17 dic 2019

Pinceladas para honrar la narrativa poética de Don Antonio Botero

Este texto lo escribió Carlos Blanco por su reciente viaje a
Magangué. Cuando llamó a saludar a Don Antonio, se enteró
de que estaba internado en una clínica en Medellín. Al enviar
el texto a Comarca Literaria, nos enteramos del fallecimiento
del poeta Antonio Botero Palacio

Don Antonio Botero sostiene un ejemplar de la revista PalaBrotas; a su
lado, el autor de este texto, el poeta y escritor Carlos Blanco Botero

15 de diciembre de 2019: Falleció esta tarde en Medellín, a sus 93 años, el poeta Antonio Botero Palacio. Tuve la oportunidad de conocer a un ser maravilloso. Dios lo tenga en su Gloria. Lo Recuerdo con cariño, admiración y vivo ejemplo



Por Carlos Armando Blanco Botero

“Al final de la inocencia”, novela autobiográfica, mediante la cual el poeta Antonio Botero Palacio, personificado en Arturo Bernal, salta a la escena desde su natal Mesopotamia, tierra labrada a punta de azadón, domada con el hacha de los colonizadores antioqueños y perfumada con el aroma de las flores que las matronas de esta raza pujante fueron sembrando en las orillas de los caminos que forjaron la Antioquia Grande y Altanera.


Supimos cómo Arturo sobrevivió a las fiebres que estuvieron a punto de llevársele su pierna, de ahí su “rítmico” andar. También conocimos todo el magno esfuerzo que le permitieron llegar hasta la Normal de Manizales, y hacerse maestro para siempre, así no esté frente al pizarrón. Vivió con intensidad y desafío los días de la violencia que se desató en el país, luego del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, a mediados del siglo pasado. Sus relatos nos hablan de amores y desamores, de fuerte palpitar del corazón. De la ensoñación generada por el amor.

El dolor del alma y la tragedia se hacen presentes a través de la madre de Arturo en Agua de Dios, y todo lo que esta situación representó para su padre y hermanos. Imborrables imágenes, siempre narradas desde la esencia del ser, desde lo más profundo de los sentimientos.

Arturo va y viene, se hace grande, nunca deja de enamorarse. Los avatares de la vida lo vuelven administrador ganadero y de embarcaciones para movilizar miles de reses por el río Magdalena. Con italianos conoce la buena mesa de la península.

Magangué se convierte en el puerto de anclaje de un hombre bueno, noble y piadoso.

Gracias “Al final de la inocencia” conocí la fina pluma de un poeta que ilustra con la exquisitez de las figuras literarias, una narrativa plena de emotivas acciones, impecable construcción gramatical, dominio del lenguaje y pulcritud para relatar situaciones adversas. Se siente el discurrir de las quebradas, siempre hay aroma de flores y naturaleza viva.

Espero que estas letras lleguen a su destinario, quien me solicitó un concepto de su obra. Esta mañana, cuando quise saludarlo, supe que descansa en una clínica por quebrantos de salud. Ánimo Don Antonio Botero Palacio, queremos seguir compartiendo de su sabiduría, hágale el quite a San Pedro, así como se lo hizo al enmascarado en Urrao, una noche memorable.

 Dios lo bendiga y proteja siempre. Amén.

Con infinito aprecio, Carlos Armando Blanco Botero, desde Santa Marta

1 comentario:

  1. El señor Botero fue un gran contador de historias. Conocerlo fue una experiencia inolvidable.

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Muchas gracias por su amable lectura; por favor, denos su opinión sobre el texto que acaba de leer. Muy amable de su parte