Por John Acosta
Esa madrugada no hubo luna llena, ni de ningún tipo. Afuera, una brisa seca y fría movía las ramas de los árboles de la Unidad Residencial Mushaisa y, mediante la proyección de la luz emanada de los postes de concreto, las sombras oscuras formaban figuras en movimiento en la tierra. Dentro de los recién instalados estudios de Radio Cerrejón, la imagen minúscula de un locutor contrastaba con su enorme voluntad de infundirle ánimo a su voz para lograr cautivar a una audiencia esquiva, que, por primera vez, escuchaba a un profesional de la comunicación social dirigirse a ella. Después de haber tratado el tema que había preparado con rigor durante el día anterior, el joven periodista colocó una canción vallenata y le alzó el volumen a su radio UHF para escuchar los comentarios de sus oyentes. Hubiera sido mejor no haberlo hecho porque la frase que escuchó le taladró con furia su alma de luchador y le desmigajó por completo su orgullo de periodista.
- ¡Que alguien calle a ese loro, carajo!-repetían, una y otra vez, los operadores de equipo pesado de la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo.
Eran las tres y media de la madrugada del martes 5 de abril de 1994. Y el locutor llevaba ya media hora al aire: todavía faltaban 60 minutos. Era la primera vez que se realizaba un programa a esa hora desde los nacientes estudios de Radio Cerrejón. De manera que debía rebuscar fuerzas en los rincones más recónditos de su alma vulnerada y continuar hasta el final.
En realidad, todo había iniciado en enero de 1994, cuando se materializó la idea del entonces jefe de Comunicaciones de Cerrejón, Bernardo Nieto, de organizar un pequeño estudio, con los medios estrictamente necesarios, en las oficinas del X1, para realizar las primeras transmisiones radiales a través del canal 15. Entonces, había solo un programa, La Tertulia, un magazín que, desde esa época, se emite, de lunes a viernes, a partir de las 2:30 de la tarde.
El mismo Bernardo había durado dos meses detrás del locutor de esa madrugada para que le pasara una propuesta para la realización de un programa nocturno. Hasta que el periodista decidió presentarla, le aceptaron el ofrecimiento de un espacio de música de la región y llegó, cargado de ilusiones, esa inolvidable alborada de abril a los estudios de la recién nacida Radio Cerrejón: se llamaba Valores Vallenatos.
Tres años antes de ese enero de 1994, los muchachos de Base 1 habían tomado uno de los dos canales que usaban los operadores de equipo pesado para echarse chistes entre ellos (el 15 y el 16) e iniciaron a colocarles música. A los empleados les gustó tanto esa iniciativa que ellos mismos llevaban cassettes (todavía no existían los cd) para que les pusieran vallenatos en parrandas.
El canal 15 se había convertido ya en el compañero fiel en las difíciles horas laborales. Incluso, la música estaba al aire las 24 horas todos los días, pero Bernardo Nieto sentía que faltaba algo. Fue cuando decidió llevar los rudimentarios equipos de transmisión del CIS, donde queda Base 1, a las oficinas del X1 e improvisar un estudio con una consola que tenía la División de Comunicaciones. Inició La Tertulia en las tardes, luego Valores Vallenatos en las madrugadas (que, por mucho tiempo, se convirtió en uno de los de los favoritos de los oyentes), después Variedades de un Nuevo Amanecer y así hasta completar una parrilla de programación con seis programas en las horas críticas de la madrugada.
La labor realizada por el equipo de Radio Cerrejón ha sido de vital ayuda para contribuir a evitar accidentes por sueño o por fatiga. Esa dedicación ha sido reconocida. Todos los empleados se sienten orgullosos de haber recibido el premio “ExxonMobil Coal and Minerals 2001 Reconocimiento por contribución a la seguridad”. En mayo de 2007, recibe el reconocimiento de Cerrejón “Por el logro de realizar más de 2.000 horas de programación nocturna contribuyendo al desarrollo seguro de la producción en la época crítica de diciembre y enero”.
