Por
John Acosta
Los hechos se empecinan en demostrar
que, al parecer, ha regresado la misma estrategia pueril de la anterior campaña
presidencial colombiana como arma trapera para desacreditar al contrincante,
ahora en otra campaña electoral, la del plebiscito.
La campaña presidencial de
2014 se caracterizó por la guerra sucia entre los candidatos más opcionados:
Juan Manuel Santos a la reelección, apoyado por los partidos de la U, Liberal y
Cambio Radical, y Óscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático. (Lea aquí: Queremos propuestas, no agravios, señores Santos y Zuluaga) El país
presenció, impávido, los ataques de lado y lado, que, incluso, rayaban en la
bajeza. Por supuesto, en estas batallas por la degradación moral y sicológica
del adversario tenía las de ganar quien ostentaba el máximo cargo de la
República, pues contaba a su disposición con toda la parafernalia económica, militar, política y hasta jurídica
para responder los ataques del contrincante y fabricar el riposte con la mayor
contundencia posible para polvorizar al enemigo. (Lea aquí: La ultraizquierda y lo más granado de la oligarquía santafereña en un mismo costal: ¿otro falso positivo? )Y, finalmente, lo logró. Óscar
Iván Zuluaga solo contaba con el apoyo tácito del procurador de entonces,
Alejandro Ordóñez; el presidente Juan Manuel Santos, con el Fiscal de la época (Luis
Eduardo Montealagre), con el Congreso, con las cortes Suprema de Justicia y la
Constitucional, el Consejo de Estado, el Consejo Nacional Electoral, los
organismo de seguridad del Estado, los medios de comunicación masiva, en fin. (Lea aquí: ¿El Fiscal Montealegre y los medios de comunicación asimilaron el golpe de la primera vuelta?)
Una vez lograda la reelección de Santos, no se volvió hablar del hácker Andrés Sepúlveda ni de la ex directora del DAS, María del Pilar Hurtado |
Era tal la fogosidad y virulencia de los ataques, que los colombianos no veíamos la hora en que pasaran esas elecciones. (Lea aquí: ¡Bendito 15 de junio de elecciones, por fin estás ahí! ) Entre los casos más sonados
con que la estrategia electoral santista atacó a su oponente está haber logrado
que el recién electo presidente de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, le retirara
el asilo territorial que le había otorgado, tres años atrás, el entonces
presidente de ese país, Ricardo Martinelli, a María del Pilar Hurtado Afanador,
quien había sido directora del ya desaparecido Distrito Administrativo de
Seguridad (DAS), entre el 23 de agosto de 2007 y el 23 de octubre de 2008, durante
el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, jefe político del candidato Zuluaga. La exfuncionaria
era buscada por delitos relacionados con el supuesto espionaje a periodistas, magistrados,
políticos y defensores de derechos humanos. Ante la cancelación de su
pasaporte, Hurtado Afanador tuvo que presentarse “voluntariamente” ante las
autoridades del Servicio Nacional de Migración de Panamá, donde le expidieron
la orden de deportación. (Lea aquí: La tarde en que las bases conservadoras abuchearon a Roberto Gerlein, derrotaron la mermelada de Juan Manuel Santos y apoyaron a Marta Lucía Ramírez )
Al entregarse a los agentes
de la Fiscalía General de la Nación, las voces de la campaña santistas decían
que ahora sí iban a encarcelar a Álvaro Uribe porque María del Pilar Hurtado iba
a llegar a acuerdos con la justicia e iba a acusar a su jefe. (Lea aquí: ¿Uribe le dio la orden a Santos para que personal bajo su mando cometieran los “falsos positivos”? ) Una vez lograda
la reelección de Santos, no se volvió a hablar del tema.
Los ex ministros de Salud Diego Palacio y del Interior Sabas Pretelt, ambos del Gobierno de Uribe, también cayeron ante la aplanadora judicial contra todo el que permanece fiel al ex presidente |
Es el caso muy similar a lo
que ahora está pasando con Andrés Felipe Arias Leyva, en plena campaña por el
plebiscito sobre los acuerdos de La Habana, entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (Farc), guerrilla liderada por alias Timochenko, y el Gobierno del
reelegido Juan Manuel Santos. (Lea aquí: ¿Por qué Arias fue a la cárcel y Santos a la Presidencia, si los "falsos positivos" fueron peores que Agro Ingreso Seguro? ) También en plena campaña presidencial, en
septiembre de 2014, la Sala de Casación de la Corte Suprema de Justicia condenó
a Arias Leyva a 17 años y 4 meses de prisión por su participación y
conocimiento en los hechos que rodearon el escándalo de Agro Ingreso Seguro. (Lea aquí: La primera vuelta demostró que las Farc siguen derechizando al país ) Aduciendo faltas de garantías procesales y una vulneración constante a su derecho
a la defensa, Arias Leyva salió del país. Una vez reelegido Santos, no se
volvió a sonar el tema hasta que se entró a campaña por el plebiscito. Se dice
que Arias Leyva goza de un asilo temporal en Estados Unidos, pero, súbitamente,
en la mañana del miércoles 24 de agosto pasado, agentes estadounidenses fueron
a la casa del ex ministro y lo capturaron. Como se recordará, Andrés Felipe
Arias fue Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, entre el 4 de febrero de
2005 y el 7 de febrero de 2009, durante el Gobierno de Álvaro Uribe, principal
exponente de la campaña por el No en el plebiscito sobre los acuerdos de
Timochenko y Juan Manuel Santos. Uribe declinó la invitación que le hizo el presidente
de Estados Unidos, Barack Obama, de celebrar en febrero pasado los 15 años del
Plan Colombia en Estados Unidos, al lado del presidente Juan Manuel Santos.
