Por Linda Esperanza Aragón Muñoz
Somos la memoria que poseemos. Y la cultura es un
componente esencial de esta, siendo el punto minucioso del arte. En este
sentido, la primera edición de la revista PalaBrotas es un reflejo sólido de
los distintos carnavales de Colombia. Es, verdaderamente, una variedad de
escenarios dinámicos que reúnen la idiosincrasia de las sociedades y sus
hacedores. PalaBrotas es una fiesta vestida de arcoíris, y cada página expone
una temática atrayente, que promueve el deseo de repetir una y otra vez.
Esta revista, construida desde el Departamento de
Humanidades de la Universidad Autónoma del Caribe, pretende, por supuesto, ser
indexada; no obstante, se aleja de ser “ladrilluda”, y es aquí donde sustento
que la palabra que está entre comillas sencillamente significa: aquello que
nadie lee; lo acartonado que aburre las miradas y las apreciaciones de los
lectores. Así, pues, uno de sus grandes fines es mantener el lado armonioso en
la serie de informaciones y datos con respecto a los criterios profundos que se
desglosan a lo largo de su contenido.
Por su parte, el rector de la Uniautónoma, Ramsés Jonás
Vargas Lamadrid, se refirió a esta primera edición como el fruto de un
monumental esfuerzo; asume que los aportes de reconocidos investigadores y el
apoyo de jóvenes universitarios destacados son un pilar fundamental que impulsó
su éxito. “Este es un proyecto editorial
que hace parte de la filosofía de la Autónoma del Caribe, la Universidad, y de
ese proceso académico que a bien hemos llamado la refundación de nuestro
Claustro Universitario. Viéndolo como una oportunidad que nos permita seguir
conquistando, de modo seguro, los exigentes peldaños de la alta calidad dentro
de la educación superior en Colombia”, agrega el rector.
La presentación de la revista la hizo Carlos Blanco el 4 de agosto, Día del Periodista, ante los medios de comunicación de Barranquilla |
Otro de los objetivos de PalaBrotas es difundir el
factor humanístico de la institución: lo cultural, lo literario, lo teatral,
las artes plásticas, la danza y la música. “Todo
lo referente a la expresión humanística debe estar reflejado en la revista.
Además, quiero dejar claro que, tradicionalmente, el concepto de ‘palabrota’
está relacionado con las malas palabras; es decir, que una palabrota es una
vulgaridad, y, ante esto, nosotros quisimos resarcir esta conceptualización trillada,
porque los discursos que tienen contexto, vida y cariño son los que deberíamos
llamar palabrotas, ya que brotan del alma, del corazón y del pensamiento, por
supuesto”, expone John Acosta Rodríguez, el director del Departamento de
Humanidades.
Así mismo, Harold Ballesteros Valencia, el gestor
del nombre genuino de la revista, dice que en nuestro país, respectivamente, en
la Región Caribe las palabrotas se ligan con el vocablo plebedad, el lenguaje
soez y las frases fuertes. En efecto, su ingenio lo llevó a darle otro sentido
y significado a esta realidad: “Lo que yo
hice fue aprovechar el golpe de vista de una palabra que la gente tiene en la
cabeza, sacar del imaginario popular un texto para devolvérselo y, por último, buscar
su contenido, el cual hace referencia a las palabras que brotan y emanan. Y
esto es, en esencia, el resultado polisémico del nombre PalaBrotas”.
La composición de los párrafos se instala en la
coherencia y cohesión; por ello, el
editor general de la revista, Carlos Blanco Botero, aplicó los
parámetros gramaticales y semánticos, también una organización de los
significados moderna, ágil y llamativa. Los colores y las fotografías
capturadas por reconocidos profesionales en la materia, los recuadros, los
comillones hacen más atractivo a este trabajo arduo: “No se trata de que la revista sea ojeada, la hicimos para que sea
leída, porque ella contribuye al conocimiento general en materia de las múltiples
festividades y de los patrimonios de Colombia para la humanidad. Los temas
poseen leyendas completas que quisimos transmitirle al público lector para que
tuviera en sus manos fundamentos antropológicos, sociológicos e históricos”. Entre
tanto, PalaBrotas se pensó para que
el espectador no se sintiera agredido, sino agradado; por tal razón, salió,
gustó y se quedó.
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