Hoy, Radio Cerrejón, el canal de la seguridad, cuenta con modernos equipos. En 2006, Cerrejón inició un proceso de licitación para entregar el canal 15 en concesión y entre los invitados estaba la Universidad Autónoma del Caribe, donde el locutor de esa madrugada de abril se desempeñaba como catedrático. La universidad lo invitó a él para que ayudara a elaborar la propuesta.
La Universidad Autónoma del Caribe ganó la licitación, convirtiéndose en el operador y administrador de Radio Cerrejón, cuyo equipo está compuesto por tres corresponsales, cuatro controles-locutores, siete periodistas-locutores, cuatro estudiantes en práctica y un director.
Aquella aciaga madrugada de abril tuvo sus buenos frutos. Radio Cerrejón es, con orgullo, el canal de la seguridad.
Esa madrugada no hubo luna llena, ni de ningún tipo. Afuera, una brisa seca y fría movía las ramas de los árboles de la Unidad Residencial Mushaisa y, mediante la proyección de la luz emanada de los postes de concreto, las sombras oscuras formaban figuras en movimiento en la tierra. Dentro de los recién instalados estudios de Radio Cerrejón, la imagen minúscula de un locutor contrastaba con su enorme voluntad de infundirle ánimo a su voz para lograr cautivar a una audiencia esquiva, que, por primera vez, escuchaba a un profesional de la comunicación social dirigirse a ella. Después de haber tratado el tema que había preparado con rigor durante el día anterior, el joven periodista colocó una canción vallenata y le alzó el volumen a su radio UHF para escuchar los comentarios de sus oyentes. Hubiera sido mejor no haberlo hecho porque la frase que escuchó le taladró con furia su alma de luchador y le desmigajó por completo su orgullo de periodista.
- ¡Que alguien calle a ese loro, carajo!-repetían, una y otra vez, los operadores de equipo pesado de la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo.
Eran las tres y media de la madrugada del martes 5 de abril de 1994. Y el locutor llevaba ya media hora al aire: todavía faltaban 60 minutos. Era la primera vez que se realizaba un programa a esa hora desde los nacientes estudios de Radio Cerrejón. De manera que debía rebuscar fuerzas en los rincones más recónditos de su alma vulnerada y continuar hasta el final.
En realidad, todo había iniciado en enero de 1994, cuando se materializó la idea del entonces jefe de Comunicaciones de Cerrejón, Bernardo Nieto, de organizar un pequeño estudio, con los medios estrictamente necesarios, en las oficinas del X1, para realizar las primeras transmisiones radiales a través del canal 15. Entonces, había solo un programa, La Tertulia, un magazín que, desde esa época, se emite, de lunes a viernes, a partir de las 2:30 de la tarde.
El mismo Bernardo había durado dos meses detrás del locutor de esa madrugada para que le pasara una propuesta para la realización de un programa nocturno. Hasta que el periodista decidió presentarla, le aceptaron el ofrecimiento de un espacio de música de la región y llegó, cargado de ilusiones, esa inolvidable alborada de abril a los estudios de la recién nacida Radio Cerrejón: se llamaba Valores Vallenatos.
Tres años antes de ese enero de 1994, los muchachos de Base 1 habían tomado uno de los dos canales que usaban los operadores de equipo pesado para echarse chistes entre ellos (el 15 y el 16) e iniciaron a colocarles música. A los empleados les gustó tanto esa iniciativa que ellos mismos llevaban cassettes (todavía no existían los cd) para que les pusieran vallenatos en parrandas.