Otro de los casos sonados en
la pasada campaña presidencial fue el del escándalo del famoso hacker Andrés
Fernando Sepúlveda Ardila. Este joven
colombiano fue acusado de hackear cuentas de miembros de las Farc y negociadores
de La Habana, en un supuesto plan criminal para hacer fracasar los diálogos de
paz entre las Farc y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Por supuesto,
Sepúlveda Ardila trabajaba para la campaña de Óscar Iván Zuluaga. El candidato
fue llamado a declarar e, incluso, el entonces fiscal Montelagre obligó al hijo
del principal contendor del candidato a la reelección a declarar sobre su vinculación
al caso del hacker: David Zuluaga, quien estudiaba un doctorado en Estados
Unidos, estuvo desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la noche en el consulado
colombiano de Nueva York, respondiendo el interrogatorio de la Fiscalía General
de Colombia. Una vez reelegido Juan Manuel Santos, no se volvió a hablar del
tema. (Lea aquí: Ganaron los contratistas de la mermelada corrupta y perdió el país )
Impresiona la extraña
coincidencia de que un proceso como el del uribista Jorge Pretelt Chaljub, con
cerca de dos años de escándalo, se resuelva en su contra justo en plena campaña
por el plebiscito. Desde abril de 2009, Pretelt
Chaljub era magistrado de la Corte Constitucional, incluso, en febrero de 2015
fue Presidente de este organismo, y le tocó marginarse de la Presidencia,
precisamente, por las denuncias de pedir sobornos a Fidupetrol por 500 millones
de pesos para incidir en un fallo de tutela. El escándalo estalló en marzo de
2015. En septiembre de 2015 es acusado formalmente ante la Comisión de Acusaciones
de la Cámara de Representantes, en noviembre pasa su caso a plenaria de la
Cámara, en diciembre se aprueba la acusación y se envía al Senado para que se
adelante allí un juicio político. Solo hasta el 24 de agosto de este año, la
plenaria del Senado, de mayoría santista, levantó el fuero del magistrado al
suspenderlo de su cargo.
Después de tres años y cinco
meses de proceso, justo en plena campaña por el plebiscito, la Sala Plena del
Consejo de Estado anuló la reelección de Alejandro Ordóñez como procurador
general de la Nación. Ordóñez es cercano al ex presidente y senador Álvaro Uribe
Vélez; de hecho, ambos son opositores al gobierno del presidente Juan Manuel
Santos. (Lea aquí: ¿Por qué cuando Ordóñez destituyó e inhabilitó a más de una docena de congresistas parapolíticos no era guerrillero y cuando lo hace con Petro es ultraderechista? )
Es muy difícil evitar
relacionar estos hechos con la vieja estrategia de campaña electoral de Santos
de tratar de enlodar a sus oponentes con escándalos políticos y judiciales. Es
obvio, entonces, que los defensores del No al acuerdo de Timochenko y Juan Manuel
Santos radicalicen sus posiciones frente a ataques políticos y jurídicos
generados por el poder de la mermelada estatal.
1). RESUMEN:
ResponderBorrar"Libro manual de periodismo"
En esta obra la autora nos señala claramente que el periodista no escribe para un publico determinado sino para uno heterogéneo. (excepto de que sean publicaciones especializadas).
por lo tanto la noticia que elabore el periodista debe ser fácilmente comprendida por todos sus lectores sin excepción alguna.
Eso obliga al periodista a ser claro y breve a la hora de comunicar.
otra de sus características es que el autor de un texto informativo debe estar totalmente al margen de lo narrado.
la información periodística, cualquiera que sea, debe cumplir seis características:
claridad, brevedad, sencillez, precisión, fluidez e interés.
2). OPINIÓN:
Mientras leía estas letras pensé en la clase de periodistas a los que admiro y que en algún momento me gustaría ser y cada letra describía aquello de lo que ellos hacen y yo también quiero hacer, que es comunicar para todos, para el señor de la tienda y también para el presidente del país y a las dos partes transmitirles aquello que tengo para contar con toda la veracidad del caso, sin protagonismos en el medio solo la noticia, y ellos frente a frente.
El capitulo "las características de lenguaje" de este texto es tan claro como deberían ser todas las noticias que de verdad buscan informar a todos sin excepción, si tuviera que darle un puntaje desde mis ganas de ser una gran periodista le daría un enorme 10.
Por: Selena moreno jimenez.
grupo: A
C. social-periodismo