni siquiera lo necesitan), pero el que Mauricio Molinares los hubiera escogidos crea una sensación de desgano, no por el merecimiento (que, sin duda, merecen más todavía), sino por venir de un rector cuestionado”.
En cuanto al papel de los sindicatos de la universidad, dijimos en ese artículo que “En la administración de Mauricio Molinares ha habido altibajos en la relación patrono-sindical. Lo que se ha percibido es que la habilidad política del rector mantenía tranquilos a los sindicatos, cediéndoles lo que pedían en las convenciones colectivas. Hasta que el inconformismo de la base trabajadora, por la demora en el pago de compromisos laborales, hizo desaparecer de un solo tajo esa especie de serenidad sindical que se vivió en tiempos recientes”.
El aterrizaje de Nicolás Petro en Uniautónoma
Es posible que esas cuatro teorías resulten cierta para la llegada del diputado del Atlántico Nicolás Petro, hijo de Gustavo Petro, actual presidente de Colombia, a influir en la toma de decisiones del Ministerio de Educación Nacional (MEN), en cabeza del saliente Alejandro Gaviria, frente a la crisis no resuelta de la Universidad Autónoma del Caribe. Lo cierto es que el MEN no hizo nada durante la administración Gaviria y, más adelante, daremos información importante que darían la clave del porqué esa actitud pasiva de este ente regulador ante los gravísimos hechos de Uniautónoma del Caribe.
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Lo que se ha hecho ver públicamente es que el petrismo tiene dos divisiones en el departamento del Atlántico: una, la izquierda tradicional del Atlántico (con Nicolás Petro, Máximo Noriega y el cura Bernardo Hoyos) y la de un sector de la clase política tradicional del Atlántico (con Armando Benedetti y la casa Torres), sin otra ideología que “al son que me toquen, bailo” y que, por razones obvias de su dogma, se unió al Pacto Histórico para lamer las mieles de la burocracia y de los contratos. No obstante, y de acuerdo a la información que compartiremos más adelante, esa tal división no existe en privado.
Al parecer, esa ala de la política tradicional acercó, inicialmente, a Mauricio Molinares con el petrismo, tal vez, en su loco afán para aferrarse en el poder de la universidad, a pesar de los hechos de malos manejos que lo salpican. “Yo no soy académico, yo soy es administrador”, es una de las desafortunadas frases conocidas de Mauricio Molinares; sin embargo, los desastrosos hechos de la universidad demuestran que tampoco es administrador. Es posible que haya querido decir “no soy académico, sino político”. Y, vaya, que esto último sí lo ha demostrado con creces: se asegura que él fue puesto en el cargo por un grupo político antepetrista y se sostiene gracias a dos grupos petristas antagónicos.
Además de su relación con el ala de la política tradicional llegada al petrismo, se dice que un amigo suyo periodista, que tiene en común con Nicolás Petro, lo acercó al ala de la izquierda tradicional del Atlántico; es decir, que se agarró de las dos vertientes del Pacto Histórico para sostenerse en la rectoría, no obstante su cuestionado manejo administrativo y financiero; en todo caso, y de acuerdo a lo que se comenta en los pasillos de la universidad, ese periodista goza hoy de los favores de Mauricio Molinares.
Es posible, también, que uno de los sindicatos de la Universidad Autónoma del Caribe, conocido por su radicalismo de izquierda, y con asiento en una de las centrales obreras del país, muy allegada, por supuesto, a Gustavo Petro, tenga algo que ver en el acercamiento entre Nicolás Petro y Molinares. O al revés: que Nicolás Petro tenga algo que ver con el ablandamiento de esta organización de trabajadores frente a la administración de Mauricio Molinares. Lo cierto es que este sindicato era uno de los más beligerantes frente a Molinares Cañavera, pero, de la noche a la mañana, pasó a tener, por lo menos, una posición ambigua ante el actual rector.
