Por
John Acosta
El emotivo aplauso de los más
de 500 asistentes se pudo ver en todo su esplendor. Mis ojos se deleitaron con
aquella singular muestra de gratitud por parte del público al tiempo que mis
oídos escucharon el silencio sepulcral de aquella ovación muda. Entonces, recordé
de nuevo que sí es posible hacerse escuchar sin emitir palabra alguna. El
auditorio de postgrado, ubicado en el sexto piso del bloque K de la Universidad
Autónoma del Caribe, era esa mañana la más hermosa evidencia de cómo derrotar
la exclusión. Los que aplaudían alborotadamente en medio de su eterno sigilo
eran personas con discapacidad auditiva que festejaban el más reciente chiste
contado en el 2° Festival Nacional del Humor Sordo.
Los espectadores aplaudían esa
mañana como lo manda su lenguaje de señas: batiendo sus dos manos a lo alto. Y
con esa sonrisa sincera en sus rostros. Todos respiraban agradecimiento hasta por
los poros: agradecían aquella oportunidad de estar juntos, de compartir esos
momentos de éxtasis; agradecían a los organizadores del evento el que le dieran
la oportunidad de escuchar con sus ojos cada uno de los actos que, con inmenso
amor, allí se desarrollaban; se agradecían ellos mismos por esa infinita bondad
y sensibilidad que los caracterizaba y que les permitía vivir más intensamente
lo que esa mañana les brindaban. Era imposible entrar a ese recinto y no
contagiarse con el derroche de emoción que invadía el ambiente.
Los protagonistas eran, por
supuesto, los asistentes: para ellos fue diseñado el Festival Nacional del
Humor. Obviamente, detrás de la tarima, hubo personas que hicieron posible
aquella mañana mágica. María Esther Salcedo Narváez, presidenta de la Fundación
Con Justicia Social Sí Se Puede, no cabía de la dicha. “Estos es algo
majestuoso, la gente tiene que venir y hacer parte del evento porque es
indescriptible”, dijo. Ella contó que la idea de organizar el evento surgió por
un compañero de trabajo, Hugo Montoya Franco, que, en la Institución Educativa
Distrital Salvador Suárez Suárez, él vio a unos chicos sordos contando chistes
con sus manos y de ahí nació el asunto. Le contó a María Esther el proyecto que
se le acababa de ocurrir. “Apenas me dijo así, yo le dije claro, fenomenal”.
María Esther, Dual y Hugo: alma, corazón y vida del evento |
Y junto con su compañero Dual
Bolaño armaron el 1er Festival Nacional del Humor Mudo. Se hizo en la antigua Gobernación
del Atlántico. “En estos festivales participan colegios inclusivos con jóvenes
sordos, fundaciones, en fin. Por ejemplo, en este segundo festival, hay una delegación
de Pereira”.
Hugo Montoya Franco, el hombre
al que se le ocurrió la idea de hacer ese festival, es licenciado en Ciencias
Sociales y Económicas. Su labor de docente la ejerce en paralelo con su
actividad de gestor cultural, que desarrolla hace 26 años. “Tengo alrededor de
15 años, aproximadamente, trabajando con sordos. Cuando inicié, era cuentero.
Veía que los niños les gustaba los cuentos y también producían”, afirma. Recuerda
que el festival es oficial, según el acuerdo 0016 de 2014 del Concejo municipal
de Barranquilla.
Kike El Mimo, en plena acción |
Las instituciones que
participan son el Centro de Educación y Rehabilitación de la Audición y el
Lenguaje CERAL, institución de servicio social que pertenece al Club de Leones,
de Barranquilla; la Institución
Educativa Técnica Industrial, de Sabanalarga; Fundación Arte con Amor, de Sabanalarga;
Institución Educativa Inobasol, de Soledad; Fundación Social y Artística
Estación de los Sueños, de Soledad; Sordos Magos, de Sabanalarga; Los Vasos, de
Santa Marta. “Hay una delegación de intérpretes de Bogotá”, concluye orgulloso
Hugo Montoya.
Jean Carlos Barrios, Bleydys Blanco, Alexander de Armas, acompañados del intérprete |
El show central este año fue un
homenaje que los sordos del Atlántico le hicieron al comediante mexicano
Roberto Gómez Bolaños. Fue enriquecedor
ver a los niños interpretando con sus señas a El Chavo del Ocho. Henry González
Guerra, Kike El Mimo, director de la Estación de los Sueños, lleva varios años
trabajando con sordos. “El homenaje al Chavo se hace porque ese personaje ha
representado mucho para varias generaciones”, dice. Sobre los jóvenes que
participan en la obra, agrega que “uno se sorprende de lo que son capaces de hacer.
No tienen el domino de la palabra, pero tienen una imaginación que la expresan
con todo su cuerpo”.
Bleydys habla de su baile y baila |
Alexander de Armas es el alma
de la Fundación Devolver, de Barranquilla, Fundeb. “Nosotros trabajamos todos
los días la inclusión. Sabemos, por conciencia, que todos ellos son muy
productivos. Estamos proyectando, desde su discapacidad entre comillas, a la
potencialización del ser, dándoles oportunidades de emprendimiento para que se
desarrollen, autónomamente y de manera individual”.
Alexander llevó al 2º Festival
nacional del Humor a Bleydys Blanco, quien ha ocupado primeros y segundos
lugares en los campeonatos nacionales de salsa, a pesar de su ser una niña
sorda. Ella estudia en el Salvador Suárez
Suárez. “Allí hay un 62% de población sorda y el 38% son oyentes”, dice
Alexander. “Bleydys siempre tuvo esas cualidades artísticas.
A través de un intérprete,
hablamos con Bleydys Blanco. “A todos los seres humanos nos gusta la música.
Sin embargo, como no podemos escuchar, la percibimos por las vibraciones que
vienen a través del suelo. Además, hemos recibido entrenamiento, hemos
practicado. Antes no sabía, pero he recibido entrenamiento para ser lo que soy
hoy en día, una gran bailarina”, dice feliz.
Jean Carlos Barrios es un joven
sordo que también participó en la segunda entrega del Festival. Hay un video en
youtube sobre la prevención del embarazo que él protagoniza. “Esa fue una experiencia
increíble”, recuerda. “Siempre he creído que los sordos tenemos habilidades
tanto como los oyentes. Todas las limitaciones están en nuestra mente. El video muestra cómo los jóvenes debemos ser
más responsables con el uso de nuestra sexualidad, no tratar a las mujeres como
un objeto o maltratarlas”, afirma.
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