Alrededor
de las cuatro de la tarde, en medio de una fuerte lluvia que caía sobre la
Universidad Autónoma del Caribe, la Biblioteca Benjamín Sarta se inundaba del
aroma del café: el Café Filosófico daba inicio, con la ponencia de Armando
Robledo, decano de la Facultad de Ingeniería, doctor en Ciencias y magister en
Ingeniería Mecánica. El tema del encuentro fue la responsabilidad social
empresarial de una universidad.
Para
empezar, el doctor Robledo habló de forma general sobre la responsabilidad
social empresarial, poniendo como ejemplo diferentes empresas colombianas.
Expuso sobre los motivos de crear estrategias sociales empresariales, así como
las fortalezas de aquellas instituciones que se nutren de ellas. Reconoció la
importancia de un personal saludable, para una empresa saludable.
“Cuando
hablamos de responsabilizas social, en lo primero que hay que pensar es en el
desarrollo de la gente. Cada uno de nosotros, cada ser humano tiene el
privilegio de ser un destino único, cada persona tiene una misión, tiene una
posibilidad de servir a los demás y de realizarse personalmente, que es única e
irrepetible”, dijo Robledo en su participación.
Y
citó a De Roux (2011): “Por eso, el desarrollo no es otra cosa que hombres y
mujeres descubriendo su vocación humana y profesional, siendo consistentes con
lo que sienten en el alma, en el corazón, y viviéndolo en comunidad”.
Seguidamente,
el Dr. Armando aterrizó los conceptos al ámbito universitario. ¿Con quiénes se
debe implementar la responsabilidad social empresarial en una universidad?
Además de contemplar los trabajadores de la institución, es necesario incluir a
los estudiantes.
“La
responsabilidad realizada por las universidades frente a la pertinencia de
estos respecto a la realidad regional. Acá toma relevancia el entorno regional,
el cual es punto de partida cuando se va a presentar un programa o cuando este
se va a autoevaluar o se va a modernizar. Es necesario para hacer esto revisar
cuáles son las partes interesadas: Estudiantes, profesores, egresados y
empleadores”, agregó Robledo citando a Sanjuan (2011).
Hizo
especial énfasis en esta parte, trayendo a colación el caso de Jhonnier David
Coronado, el estudiante universitario que acabó con su vida en Bogotá. La
invitación fue inmediata: un llamada a cuidar de los estudiantes y, como
institución, brindarles un espacio donde puedan sentirse seguros, donde puedan
encontrar ayuda, tanto emocional como psicológica. “Aquí toma gran relevancia
los departamentos de bienestar institucional, en lo que respecta a salud,
deporte, cultura, becas y auxilios, para preparar a los estudiantes para el
éxito, preparar para formar familias y preparar para administrar recursos”,
dijo.
La
presentación finalizó con un famoso poema de la película La Sociedad de los Poetas Muertos, protagonizada, entre otros, por
Robin Williams. El doctor Robledo, con apoyo de la pieza literaria, invitó a
todos los presentes a no pasar por alto los pedidos de ayuda, ni siquiera los
de nosotros mismos. La salud mental es importante, en el área de trabajo, en la
universidad y en el hogar.
Llegado
el momento de las intervenciones del público, una estudiante se apresuró a
añadir que, además de la parte psicológica y emocional, en los seres humanos
era importante lo espiritual. ¿Dónde, entonces, se contemplaba eso? La directora
de la biblioteca, Patricia Celemin, participó para recordar la pastoral
institucional en la universidad, la cual cuenta con una capilla y encuentros
semanales.
Otro
estudiante precisó, también, que la responsabilidad empresarial no se limita
solo a las personas: el entorno con el que trabajamos y nos relacionamos
diariamente requiere de nuestra atención. El Dr. Armando concordó con él,
concluyendo que tanto en la universidad —o bien, los espacios laborales— como en
nuestras vidas personales era correcto implementar la responsabilidad social.
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