Las reuniones de Nicolás Petro con el MEN
Lo que ha extrañado enormemente ha sido la complicidad del MEN frente a lo que está ocurriendo en la Universidad Autónoma del Caribe. Nadie entendía por qué, ante tanta evidencia contundente, solo salían de sus altos cargos los amigos cercanos de Mauricio Molinares de la Universidad (a quienes el rector descabezaba, sin piedad, para salvarse), pero él se sostiene incólume como máxima cabeza administrativa y docente; es decir, era como si se desarrollara en la Autónoma del Caribe una versión pequeña de “todo sucedió a mis espaldas” del tristemente célebre proceso 8.000 en el que se vio envuelto el entonces presidente Ernesto Samper (del que salió la muy recordada parábola del elefante: el arzobispo metropolitano de Bogotá de la época, Pedro Rubiano Sáenz, dijo, con respecto a la inocencia proclamada por Samper: “Cuando a uno se le mete un elefante a la casa, tiene que verlo”).
Por eso, nadie se explicaba, hasta ahora, el porqué ni Alejandro Gaviria, ni ningún otro funcionario en el MEN, veían lo que todo el mundo mira aún atónito: el enorme elefante que se metió en la Universidad Autónoma del Caribe. Y la revelación de esa ceguera inducida se conoció hoy, gracias al especial periodístico Los Secretos de Darcy Quinn, de la emisora La FM.
Nicolás Ávila, secretario privado de Alejandro Gaviria, le reconoció al periodista Santiago Ángel, de la emisora La FM, que él, Nicolás Ávila, se reunió con Nicolás Petro en tres ocasiones y que en la tercera reunión se tocó el caso de la Universidad Autónoma del Caribe.
El primer encuentro fue el 12 de junio de 2022, una semana antes de la segunda vuelta presidencial. “En esta reunión, Nicolás solicitó el apoyo político de algunos dirigentes que habían respaldado a Alejandro Gaviria en la costa”, dijo el secretario privado del ex ministro Alejandro Gaviria a La FM.
La segunda reunión fue el 6 de julio de 2022; es decir, un día antes de que se anunciara la designación de Alejandro Gaviria como Ministro de Educación Nacional. El encuentro se desarrolló en una pastelería del norte de Bogotá. De acuerdo a lo afirmado por Nicolás Ávila a La FM, en esa reunión sí estuvo Alejandro Gaviria: además, asistió el senador Pedro Flórez, quien haría parte de la comisión sexta, que es encargada de asuntos educativos. “En la reunión, se discutió el estado de la educación en el Caribe y la importancia de fortalecer la universidad pública. Fue un encuentro protocolario”, le dijo Nicolás Ávila a La FM.
Nicolás Petro, el MEN y la Uniautónoma de Molinares
De acuerdo con lo expresado por el periodista Santiago Ángel en Los secretos de Darcy Quinn, de La FM, hubo un tercer encuentro entre el secretario privado del entonces ministro de Educación Alejandro Gaviria, Nicolás Ávila, y el diputado del Atlántico Nicolás Petro, hijo del presidente de la República, Gustavo Petro. Además de ellos dos, también estuvo presente en dicho encuentro Adelina Covo, madre de Adelina Guerrero Covo, esposa de Armando Benedetti, embajador de Colombia en Venezuela y, para muchos, mano derecha de Gustavo Petro.
Esa tercera reunión se llevó a cabo, de acuerdo a lo que le informó Ávila a Santiago Ángel, periodista de La FM, el 22 de agosto de 2022 en el apartamento de Nicolás Petro en la capital del país, Bogotá. “En dicha reunión, se me entregó una denuncia sobre presuntos hechos de corrupción en la Universidad Autónoma del Caribe. La carpeta con los documentos los radicaría oficialmente por correspondencia en el Ministerio”, le dijo Nicolás Ávila a La FM.
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¿Quién llevó las carpetas? ¿Nicolás Petro o Adelina Covo? ¿Qué papel jugó en esa reunión la suegra del embajador de Colombia en Venezuela, que es barranquillero? ¿Ha tenido que ver esa reunión con la atornillada de Mauricio Molinares en la rectoría de la Universidad Autónoma del Caribe, a pesar de los visibles malos manejos administrativos y financieros? Conocidos estos encuentros de Nicolás Petro con el MEN, sobre todo, este tercero, donde se entregaron las carpetas sobre “presuntos hechos de corrupción en la Universidad Autónoma del Caribe”, ¿dará, ahora sí, el MEN un trámite normal al proceso de recuperación de esta querida universidad, que debería incluir, indudablemente, la salida inmediata de Mauricio Javier Molinares Cañavera para acabar así con la última de las siete vidas del gato de la rectoría? Ojalá la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría General de la Nación coadyuven en esta investigación para que no sea solo flor del momento mediático.
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