El canal 15 se había convertido ya en el compañero fiel en las difíciles horas laborales. Incluso, la música estaba al aire las 24 horas todos los días, pero Bernardo Nieto sentía que faltaba algo. Fue cuando decidió llevar los rudimentarios equipos de transmisión del CIS, donde queda Base 1, a las oficinas del X1 e improvisar un estudio con una consola que tenía la División de Comunicaciones. Inició La Tertulia en las tardes, luego Valores Vallenatos en las madrugadas (que, por mucho tiempo, se convirtió en uno de los de los favoritos de los oyentes), después Variedades de un Nuevo Amanecer y así hasta completar una parrilla de programación con seis programas en las horas críticas de la madrugada.
La labor realizada por el equipo de Radio Cerrejón ha sido de vital ayuda para contribuir a evitar accidentes por sueño o por fatiga. Esa dedicación ha sido reconocida. Todos los empleados se sienten orgullosos de haber recibido el premio “ExxonMobil Coal and Minerals 2001 Reconocimiento por contribución a la seguridad”. En mayo de 2007, recibe el reconocimiento de Cerrejón “Por el logro de realizar más de 2.000 horas de programación nocturna contribuyendo al desarrollo seguro de la producción en la época crítica de diciembre y enero”.
Hoy, Radio Cerrejón, el canal de la seguridad, cuenta con modernos equipos. En 2006, Cerrejón inició un proceso de licitación para entregar el canal 15 en concesión y entre los invitados estaba la Universidad Autónoma del Caribe, donde el locutor de esa madrugada de abril se desempeñaba como catedrático. La universidad lo invitó a él para que ayudara a elaborar la propuesta.
La Universidad Autónoma del Caribe ganó la licitación, convirtiéndose en el operador y administrador de Radio Cerrejón, cuyo equipo está compuesto por tres corresponsales, cuatro controles-locutores, siete periodistas-locutores, cuatro estudiantes en práctica y un director.
Aquella aciaga madrugada de abril tuvo sus buenos frutos. Radio Cerrejón es, con orgullo, el canal de la seguridad.
Muy buen ensayo!!
ResponderBorrarA veces las cosas no salen como uno las planea o espera, pero todo puede variar si le metes ganas y fe. Este artículo muestra eso, un comienzo duro para aquel periodista, pero que traería consigo frutos positivos en el destino de Radio Cerrejón, el canal de la seguridad!
Es el deber de un buen comunicador encontrar la forma de llegar a un público, de buscar oportunidades, mejorar, para poder mantenerse, tener credibilidad y no dejarse caer con las duras críticas que se obtenga de los demás.. Hay una frase que se usa mucho "Nadie dijo que iba ser fácil, pero tampoco tan difícil".. así es todo comienzo, pero es de un luchador la actitud de mejorar. Me gustaron las palabras, como se describe y a veces siento que estuve ese día en el Cerrejón oyendo Radio Cerrejón....
Fantástico ensayo!
ResponderBorrarEs la muestra perfecta de los obstáculos que deben superarse para lograr las metas propuestas. No es fácil pero tampoco es imposible. Con los errores se aprende y las habilidades toman fortaleza. Saber llegar al público no es tarea fácil pero copn el timpo y el esfuerzo se logra más que llegar, motivar al público a escuchar y estar atento.
La manera en que se utilizaron las palabras y el contraste que presenta el ensayo, es simplemente grandioso.
Con respecto a lo que dice mi compañera Nohora Criado, estoy totalmente de acuerdo. El buen comunicador debe encontrar la manera de llegar al público y ganar la confiaza del mismo. y no es ni fácil ni complicado, solo es cuestión de mejorar.
ResponderBorrarGiss, Nohora, respetuosamente quiero decirles que creo que no es un ensayo, sino una crònica. pero tienen razòn con respecto a la calidad
ResponderBorrarLos cambios son difìciles, aunque con ellos vengan grandes logros.
ResponderBorrarSeguramente fue difìcil irrumpir en la vida de quienes no tenìan la costumbre de atender a lo que una voz sin rostro decìa, pero de no haber sido por la insistencia del soñador periodista quièn sabe cuàntos se estarìan privando de informarse, distraerse y concentrarse a la vez a travès de la radio