Uno de los post que circulan en las redes sociales |
Por John Acosta
Pasa la mayor parte del tiempo con sus abuelos, que son antipetristas. Su madre, antipetrista también, la lleva al colegio en la mañana, antes de irse a trabajar. Y regresa en la noche a ayudarle a hacer las tareas: ella es madre soltera. Su padre (antipetrista hasta los tuétanos), que vive en el otro extremo de la ciudad, la visita un rato unas cuatro o cinco veces por semana; a veces, la lleva a los juegos infantiles de algún centro comercial. Su única tía materna, otra antipetrista a morir, vive en otra ciudad, pero habla todos los días, por videos llamadas, con su única sobrina. Todos los tíos y primos de su mamá, con quienes ella tiene bastantes relaciones, son antipetristas. A pesar de todo ello, ella, una niña de apenas seis años recién cumplidos, dice que es petrista.
Ya los abuelos le habían
advertido al papá en una de sus visitas. “Oiga, ¿y usted no sabe que su hija le
resultó petrista?”, le dijo el abuelo; sin embargo, él pensó que le estaban
mamando gallo y no prestó mayor atención. Hasta que una tarde llevaba a la niña
en el carro a un centro comercial, en compañía de sus abuelos y salió el tema
de los dos candidatos que se enfrentarían en segunda vuelta por la presidencia
de Colombia. Esta vez fue la abuela la que sacó el tema a colación, mientras señalaba
a la niña: “su hija es más petrista que el mismo Petro”; entonces, él la miró
por el espejo retrovisor y le preguntó: “¿eso es cierto, mama?”. La niña le
asintió con la cabeza. Y los abuelos soltaron, en coro, una sonora carcajada. “Yo
no sé ella de dónde habrá sacado eso?”, dijo el abuelo, después de que terminó
de reír. “Sencillo: los profesores de Fecode”, respondió el papá, en serio. Y
le volvió a preguntar a su hija, esta vez con su cabeza mirando hacia atrás,
aprovechando que estaban detenidos por el semáforo en rojo: “mama, ¿quién te enseñó
eso?”. “La seño”, le respondió la niña, con toda la sinceridad de la inocencia
de sus seis años. A continuación, un video de una niña en una escuela colombiana:
Excelente columna... que desgracias se nos están metiendo desde las bases...
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